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El eterno David

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La técnica utilizada en esta famosa obra de arte.

¿Cómo esculpió Miguel Ángel el «David» en un bloque de mármol?

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El escultor trabajaba sin pausa, sin que parecieran molestarle el abrasador sol de la Toscana, la blanca nube de polvo que lo envolvía, ni las lascas que volaban a su alrededor, arrancadas del bloque de mármol a golpe de cincel. Trabajaba con energía sobrehumana, con absoluta concentración, subiendo y bajando por el andamio que rodeaba un bloque de mármol de 5 m de altura.

El enorme bloque de espléndido mármol había estado abandonado y olvidado en los talleres del Duomo (catedral) de Florencia durante casi 40 años, desde que Agostino di Duccio renunciase a sus intentos de esculpirlo en 1464, a resultas de los cuales la piedra quedó tan dañada como para temer que se resquebrajase al menor movimiento. El 2 de julio de 1501, los miembros de la Opera del Duomo -comisión de obras de la catedral- decidieron colocar la piedra en vertical y consultar a los artistas de la ciudad qué empleo podía dársele.

Miguel Ángel Buonarroti, que a la sazón tenía 26 años, solicitó que se le concediera la obra, presentando posiblemente un estudio preliminar de la figura gigantesca del David bíblico que pretendía esculpir. El acuerdo se cerró en agosto y Miguel Ángel puso manos a la obra el 13 de septiembre.

Un cantero convertido en modelo

El mármol se trasladó a un recinto construido a tal efecto y se colocó un poco inclinado sobre una base giratoria. A su lado, se puso una escultura de yeso de pocos centímetros que representaba a un David perfectamente proporcionado. La estructura ósea y la marcada musculatura del David estaban casi con total seguridad inspiradas en un joven cantero de la ciudad de Carrara. La versión en miniatura apenas era distinta de la figura de gran tamaño que el escultor concluiría tras tres años de trabajo, y le ayudó mucho a concluir felizmente su difícil tarea. Para trasladar las proporciones del modelo al bloque de mármol se hicieron bocetos sobre papel, dividiendo la figura horizontal y verticalmente en «cuadrados». Estos se ampliaban y se modelaban con cera o con barro, y después se copiaban de uno en uno. Miguel Ángel trabajaba 20 horas al día, bajo el implacable sol en verano y junto a humeantes braseros en invierno. Bajo la acción del cincel, la figura fue cobrando vida. La escultura que al fin surgió del mármol transmite una poderosa sensación de fortaleza gracias a la solidez del eje vertical que la recorre desde el pie derecho hasta la enorme cabeza.

Primoroso detallismo

La poderosa mano derecha de la estatua, que descansa junto al muslo, sostenía una piedra, y de la izquierda colgaba una honda por detrás del hombro. Para el acabado de las zonas más complejas -ojos, nariz, labios y cabello-, Miguel Ángel usó un taladro y una aguja en lugar del cincel.

Las representaciones tradicionales de David lo mostraban triunfante, con la cabeza de Goliat a sus pies, pero Miguel Ángel prefirió imaginar al joven David resuelto y vigilante en el momento previo al combate, combinando la flexibilidad de la juventud con una gran fortaleza física. La escultura se concluyó en 1504.

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