¿Sabía que la regeneración celular de nuestro fémur se produce tres veces al año, y que el epitelio del aparato digestivo solo tiene dos semanas en promedio?
Aprenda cómo acelerar la regeneración de las células
La degeneración (lo opuesto a la regeneración) no necesariamente es irreversible, y su organismo tiene una excelente capacidad de regeneración. Así que aproveche estos beneficios que le brinda su cuerpo y adopte las siguientes cuatro estrategias para acelerar este proceso regenerativo del cuerpo.
1. Ejercicio físico para la regeneración
Una caminata diaria y hacer una o dos sesiones por semana de ejercicios con pesas, de acuerdo con su actividad cardiovascular, beneficiará los siguientes sistemas
Músculos:
Se recomienda que después de los 70 años realice una caminata de 15 a 20 minutos, y que esta no modifique más del 20 por ciento de su frecuencia cardíaca. En caso de hacer ejercicio con pesas, que estas no superen los 12 kilogramos.
Cerebro:
El ejercicio físico libera factor neurotrófico derivado del cerebro, una sustancia que estimula nuestras células nerviosas. Tenga en cuenta que nuestro estado físico ayuda mucho a nuestro estado intelectual, y los beneficios se notan sobre todo en su memoria inmediata. Para ejercicios mentales, puede hacer sumas o multiplicaciones de cuatro dígitos en su mente.
Corazón:
Un estilo de vida basado en el consumo de grasas y muchas calorías, así como la falta de ejercicio físico, dan como resultado arterias endurecidas y tapadas que parecen ser 40 años más viejas de lo que en realidad son. Al envejecer, nuestros corazones se contraen y bombean la sangre con menor eficacia.
El ejercicio ayuda al músculo cardíaco a contraerse con mayor potencia, mantiene flexibles las arterias y retrasa el desarrollo de la arteriosclerosis.
El cardiólogo Enrique Dominé, integrante del comité organizador del XXVII Congreso Argentino de Cardiología, señaló que “las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en la Argentina» y recalcó que la probabilidad de morir por patologías cardiológicas es de cuatro a seis veces mayor que fallecer por un cáncer de mama, “enfermedad a la que tanto temen y preocupa a las mujeres”.
Huesos:
Aunque su esqueleto se volverá más liviano con los años, el ejercicio ayuda a la calcificación y, por ende, estimula el crecimiento de los huesos y la densidad ósea. Si no hace ejercicio, su densidad ósea se reducirá dos por ciento cada año, lo que aumenta la probabilidad de sufrir fracturas.
2. Duerma bien, elimine el estrés y fortalezca su vida social para la regeneración
Al dormir liberamos la hormona del crecimiento, y aunque cuando somos adultos ya no crecemos porque osificamos los huesos, esta hormona nos sirve para cicatrizar y seguir intercambiando los epitelios. Por eso, trate de no espaciar mucho sus horas de sueño.
Nuestros cerebros están diseñados para vivir en grupos desde la época prehistórica, y estamos adaptados para procesar nuestro estrés. Cuando tenemos un problema, siempre buscamos comentarlo con otra persona, y ese simple hecho atenúa nuestra angustia.
Pero cuando tenemos una situación demandante de atención de más de 20 minutos, nuestro cuerpo libera unas hormonas que nos predisponen a garantizar estrés. Este, mal enfocado, genera angustia, lo cual ala larga nos lleva a la depresión. Por eso, cuando tenga un problema, trate de adaptarlo y relajarse. La gran importancia de la reducción del estrés y de llevar una vida social activa se ilustra en los siguientes ejemplos:
Los sobrevivientes de un infarto reducen al doble la probabilidad de tener un segundo infarto si los cuidan miembros de su familia, en comparación con quienes viven solos.
Las mujeres con familias numerosas y muchos amigos tienen una mayor probabilidad de sobrevivir a los padecimientos cardíacos y al cáncer.
“Algunos cánceres, como el de mama, están muy relacionados con el aspecto de la soledad”, explica el neurólogo Eduardo Calixto González, de la Secretaría de Salud de México. Los pacientes cardíacos pueden reducir notablemente el riesgo de padecer un
infarto si disminuyen sus niveles de estrés.
3. Cerciórese de que su ingesta sea la correcta para la regeneración celular
El cuerpo humano no puede atravesar una regeneración adecuada si usted come alimentos poco saludables: azúcares refinados, pan blanco, ácidos grasos trans, embutidos y productos muy procesados.
Para poder recuperarse necesita muchos antioxidantes (frutas y vegetales verdes), proteínas (después de los 40 años se recomienda comer primero pescado y pollo, y sólo una vez por semana carne roja), vitamina B (frutos secos y rojos: moras, frutillas) y tres litros de agua por día; si le proporciona esto a su cuerpo, no sólo se lo va a agradecer su cerebro, sino también su corazón y sus músculos.
Mire este ejemplo: Cada ración diaria de vegetales reduce un cuatro por ciento (como mínimo) el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, y reduce entre un tres y un cinco por ciento el riesgo de sufrir ataques de apoplejía y enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson.
Comer cinco raciones de frutas y vegetales al día reduce hasta el 39 por ciento el riesgo de padecer diabetes.
Comer una manzana adicional por día reduce un 10 por ciento el riesgo de una muerte prematura.
Si nosotros mantenemos adecuadamente nuestra ingesta de proteínas (cuatro gramos diarios por cada kilogramo de peso) y tomamos en promedio tres litros de agua por día, también veremos beneficios a nivel fisiológico.
Debemos tener en cuenta que más de la mitad de nuestro peso corporal (60 por ciento) es agua. La necesitamos para mantenernos vivos y en perfectas condiciones de salud, porque el agua nos ayuda a liberarnos de toxinas, hidratar nuestras neuronas, el corazón, la piel y el cutis.
4. Elimine los hábitos que retrasan la regeneración celular
Fumar, incluyendo la forma pasiva, y consumir alcohol en exceso evitan que su cuerpo se recupere; sin embargo, tan pronto los deja su cuerpo seempieza a restablecer.
Por ejemplo: Personas de 40 años en adelante que fuman en promedio un atado de cigarrillos por día, la cantidad de radicales libres (agentes que lesionan su epitelio) disminuye casi a la mitad, y mientras más crónica sea esta adicción, más rápidamente depura el organismo las sustancias tóxicas.
Beber en exceso puede ocasionar en el cerebro el Síndrome de Wernicke- Korsakoff, una alteración en el metabolismo de la vitamina B que produce nerviosismo, irritabilidad y deriva en crisis convulsivas; pero con dos años (como mínimo) de no beber alcohol, hacer una dieta rica en verduras verdes como el brócoli y consumir vitamina B del complejo 1, 6 y 12, los efectos del alcohol se pueden revertir.