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7 Claves para mantener sus dientes sanos

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Estos hábitos son buenos para la salud, pero malos para los dientes. Siete consejos para mejorar nuestra calidad dental.
 
 

Siempre he sido diligente a la hora de cepillarme los dientes al menos dos veces al día. ¿A quién no le gusta lucir una sonrisa agradable y fresca? Pero hace seis o siete años aprendí que la técnica que empleaba no era la correcta. Como iba siempre con apuro, solía frotarme con el cepillo frenéticamente, por lo que después de décadas de limpieza excesivamente vigorosa, desarrollé una incómoda sensibilidad al calor y al frío. El dentista me explicó que el esmalte, o la capa protectora, se estaba desgastando, dejando al descubierto la dentina inferior, lo que propiciaba la sensibilidad dental. Entre otras cosas, me sugirió cepillarme suavemente arriba y abajo, en vez de hacerlo con agresividad, y dedicarle dos minutos al cepillado. “Es un caso típico —afirma el doctor Euan Swan, director de los programas dentales de la Asociación Dental Canadiense—. El paciente se siente orgulloso de cepillarse los dientes con fuerza, pero está dañándolos”. Cuando desarrollamos hábitos para mejorar nuestro bienestar, no siempre somos conscientes de los problemas que podemos causarles a nuestros dientes. “En términos de salud, los dientes suelen ser la última prioridad. Así que muchas cosas tienden a ser pasadas por alto”, declara el doctor Mark Parhar, endodoncista de Columbia Británica, Canadá, especializado en el tejido blando interno de los dientes. A continuación, las siete prácticas saludables que destrozan los dientes y cómo detener el daño.

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1. MASTICAR HIELO

El hielo no aporta calorías ni azúcar, lo refresca en un día de calor, normalmente es pH neutro y no se pega a los dientes. Por lo tanto, ¿no es más sano masticar hielo que comer dulces? Resulta que tiene sus desventajas. “El hielo es muy duro”, afirma el doctor Hendrike van Drie, periodoncista en Maastricht, Países Bajos, y presidente del grupo de trabajo de salud bucodental en el Consejo de Dentistas Europeos. “Masticar hielo daña los dientes y causa fisuras y fracturas en el esmalte y los arreglos dentales”. Van Drie añade que la constante exposición a temperaturas frías puede dar lugar a hipersensibilidad dental. “Tengo algunos pacientes que mastican hielo, y siempre intento convencerlos de que abandonen ese hábito. Lo único que tienen que hacer es no masticar cosas duras”, afirma Cool. “El esmalte es probablemente el tejido más duro de nuestro cuerpo, pero cuando se produce desgaste por el uso, existe una mayor posibilidad de que pueda alisar el contorno de los dientes”. A veces el desgaste es tan grave que puede cambiar la forma en la que se ajusta la mordida, provocando dolor en los músculos de la mandíbula. Afirma que el hielo puede ser bueno solo si se deja derretir en la boca.

2. MEDICAMENTOS QUE CAUSAN SEQUEDAD EN LA BOCA

Podría controlar un problema de salud crónica si toma los medicamentos recetados según la prescripción médica. Desafortunadamente, si toma uno o varios de los medicamentos, incluidos ciertos antidepresivos y analgésicos, que tienen como efecto secundario reducir el flujo salival, su salud bucal podría verse afectada. “Los pacientes que ingieren este tipo de medicamentos tienden a tener la boca seca, corriendo un mayor riesgo de desarrollar caries —afirma Swan—, pues no hay saliva para eliminar físicamente los restos alimenticios o ácidos.” La solución no es interrumpir la medicación, a no ser que el médico le ofrezca una alternativa, sin esos efectos secundarios. Puede intentar beber agua durante el día. También puede aumentar el flujo de saliva con chicles sin azúcar, mentas que contengan xilitol o atomizadores, geles y pastillas diseñadas específicamente para la boca seca.

 

“El agua con limón es popular, pero los jugos de frutas ácidos son los culpables del desgaste dental”

 

3. HACER EJERCICIO SIN PROTECCIÓN BUCAL

Existen muchas formas de actividad física para beneficio del cuerpo. El ejercicio es bueno para la salud cardiovascular, el control del peso y el sentido del humor. Sin embargo, la participación en deportes de impacto como las artes marciales, puede causar daños en los dientes si no los protege adecuadamente. La férula dental a medida (ajustada por un dentista) proporciona una almohadilla alrededor de los dientes en caso de impacto en la cara. Puede ser indispensable cuando existe riesgo de contacto físico, ya sea en la pista de hielo o en un ring. “Cuando no lleva férula dental es más fácil que se rompa algún diente, y ese daño cuesta después mucho repararlo”, declara Parhar, experto en odontología deportiva. El ejercicio intenso podría afectar también a la cantidad y calidad de la saliva. Un estudio sobre triatletas, publicado por el The Scandinavian Journal of Medicine & Science in Sports en 2015, reveló que cuando los atletas estaban activos, su flujo de saliva se ralentizaba mientras que el pH aumentaba. Ambos cambios pueden tener un impacto negativo en los dientes, lo que indica que cualquier persona que practique deporte de forma habitual debería ser meticulosa en su cuidado bucal.

