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7 dolores que hay que tratar al instante

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Hay síntomas menores que pueden tener un daño irreversible.

Para dondequiera que vea Steve Hart, el consultor en tecnología de 49 años ve un recordatorio del riesgo que corrió y que le dañó la visión. La vista antes perfecta de Hart está afectada por un puntito que siempre estará fuera de foco, como ver una imagen en tercera dimensión sin anteojos 3D, resultado de la retina desgarrada que ignoró durante tres días. Si hubiera llamado a su médico el sábado en la mañana momento en que empezó a ver manchitas llamadas flotadores, el desgarro podría haberse reparado con un sencillo tratamiento de láser; el lunes habría podido ir a trabajar. En vez de ello esperó hasta el miércoles para consultar a su oftalmólogo, después de que de pronto perdió la mayor parte de la visión del ojo izquierdo. Ya en ese momento necesitaba una operación que le impidió trabajar durante cuatro semanas, y su vista nunca volvió a ser igual.

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“Si usted experimenta cambios en la visión, no titubee —dice Hart—. Dondequiera que esté, llame a su médico. Eso le ahorrará una increíble cantidad de dolor”.

Pero lo que Hart hizo —o no hizo— es alarmantemente común. A muchos de nosotros se nos enseña desde una edad temprana que la respuesta adulta al dolor, la debilidad o la agitación emocional es no hacer caso y aguantar. Y debido a los problemas económicos, muchos de nosotros estamos aguantando más que nunca. Una encuesta realizada por la Fundación Kaiser para la Familia reveló que el 45 por ciento de los estadounidenses está posponiendo la atención médica por este tema. Nos decimos que este proceder no tiene mayores consecuencias; que puede ser poco práctico y hasta doloroso, pero que no es realmente peligroso. Sin embargo, las investigaciones revelan que, en muchos casos, aguantarse los síntomas puede causar un daño irreversible.

Esto es válido en el caso de la depresión y las migrañas, e incluso en el de un simple esguince de tobilloLos estudios recientes demuestran que cuando uno se tuerce el tobillo, algunos de los receptores sensoriales de los ligamentos (que ayudan al cerebro a conocer la posición de la pierna y del pie) pueden dañarse permanentemente a causa de un cuidado deficiente. Como resultado, el tobillo pierde un poco de su capacidad para comunicarse con el cerebro acerca de cómo evitar un traumatismo mayor, y se vuelve vulnerable a otra lesión.

Protéjase de síntomas molestos, dolor permanente o algo peor. Aquí siete males que jamás debe pasar por alto, y cómo tratarlos.

1. Dolores de cabeza

Todos padecemos dolores de cabeza, pero en algunos casos estos pueden ser señal de una emergencia médica que ponga en peligro la vida, como una ruptura provocada por un aneurisma o una apoplejía.

  • Qué hacer:

Según los expertos de la Clínica Mayo, si experimenta un “dolor de cabeza repentino y severo como un trueno”, especialmente si empeora a pesar del descanso y de los analgésicos comunes, podría ser que un aneurisma —una debilidad en una pared arterial— se haya roto y causado una hemorragia en el cerebro. Esto es tan serio como suena y necesita atención médica inmediata. Una persona que sufre dolor de cabeza, arrastra las palabras al hablar o experimenta debilidad en un lado del cuerpo, tiene un síntoma clásico de apoplejía, casi siempre causado por una obstrucción en el suministro de sangre al cerebro. Tiene una “oportunidad dorada” de sólo unas cuantas horas en las cuales el tratamiento es más efectivo; acérquese a una sala de urgencias o llame al número de emergencias.

Si el dolor de cabeza sigue a una caída o a un golpe en la cabeza, así sea de poca importancia, puede ser el aviso de una inflamación del cerebro potencialmente mortal.

