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Aportes saludables del café a nuestro organismo

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Para los que no podemos vivir sin una taza matutina (o tres), los últimos estudios sobre los efectos del café en la salud son tranquilizadores. Su consumo se ha relacionado con una reducción en el riesgo de contraer todo tipo de dolencias incluida la enfermedad de Parkinson, enfermedades cardíacas, diabetes tipo 2, cálculos biliares, cirrosis, cáncer de hígado, melanoma y cáncer de próstata.

De hecho, en varios estudios realizados, el consumo de cuatro o cinco tazas de café al día (o alrededor de 400 a 500 miligramos de cafeína, el principal ingrediente activo del café) se ha asociado con una reducción de la tasa de mortalidad. Un estudio publicado en 2015 en la revista Circulation, realizado a más de 200.000 individuos a los que se les hizo un seguimiento continuado durante 30 años, reveló que aquellos que tomaban de tres a cinco tazas de café al día, con o sin cafeína, tenían un 15 por ciento menos de probabilidades de morir prematuramente por cualquier causa posible que las personas que evitaban el café. Quizás lo más llamativo del estudio fue la presencia de una reducción en la tasa del riesgo de suicidios del 50 por ciento entre las personas que bebían café de manera moderada, probablemente al aumentar la producción de sustancias químicas cerebrales que tienen efectos antidepresivos.

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Como concluía un informe publicado en 2020 por investigadores de la Escuela de Salud Pública de Harvard T. H. Chan, aunque la evidencia actual no puede justificar la recomendación de la ingesta de café o cafeína para prevenir enfermedades, para la mayoría de las personas, tomarlo con moderación “puede ser parte de un estilo de vida saludable”.

¿Es saludable tomar café?

Pero esto no siempre fue así. Aparte de los muchos efectos que se considera que provoca el café, en 1991 la Organización Mundial de la Salud incluso lo incluyó en la lista de posibles carcinógenos. Pero en algunos de los estudios ahora desacreditados, era el tabaco y no el café (los dos a menudo iban de la mano), el responsable del supuesto riesgo cancerígeno.

“Estas amenazas periódicas han provocado que el público en general tenga una visión muy distorsionada de la realidad”, dice el doctor Walter C. Willett, profesor de nutrición y epidemiología en la Escuela Chan de Harvard. “A pesar de las preocupaciones que han surgido a lo largo de los años, el café es por lo general notablemente seguro y tiene una serie de importantes beneficios potenciales”.

Ello no quiere decir que el café garantice un estado de buena salud de por vida. El efecto nocivo más común asociado al café es la alteración del sueño. Si bien Willett afirma que “no es necesario llegar a un consumo cero para minimizar el impacto en el sueño”, reconoce que la sensibilidad de una persona a la cafeína probablemente aumente con la edad. La velocidad del metabolismo de las personas para absorber la cafeína varía considerablemente, lo que permite que algunas duerman bien después de tomar un café con cafeína en la cena, mientras que otras no puedan conciliar el sueño si toman un café por la tarde.

Algunos de los otros beneficios del café provienen de los polifenoles y los antioxidantes. Los polifenoles pueden inhibir el crecimiento de células cancerosas y reducir el riesgo de diabetes tipo 2. Los antioxidantes, que tienen efectos antiinflamatorios, pueden contrarrestar las enfermedades cardíacas y el cáncer.

Nada de esto significa que el café sea beneficioso independientemente de cómo se prepare. En el café sin filtrar así como el de prensa francesa, café hervido noruego, expreso o turco, se filtran sustancias químicas aceitosas llamadas diterpenos que pueden aumentar el colesterol LDL que daña las arterias. Sin embargo, estas sustancias químicas están casi ausentes tanto en el café filtrado como en el instantáneo. En cuanto al descafeinado, existen aún algunos beneficios para la salud. Al igual que el café con cafeína, los polifenoles que contiene tienen propiedades antiinflamatorias que pueden reducir el riesgo de diabetes tipo 2 y de cáncer.

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