La mejor manera de cocinarla es hervirla sin pelar, o al horno, envuelta en papel aluminio, lo que retiene la mayoría de los nutrientes, así como su profundo color rojo.
La remolacha es una verdura versátil. Puede cocinarse al horno, al vapor o a la parrilla y servirse como guarnición; puede encurtirse y comerse como ensalada o condimento; o usarse como principal ingrediente en el borscht, popular sopa del este de Europa. La parte más nutritiva, las hojas, pueden cocinarse y consumirse. Según el folclore, la remolacha tenía poderes curativos para dolores de cabeza y otras afecciones dolorosas. Hasta hoy, algunos médicos naturistas la recomiendan para aumentar la inmunidad; también sugieren usar el jugo de la remolacha cruda para acortar una convalecencia.
BENEFICIOS PARA LA SALUD
- Fuente de folato, fibra y potasio.
- Las hojas son una fuente de potasio, calcio, hierro, betacaroteno y vitamina C.
- Tiene pocas calorías.
- Ricas en fitoquímicos como antocianinas y saponinas, que pueden metabolizar el colesterol en el aparato digestivo y disminuir el riesgo de cardiopatías.
DESVENTAJAS
- Tiñe de rojo la orina y las heces, un trastorno benigno que alarma a las personas que lo confunden con sangre.
Una porción de 80 g de remolacha cocida brinda 85 mcg de folato, un 40% de los valores diarios recomendados. Sin embargo, las hojas también son nutritivas si se comen tiernas y verdes. Aportan vitamina C, betacaroteno, calcio, hierro y potasio. La remolacha más sabrosa es pequeña, con hojas verdes todavía adheridas.
La mejor manera de cocinarla es hervirla sin pelar, o al horno, envuelta en papel aluminio, lo que retiene la mayoría de los nutrientes, así como su profundo color rojo.
Después de enfriarla, la cáscara se retira fácilmente; la raíz puede cortarse en rodajas, en cubos o hacerse puré. También puede envasarse en lata y encurtirse en vinagre; aunque se pierden algunos nutrientes en el proceso, permanece el sabor dulce. Mucha gente nota que la orina y las heces adquieren un color rosa o hasta rojo después de comer remolacha. Esto no implica un problema y se produce en un 15 por ciento de las personas, que carecen de la bacteria intestinal que normalmente degrada el pigmento presente en la remolacha. Conocido como “betacianina”, este pigmento es totalmente inofensivo y pasa directamente por el aparato digestivo. La orina y las heces recuperan su color normal después de uno o dos días.