2. Migrañas

Nadie dice que estos dolores de cabeza severos e incapacitantes requieran una respuesta de emergencia. Pero los estudios han demostrado algunos hallazgos preocupantes en el caso de las mujeres que suelen experimentar migrañas con auras: distorsiones perceptuales, generalmente visuales, como luces intermitentes o zigzagueantes, o visión borrosa. Estos dolores de cabeza solían considerarse episódicos, “sin huellas de que habían ocurrido”, dice Lenore Launer, jefa de neuroepidemiología en el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento (NIA), en los Estados Unidos. Pero ya no. En los estudios de Launer, en el NIA, se observó que las mujeres que padecen migrañas con auras muestran pequeñas lesiones cerebrales, es decir pequeñas zonas en el cerebelo donde ha muerto el tejido, a un ritmo de casi el doble del de las mujeres no afectadas por migrañas. Que estos cambios cerebrales sean causados por migrañas con auras o que los cambios causen migrañas (o alguna combinación de los dos), sigue siendo tema de estudio. Pero son un motivo más para buscar tratamiento preventivo.

  • Qué hacer:

Cualquiera que sufra dolores de cabeza severos o frecuentes debe ver a un médico que le brinde los tratamientos más nuevos, incluida la ayuda para identificar y manejar los factores desencadenantes del dolor, con medicamentos que puedan abortar los ataques y controlar el dolor. No existen pruebas de que estas medidas prevengan o reduzcan las lesiones cerebrales, pero los expertos creen que disminuirán las probabilidades de que sus migrañas se vuelvan crónicas.

3. Depresión

Aunque muchas personas consideran la depresión como un mal menor, los expertos la ven como un trastorno incapacitante que debe tratarse oportunamente. Los estudios demuestran que cuanto más tiempo usted tarde en buscar ayuda, más difícil será controlar los síntomas. Y recientes estudios de imágenes han llevado, incluso, a algunos investigadores a decir que la parte del cerebro llamada hipotálamo puede encogerse en las personas con múltiples episodios de depresión.

  • Qué hacer:

Si experimenta un persistente estado de ánimo de tristeza o ansiedad, sentimientos de desesperanza, falta de interés en el trabajo o los pasatiempos, o pensamientos recurrentes de muerte o suicidio, busque la ayuda de un psicólogo, un psiquiatra u otro profesional de la salud mental, dice Kay Redfield Jamison, profesora de psiquiatría en Johns Hopkins. O por lo menos asegúrese de hablar francamente de sus experiencias con su médico de cabecera, quien debería de saber cuándo enviarlo con un especialista. Las decisiones acerca de cuánto debe durar la terapia, la medicación, o ambas, debe tomarlas en conjunto con un profesional de la salud mental, y no por su cuenta. Muchas personas dejan de tomar sus medicamentos, lo que puede tener un mal resultado o incluso una recaída.

4. Esguinces de tobillo

Cuando se tuerce el tobillo, estira uno o más de los tres ligamentos principales que mantienen unida la articulación. Si no se trata el esguince de manera correcta, las fibras de estos ligamentos pueden sanar en una posición acortada o alargada, y volverse susceptible a otra lesión. En efecto, hasta el 30 por ciento de quienes se tuercen los tobillos desarrollan una “inestabilidad crónica del mismo”, lo que lleva a un ciclo de lesiones repetidas.

  • Qué hacer:

Si sufre un esguince en el tobillo y no puede caminar ni apoyarse en él, acuda a una sala de urgencias para descartar un daño severo de los ligamentos y huesos rotos. Si puede caminar sin que el dolor sea terrible, envuelva su tobillo con una venda de compresión para reducir la hinchazón y no camine. Eleve el tobillo lo más que pueda durante 48 horas, y aplíquese hielo durante 20 minutos, cada dos horas. Incluso después de que el dolor y la inflamación hayan desaparecido, no se considere completamente curado, dice el médico cirujano John Kennedy, del Hospital para Cirugía Especial de Nueva York; para cerciorarse de que no sufra una nueva lesión en el tobillo, necesita fortalecerlo. Kennedy recomienda un régimen de ejercicios para mejorar el equilibrio, incluido éste: párese sobre un pie, y mantenga la otra pierna doblada; luego cambie de piernas y repita. Empiece por cepillarse los dientes parado como un flamenco durante 30 segundos; aumente el tiempo hasta que llegue a los 3 minutos por pierna.

5. Opresión de pecho

Pese a todos los exhortos de los últimos años a tomar en serio los posibles síntomas de un ataque cardíaco, un estudio de la Asociación Médica Estadounidense mostró que del 40 al 50 por ciento de los individuos con síntomas aún los ignoran hasta por espacio de seis horas. Por desgracia, el músculo cardíaco empieza a morir menos de 30 minutos después del inicio de un ataque, según el cardiólogo intervencionista David Fischman, de la Universidad Médica Jefferson en Filadelfia, EE.UU.

