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Cuando los carnívoros no cazan

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El carnívoro no siempre depende de la caza.

Cuando los carnívoros no cazan

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Las hienas, que se agrupan en jaurías de hasta 30 ejemplares, aprovechan la carroña dejada por predadores como los leones, los guepardos o chitas y los perros de El Cabo. Sin embargo, los investigadores que las han estudiado sobre el terreno han visto que también cazan, ya que son animales sagaces, con una vista, olfato y oído muy agudos. Poseen además mandíbulas lo suficientemente fuertes para triturar huesos y sus dientes están adaptados para desgarrar la carne; cazan o comen carroña según se presenta la oportunidad.

Muchos otros carnívoros son también oportunistas. Los cánidos son menos escrupulosos que los félidos y más inclinados a alimentarse de carroña. África cuenta con dos miembros de la familia de los cánidos: los perros de El Cabo y los chacales. Los primeros cazan en jaurías de hasta 60 individuos y a veces matan animales tan grandes como el ñú o se enfrentan incluso a los leones, pero lo más frecuente es que se contenten con roedores o con la caza abandonada por un leopardo o un guepardo. Los chacales, por el contrario, vagan solos, en parejas o en grupos familiares y aunque cazan algunos herbívoros, como las gacelas de Thomson, también comen carroña. Como se ve, el carnívoro no depende solo de la caza, puede obtener alimento dedicándose a la limpieza de los restos.

¿Son crueles los predadores?

Los leones que arremeten contra un antílope y las águilas pescadoras que se lanzan sobre un pez lo hacen simplemente para alimentarse, igual que los flamencos cuelan el agua para obtener pequeños organismos y los escarabajos mastican hojas: cada uno ha desarrollado su propia forma de conseguir alimento. Ser predador o presa no implica amabilidad ni crueldad, es una manera de ser y la forma en que opera la naturaleza.

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