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8 secretos que tenés que leer antes de tomar otra gaseosa

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Son ricas, refrescan, aportan sabor y son casi adictivas. ¿Pero cuán buenas son las gaseosas para nuestra salud? ¿Qué pasa si consumís refrescos habitualmente?

El peligro de beber gaseosa regularmente en grandes cantidades es que pueden saciar el hambre y ocupar el lugar de los nutrientes esenciales de la dieta. Los niños que se llenan con bebidas azucaradas durante las comidas o poco antes de comer, pierden el apetito y dejan de consumir alimentos más saludables y nutritivos. Y consumirlas habitualmente aporta calorías vacías que pueden contribuir a los problemas de peso.

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Las gaseosas son malas para los dientes. Contienen azúcar que favorece la proliferación de las bacterias que causan caries, y ácidos que pueden desgastar el esmalte dental. Leé con atención los rótulos para identificar los componentes de las diversas gaseosas y aguas minerales. Por ejemplo, las bebidas cola contienen gran cantidad de fosfatos, que pueden dificultar la absorción del calcio.

Un problema aún mayor es que las gaseosas redundan en una disminución en la ingesta de calcio, porque desplazan de la dieta a la leche. Los niños y los jóvenes que consumen gaseosas en lugar de leche dejan de ingerir el calcio que es fundamental para el crecimiento de los huesos.

Un niño de 27 kg de peso que bebe 375 ml de bebida cola (con 50 mg de cafeína) consume la misma proporción de cafeína que un hombre de 80 kg de peso obtendría con varias tazas de café. Si un niño está inquieto, o duerme poco, puede deberse al efecto de un exceso de gaseosas. En los adultos, la cafeína excesiva puede elevar la presión sanguínea y causar irregularidades en el ritmo cardíaco. Las personas sensibles a la cafeína deberían optar por las bebidas descafeinadas.

No te dejes confundir por las bebidas saborizadas con frutas. Las etiquetas informan que las bebidas frutales no carbonatadas suelen contener menos del 10 % de jugo de frutas y una gran cantidad de endulzantes y colorantes. Se pueden preparar bebidas saludables, refrescantes y económicas en casa si se mezcla agua mineral gasificada con jugos de frutas, con frutas frescas picadas o con cualquier variedad de los jugos de frutas sin diluir que se venden en supermercados.

Uno de los motivos por los que las gaseosas se vinculan a la obesidad podría ser que suelen consumirse con comidas rápidas que tienen una gran proporción de grasas. El azúcar presente en las gaseosas activa la producción de insulina del páncreas, pero, además, la insulina le ordena al cuerpo que almacene la grasa. Entonces, cuando el páncreas empieza a sentir los efectos del refresco, llegan la hamburguesa y las papas fritas, y como el organismo tiene más insulina que la que necesita para esa comida, almacena las grasas en lugar de quemarlas.

Un estudio publicado en la revista médica The Lancet parece indicar que beber una gaseosa por día representa para un niño un 60 % más de posibilidades de llegar a ser obeso. El estudio, realizado en el Hospital de Niños de Boston, Massachussets, se centró en 548 niños de 11 y 12 años de edad durante dos años lectivos. Se descubrió que por cada lata o vaso de bebidas endulzadas con azúcar que un niño consumió durante esos años, su índice de masa corporal aumentó. El resultado no variaba según la masa corporal inicial, la dieta que tuvieran, o los hábitos televisivos o de actividad física.

Las personas tienden a comer menos en una comida si han consumido calorías en exceso en la comida anterior, pero la tendencia no se mantiene si esas calorías adicionales provienen de bebidas. Y en el caso de los niños, es poco probable que coman menos para compensar las calorías extra de la gaseosa. El resultado final: se ingieren más calorías que las que se queman, con el inevitable aumento de peso.

¿Cómo empezó la costumbre de beber gaseosas? 

Gran Bretaña fue el primer país en embotellar limonada en el siglo XVIII, y se usaba dióxido de azufre para conservarla. Hacia 1789 Nicholas Paul, de Ginebra, inventó un método para preparar bebidas carbonatadas en grandes cantidades. El gusto por estas bebidas (pensadas originalmente como cura para la resaca) no decayó.

Las gaseosas consisten en agua carbonatada mezclada con azúcar o con edulcorante artificial, con el agregado de saborizantes naturales o artificiales y colorantes. Muchas también contienen cafeína. Aparte del estímulo de energía que otorgan la cafeína y el azúcar, las gaseosas tienen muy poco o ningún valor nutricional.

Una lata de 200 ml de bebida cola tiene unas 86 kcal; una gaseosa dietética, edulcorada artificialmente, tiene menos de 1 kcal, aunque quizá contenga cafeína y el ácido puede dañar los dientes.

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