Descubra cuáles son los hábitos que pueden ayudar a prevenir la aparición de la miopía.
La miopía se ha convertido en una auténtica pandemia visual: aunque existen factores genéticos que predisponen a este defecto refractivo, los hábitos de vida tienen un papel determinante en su aparición y progresión, especialmente durante la infancia y la adolescencia.
Este artículo del portal Efesalud.com hace foco en el impacto de los hábitos en la miopía recogido en el estudio “La pandemia de la miopía. Factores que nos han hecho llegar hasta aquí y que determinarán nuestro futuro” de la Asociación Visión y Vida, de España. La miopía ha crecido de manera alarmante en todo el mundo durante las últimas décadas.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la actualidad más de 2.600 millones de personas en el mundo la padecen. Es un fenómeno mundial que plantea un importante reto de salud pública, ya que el incremento de casos de miopía alta o patológica está vinculado a un mayor riesgo de complicaciones visuales graves, como el desprendimiento de retina, la degeneración macular miópica o el glaucoma.
En la encuesta hecha para el mencionado estudio de la Asociación Visión y Vida, se registran factores controlables, que pueden ser evitados por el factor humano, y aquellos innatos que es imposible evitar y que, por lo tanto, deben recibir seguimiento desde los primeros años de vida.
Qué hábitos pueden producir miopía
Tome nota de estos hábitos que pueden influir en el desarrollo de la miopía.
- Ingesta insuficiente de frutas y verduras. La alimentación tiene una incidencia directa en la salud visual y, por supuesto, en la salud en general. Así, privar a los ojos del aporte necesario de vitaminas A, C y E, luteína y otros componentes imprescindibles para el desarrollo ocular tiene un impacto directo en el estado de la visión de los jóvenes.
- Sedentarismo y exposición a las pantallas. Los jóvenes que desde pequeños han practicado un ocio más sedentario en espacios de interior presentan un 20,7 % más de miopía que los que han jugado más en la calle, y la miopía afecta a siete de cada diez jóvenes del primer grupo. Asimismo, los que practicaban deportes de exterior son un 11 % menos miopes que los que no practicaban deporte (63,4 a 52,4 %), según explica la Asociación Visión y Vida.
- Tabaquismo. Según el estudio citado en esta nota del portal Efesalud.com, el tabaquismo muestra una relación directa con el desarrollo de la miopía, y los más precoces al fumar (entre los 10 y los 14 años) son un 17 % más miopes (47,5 %) que los que se iniciaron a los 25-30 años (30,5 %).
- Uso intensivo de la visión de cerca. Asimismo, el nivel de estudios de la persona suele guardar relación con un uso más intensivo de visión próxima y en espacios cerrados. Así sabemos que la miopía afecta a un 26 % más de personas con estudios superiores (59 %) que a aquellos solo con estudios primarios (33 %). Quienes tienen por hobby al estudio o la lectura y dedican a ello más de siete horas al día son un 15 % más miopes (64 %) que los que lo hacen menos de una hora diaria (49 %).
¿Cómo se relacionan los factores innatos con la miopía?
Por otra parte, este estudio extrae algunas variables que no son manejables, pero que deben controlarse desde los primeros años de vida para prevenir y frenar esa miopía que, probablemente, se desarrolle. Entre estas variables, destacan la genética (antecedentes familiares de primer grado con miopía), así como la edad y el enrojecimiento de los ojos cuando se usa la visión próxima. Estos factores no pueden evitarse, pero deben hacer saltar la voz de alarma a la familia cuando suceden.
Como concluye el estudio, hay tres combinaciones de factores y hábitos, y un cuarto factor único, que parecen tener una relevancia muy importante en el desarrollo de la miopía.
Son los siguientes:
Antecedentes, tabaquismo y rojez y picor de ojos en visión próxima: es la combinación con más probabilidades de desarrollar miopía. De estas, solo el tabaquismo es evitable.
Antecedentes, edad, horas ante pantallas y dieta pobre en fruta y verdura: ante los factores de la edad y los antecedentes familiares, que son incontrolables, lo único que podrá hacer la familia es acudir al oftalmólogo con frecuencia y tomar medidas ante las primeras señales de la aparición del problema. Sin embargo, las otras dos sí que se pueden trabajar usando, en la medida de lo posible, herramientas para evitar que se desarrolle la miopía o para que ocurra lo más tarde posible y en menor medida.
Antecedentes y horas al aire libre: un mayor tiempo al aire libre implica menores probabilidades de miopía.
Ningún miope en la familia: en cuarto lugar, una variable por sí sola, que indica de manera relevante que se reducen las probabilidades de que a ese menor se le desarrolle la miopía en su adolescencia o etapa adulta.
No olvide los controles regulares
Según este artículo del portal Efesalud.com, lo más sorprendente para los expertos, además de los hábitos en relación con la miopía, es que, a pesar de toda la información existente, uno de cada cuatro jóvenes nunca se ha hecho controles o lo hace cada tres años o más y, sin embargo, un 59,6 % padece picor y enrojecimiento de ojos y uno de cada tres cree que no ve bien.
Además, según esta nota del portal Efesalud.com, no solo es importante lograr que la miopía no se desarrolle, sino también controlar que no alcance cuotas de riesgo. Es decir, que no supere las cinco dioptrías, que es la considerada “miopía patológica” y que puede derivar en serios problemas en la etapa adulta del menor o joven.