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El riesgoso trabajo de los dobles de cine – A caballo

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La mayoría de las escenas difíciles o peligrosas de las películas son interpretadas por dobles.

¿Son los dobles héroes anónimos del cine?

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La mayoría de las escenas difíciles o peligrosas de las películas son interpretadas por dobles, desde una caída espectacular de un caballo a todo galope o un salto desde un acantilado hasta un choque de automóviles o una violenta pelea a puñetazos.

Fama y peligro en las escenas a caballo

El campeón mundial de rodeo Yakima Canutt fue uno de los extras más famosos de Hollywood, especializado en escenas ecuestres. Inició su carrera en la época del cine mudo, cuando se quería que el público creyera que las estrellas en verdad realizaban hazañas.

Canutt logró su mejor proeza en La diligencia (1939), cuando saltó desde su montura hasta uno de los caballos que tiraban de la diligencia. Herido por el héroe John Wayne, Canutt cayó entre los animales y fue arrastrado por ellos durante angustiosos segundos; después de que la diligencia lo arrolló, se levantó trastabillando y demostró al público que no era un truco. Canutt ganó un Óscar en 1966 por su larga trayectoria profesional y su aportación de dispositivos de seguridad para los dobles.

Ni las escenas con caballos mejor planeadas están exentas de peligro. Bob Simmons, decano de dobles inglés, relató cómo su amigo Jack Keely murió durante la filmación de la película Zarak (1956): «Todo parecía marchar bien y nuestros caballos cayeron como nunca. Cuando el director cortó la escena y preguntó si estábamos bien, miré a mi alrededor buscando a Jack, que había caído muy cerca del hueco del camarógrafo y no se había levantado; estaba allí tendido inmóvil: el caballo le había caído encima, y le había roto el cuello.»

Para enseñar a un caballo a caer se le ata una de las patas delanteras y después se jalan las riendas hacia el lado opuesto: el animal pierde entonces el equilibrio y cae. Después de muchas repeticiones el caballo caerá mientras galopa al sentir un tirón brusco del jinete hacia un costado. Para que el animal no se lastime, el suelo donde caerá se cubre con arena y paja.

En los primeros días del cine se usaban cuerdas atadas por un extremo a postes firmes y por el otro a las patas de los caballos para hacerlos tropezar, cruel técnica que fue prohibida después porque al lesionarse el lomo o el cuello había que sacrificar a los animales.

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