El cuclillo deposita sus huevos en nidos de otras especies.
El mejor de los embaucadores
Las cosas que todos conocemos acerca del cuclillo son su canto de primavera y sus hábitos de reproducción.
El cuclillo europeo es muy exigente al elegir el nido donde depositará sus huevos. Entre sus favoritos están los nidos de carriceros y de lavanderas blancas. Por ser decisivo que sus huevos sean depositados antes o inmediatamente después de que el anfitrión potencial haya terminado de poner los suyos, pasa varios días estudiando la situación.
Después de seleccionar a la víctima, la hembra espera a que los padres salgan en busca de alimento para volar al nido, quitar un huevo y poner uno de los suyos. Algunas veces saca primero el huevo y regresa para depositar el propio.
Como no hay mucho tiempo, el huevo es depositado sin cuidado, aunque quede colgando en el borde del nido. Asombrosamente, el huevo del cuclillo posee el mismo diseño de los otros huevos para que no se note la diferencia y, aunque a menudo es más grande, los padres adoptivos lo aceptan como propio. Para ayudarla a elegir el mejor momento para hacer el cambio, el cuclillo hembra posee la habilidad de retener el huevo en su tubo reproductor hasta 24 horas. Los huevos de los cuclillos generalmente se rompen antes que los del anfitrión, pero este día de incubación adicional dentro de la madre natural le da ventaja.
Cuando el huevo del cuclillo se rompe, el polluelo empuja los huevos para que caigan del nido. Y, como caso excepcional entre las aves que parasitan nidos, trata de deshacerse de los hermanastros y las hermanastras que hayan nacido empujándolos con sus alas para que caigan del nido. De esta manera, el intruso come todo el alimento que consiguen sus padres adoptivos.
Procedimiento cauteloso
Pero la táctica del cuclillo no siempre tiene éxito. La cautela es esencial si el ave quiere tener éxito en su engaño. Los padres adoptivos pueden darse cuenta de que ha aparecido un huevo extraño en su nido y su reacción dependerá de la especie de que se trate. Los carriceros, por ejemplo, pueden abandonar el nido y empezar otra vez, y a menudo construyen otro nido encima del anterior. Otras aves destruyen el huevo del cuclillo con su pico. Algunas construyen nidos casi cerrados, y esta puede ser una forma de defenderse de los cuclillos y otros depredadores de nidos. Sin embargo, los cuclillos hembras han desarrollado una técnica que neutraliza lo anterior, dejan caer su huevo a través del orificio de entrada al nido, gracias a que la dureza del cascarón de su huevo evita que este se rompa al caer en el fondo del nido.
En Japón, uno de los anfitriones más frecuentes de los cuclillos es el escribano de Siberia. Muchos de estos pájaros pueden identificar los huevos del cuclillo y los sacan del nido. Justo cuando parecía que el cuclillo japonés estaba perdiendo la batalla, un nuevo grupo de víctimas apareció en escena. Hace unos 30 años, las urracas emigraron hacia la zona de reproducción de los cuclillos. Estos rápidamente cambiaron de anfitriones y, 10 años después, tres cuartas partes de la población de urracas estaban criando más cuclillos que polluelos propios. Pero recientemente las urracas comenzaron a combatir a los cuclillos: aprendieron a atacarlos y a sacar sus huevos de los nidos.