 

4. BEBER AGUA CON LIMÓN

Se dice que beber agua con jugo de limón fresco ayuda a la digestión, fortalece el sistema inmunológico y limpia el cuerpo de toxinas. “Me gusta tomarlo como bebida caliente por las mañanas, sobre todo cuando hace frío fuera”, dice Christine Peets de 64 años, de Ontario, Canadá, quien bebe agua con limón para calmar sus problemas digestivos y mantenerse hidratada. No obstante, empezó a preocuparse cuando un familiar, aficionado también a esta bebida, descubrió que su esmalte dental estaba debilitándose. Así que Peets consultó con su dentista. “Puede que el agua con limón sea una tendencia popular, pero los jugos de frutas ácidas son los principales culpables cuando se trata del desgaste dental causado por la dieta. Aunque diluya el jugo de limón en agua, sigue aumentando el nivel de ácido de la boca”. “Si bebe y hace esto dos o tres veces al día, en un período prolongado de tiempo, me preocuparía”, declara Geraldine Cool, dentista de Alberta, Canadá, y presidente de la Asociación Canadiense de Higienistas Dentales. El dentista de Peets le aconsejó que retrasara el momento de cepillarse los dientes y hacerlo después de beber el agua con limón, también le recomendó probar una pasta de dientes para dientes sensibles y cepillarlos con menos fuerza. Beberlo rápido no es la solución perfecta, pero es mucho mejor que ingerir el preparado lentamente; utilizar un sorbete también podría disminuir los efectos perjudiciales. Compruebe que el agua no esté demasiado caliente, ya que intensifica el daño de los dientes. Y si va a beber bebidas ácidas, Cool sugiere tomar agua corriente sin gas, poco después. 

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5. CEPILLARSE LOS DIENTES DESPUÉS DE COMER

¿Su rutina mañanera incluye cepillarse los dientes inmediatamente después de desayunar? ¡Felicitaciones por cepillarse los dientes regularmente! Pero su programa necesita un retoque. Cuando come algo ácido, como naranjas o tomates, el esmalte se debilita temporalmente y se vuelve susceptible al desgaste abrasivo. Si se cepilla los dientes con fuerza, puede eliminar el esmalte, que hará que su dentadura se vuelva sensible. Esto empeora cuando se vuelve mayor, ya que las encías tienden a disminuir con la edad y se expone más superficie radicular. Las raíces de los dientes no están cubiertas por esmalte, sino por una capa llamada cemento dental. Si quiere tomar precauciones, espere aproximadamente 30 minutos antes de cepillárselos. “La saliva es un agente neutralizador y reducirá la acidez del ambiente bucal, pero esto lleva tiempo”, afirma Cool. Comer algún tipo de lácteos, especialmente queso cheddar, puede incrementar el pH del interior de la boca y liberar calcio y otras sustancias que luchan contra la placa; y enjuagarse la boca con agua puede ayudar a limpiar la suciedad entre los dientes. O cepíllelos antes de comer algo ácido, en vez de hacerlo después.

 

6. BEBER VINO A SORBOS

Es verdad que el alcohol con moderación puede ofrecer beneficios, como la reducción del riesgo de padecer diabetes, infartos o embolias. El vino tinto en particular contiene componentes que parecen aumentar el colesterol bueno y ayuda a la salud cardiovascular. Pero si el hecho de escalonar la bebida significa tener un vaso de vino durante dos horas, los dientes están en constante peligro. Es similar al problema del agua con limón. “El consumo de vino significa que sus dientes están expuestos al ácido cada vez que toma un sorbo”, afirma van Drie. Esto no quiere decir que tenga que bebérselo de un trago, sino que sería bueno que bebiera agua cuando tiene un vaso de vino o que picoteara un trozo de queso para reducir los efectos del ácido. Tenga en cuenta que no todos los vinos son igual de dañinos para los dientes. “El vino blanco tiene un pH más alto y causa más daño en menos tiempo”, declara van Drie. Por otro lado, el tinto puede manchar el esmalte blanco perlado. Entonces, ¿está pensando en cambiarse al agua carbonatada? “El agua mineral con gas es también ácida y puede dañar los dientes cuando se bebe habitualmente”.

 

7. OPTAR POR EL AGUA FLUORADA

El agua carbonatada es mejor bebida que la soda o el jugo azucarado, pero si es el único tipo de agua que consume, podría estar perdiendo la posibilidad de reducir en un 25 por ciento el número de caries. El agua fluorada está avalada por organizaciones como la Organización Mundial de la Salud. Está demostrado que reduce las caries en niños y adultos; es rentable y segura (los niveles son bajos y supervisados, y es imposible beber toda el agua que haría falta para alcanzar la toxicidad del fluoruro). Cuando bebe agua, esta se introduce en su sistema de tal manera que la saliva tiene un nivel bajo de fluoruro, que beneficia constantemente a sus dientes”, afirma Swan. Actúa como protector, especialmente en las personas mayores que tienen expuesta parte de la superficie de la raíz y que son más vulnerables a las caries. Intente beber al menos un poco de agua todos los días, siempre usando filtros, y trate de beber, cuando menos, de cuatro a ocho vasos de agua al día. Si vive en una zona rural, pida que le analicen el agua para que pueda averiguar su composición mineral, ajuste su ingesta diaria, y tenga los cuidados y filtros correspondientes según sus necesidades.

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