Inicio Salud Alimentación Clavo de olor

Clavo de olor

1187
0

El clavo de olor, la misma especia que se usa para pinchar jamones y para dar un toque especial a galletitas, muffins y otras golosinas, también puede ser un práctico reemplazo temporario del dentista y calmar el dolor de garganta.

 Los clavos de olor son los capullos sin abrir de las flores rosadas de un árbol perenne; se cosechan a mano y se secan hasta que se vuelven pardos.

Publicidad

Previene:

ARTRITIS, DEJAR DE FUMAR, DOLOR DE CABEZA, DOLOR DE GARGANTA, DOLOR DE MUELAS, ESPASMOS MENSTRUALES, INFLAMACIONES EN LA BOCA, MAREO,  PIE DE ATLETA.

¿Qué contiene? El clavo de olor contiene una sustancia antiinflmatoria llamada eugenol. En los estudios con animales esta sustancia inhibió la enzima COX-2, que incita la inflamación, la misma enzima a la que aplacan los medicamentos inhibidores de COX-2 como el Celebrex. El clavo de olor también contiene una variedad de flavonoides, entre ellos kaempferol y ramnetina, lo que explica en parte por qué sus propiedades antioxidantes son tan elevadas. La combinación de esas propiedades antiinflamatorias y antioxidantes del clavo de olor genera benefcios para la salud, desde aumentar la protección contra enfermedades cardíacas hasta ayudar a rechazar el cáncer, y también a hacer más lento el daño a cartílagos y huesos que causa la artritis. Los compuestos químicos del clavo de olor, al igual que los de la canela, también parecen mejorar la función de la insulina; el tema es que no hay aval científico que indique qué cantidad se necesitaría.

La palabra de la ciencia

La ciencia actual no tiene mucho para decir acerca del uso medicinal del clavo de olor en los seres humanos. Pero se han realizado estudios clínicos en animales de laboratorio y en tubos de ensayo, con resultados interesantes. En 2009, como investigadores de la India descubrieron que el eugenol reducía la incidencia de tumores de estómago inducidos en ratones, concluyeron que el clavo de olor algún día podría tener una función en la prevención y tratamiento del cáncer. En otro estudio publicado en 2009, científicos portugueses hicieron pruebas con el aceite de clavo de olor y descubrieron que inhibía varios hongos causantes de infecciones en seres humanos, ente ellos Candida y Aspergillus. El resultado llevó a los investigadores a recomendar más estudios en esa dirección. Finalmente, en un estudio de 2004, científicos indios decidieron investigar si había alguna base científica que respaldara la reputación legendaria del clavo de olor como afrodisíaco. Suministraron a ratas macho dosis diversas de extracto de clavo de olor diariamente durante una semana, y las reunieron con hembras receptivas. Sucedió que las dosis más altas ponían a los ratones machos particularmente juguetones y románticos, por lo que los investigadores concluyeron que el clavo de olor “potenció su comportamiento sexual”.

Tratamiento analgésico para el dolor de muelas

La medicina ecléctica estadounidense del siglo XIX, que mantenía la filosofía de estar “alineada con la naturaleza”, fue la primera en extraer el aceite volátil de los capullos de clavo de olor. En poco tiempo, sus efectos analgésicos lo convirtieron en el principal remedio casero para el dolor de muelas. En esos días en que los dentistas eran pocos y estaban a grandes distancias, la gente embebía una mota de algodón en el aceite de clavo y lo aplicaba en el diente afectado. El aceite tenía un gusto fuerte y desagradable, pero adormecía el dolor, al menos por un tiempo. El aceite de clavo de olor no solo es un analgésico efectivo, también es un potente antiséptico. Aún hoy los dentistas lo usan para desinfectar los conductos de las raíces, y se lo mezcla con óxido de zinc para preparar empastes temporarios.

 Fumadores, tomen nota: Succionar un clavo de olor te ayuda a dejar el hábito, porque se reemplaza el sabor duradero de la nicotina, que es lo que intensifica el deseo por el tabaco, con el pronunciado sabor de los clavos. La leve sensación de entumecimiento que provoca, también te ayudar a disipar la urgencia de encender un cigarrillo.

     

Artículo anteriorLa otra cara de Dublín
Artículo siguiente¡Enviá tu remate!