Lo que resulta especialmente asombroso es que, en un estudio llevado a cabo por investigadores del Hospital NewYork- Presbyterian, se observó que las mujeres encuestadas no llamaban al número telefónico de emergencias ni siquiera si pensaban que estaban sufriendo un ataque cardíaco.

Parte del problema es que las personas esperan que un ataque cardíaco duela; empero, el síntoma más peligroso no es el dolor, sino la presión, de acuerdo con el doctor Fischman. “Es más probable que el dolor severo sea musculoesquelético; molesto, pero no peligroso”, asegura. “Hay que cuidarse de las molestias repentinas en el pecho, que se siente como si alguien se le sentara sobre él.
“La sensación de presión también puede irradiarse a los brazos, la espalda y la mandíbula. Si moverse o presionarse el pecho empeora la sensación, probablemente no sea un ataque cardíaco; si es la misma cuando se mueve, necesita ser evaluado de inmediato”. Las mujeres deben ser especialmente cautas, advierte el doctor Fischman: es menos probable que sientan presión en el pecho, y más probable que hagan caso omiso de las molestias en el brazo, la espalda o la mandíbula. “Es vital que se esté consciente del cuerpo. Si una sensación no es normal en uno, hay que hacerse examinar”.

  • Qué hacer:

Llame a su médico de inmediato; o mejor aún, haga la llamada mientras se dirige a la sala de urgencias. “Y no está por demás — aconseja el doctor Fischman—tomar una aspirina en el camino”.

6. Dolor abdominal

El mundo está lleno de dolores de estómago, pero hay ciertos dolores abdominales que no deben ignorarse. Pueden ser síntomas de apendicitis o de otros males potencialmente mortales.

  • Qué hacer:

Los dolores estomacales agudos que empeoran cuando se mueve o se despierta de un sueño profundo podrían ser la señal de un problema peligroso: apendicitis o una crisis de vesícula o colon, dice el doctor Lawrence R. Schiller, del Centro Médico de la Universidad Baylor. Si los dolores son acompañados por fiebre, inflamación o sensibilidad; vómito, diarrea o estreñimiento; un cambio en el color de la orina; o un color amarillento en la piel o el blanco de los ojos, póngase en contacto con su médico de inmediato o acuda a una sala de urgencias. Haga lo mismo si experimenta un dolor abdominal repentino que se irradia a la espalda o la ingle, especialmente si se siente mareado.

7. Cambios repentinos de visión

Según la doctora Julia Haller, oftalmóloga en jefe del Instituto de Oftalmología Wills, de Filadelfia, la gente puede aplazar el tratamiento de sus trastornos de la vista —como lo hizo Steve Hart cuando experimentó síntomas de retina desgarrada— porque es engañada por la capacidad del cerebro de compensar. “El cerebro fácilmente cambia de un ojo al otro”, explica. “Muchas personas notarán que algo anda mal con su visión, pero como todavía ven bastante bien con un ojo, no se dan cuenta de lo mal que se les ha puesto el otro”. Pero los cambios repentinos en la visión pueden indicar la presencia de varios problemas que requieren tratamiento inmediato”.

  • Qué hacer:

Si ve luces intermitentes o flotadores (que pueden parecer manchas oscuras, hebras, filamentos o telarañas) o si parece que una cortina o sombra se desliza sobre su campo visual —o si de repente no ve con un ojo— llame a un oftalmólogo inmediatamente o acuda a una sala de urgencias. Aunque un desgarro y un desprendimiento de retina se cuentan entre los trastornos más comunes asociados a estos síntomas, hay otras causas que un especialista debe descartar. La mayoría puede tratarse de manera relativamente no invasiva, diagnosticada a tiempo: cuando la retina se desgarra, hay unas cuantas horas o un día durante los cuales puede tratarse con una técnica láser no invasiva. Para un desprendimiento se necesita cirugía. “A más demora del diagnóstico, dice la Dra.Haller, menos probabilidades de recuperar la visión”.

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