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3 remedios caseros contra el dolor de muelas

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¿Quién no ha sufrido de esa desagradable molestia que es el dolor de muelas? Sin embargo, es sabido que nadie disfruta de visitar muy seguido al odontólogo, lo cual nos hace llevar sorpresas de este tipo. 

 

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En el interior de cada diente hay un nervio de una sensibilidad exquisita. El dolor es la manera que tiene la naturaleza de ex­presar que algo está molestando a ese nervio. En muchos ca­sos, el problema es una caries: la capa externa que protege al diente –el esmalte– fue corroída por los ácidos y las bacterias, llegando hasta el nervio. El problema también puede ser una muela partida. Las causas también pueden ser: una infección, un absceso, o una amalgama o corona faltante. 

 

Mientras esperás poder visitar al dentista para que solucione la causa de fondo, acercate a la despensa en busca de algo que te alivie. 

1. Lo primero es lo primero

 

Para cuidar tu dentadura, seguí estas reglas: 

  • Antes de cepillarte los dientes por la mañana, hacé un buche con vinagre de manzana. Elimina manchas, blanquea los dientes y mata las bacterias de la boca y encías. 
  • Cepillá los dientes y usá hilo dental por la mañana y por la noche y, si es posible, después de cada comida. Si no podés cepillarte después de comer, bebé algo de agua y enjuagate la boca. 
  • El cepillado debe ser suave y prolongado. Sostené el cepillo de dientes como si fuera un lápiz; aplicá un movimiento cir­cular y continuá por lo menos dos minutos. Mucha gente se cepilla con demasiada fuerza y poco tiempo. 
  • Visitá al dentista como mínimo dos veces por año. 

2. Remedios caseros

 

Aplicá clavo de olor: es un remedio tradicional para adormecer los nervios y hoy se sabe por qué: el principal com­puesto químico de esta especia, que proviene de los capullos secos de una planta perenne, es el eugenol, un anestésico natural. Pero se debe emplear con cuidado. Verter el aceite sobre el área dolorida puede empeorar el dolor si cae sobre la encía sensibilizada o la lengua. Para evitar eso, echá dos gotitas de aceite de clavo de olor sobre una mota de algodón y colocala en el diente propiamente dicho, hasta que el dolor ceda. Para hacer más rápido, usá una pizca de clavo en polvo o colocá un clavo de olor entero sobre el diente. Masticalo brevemente para liberar el aceite y mordé sosteniéndolo en el lugar, una media hora o hasta que el dolor se atenúe. 

 

Combiná jengibre y ají picante: mezclá partes iguales de estas dos especias picantes con agua para formar una pasta. Formá una bolita de algodón e impregnala con la pasta. A continuación, colocá el algodoncito sobre el diente, con cuidado de no tocar las encías o la lengua, y dejalo hasta que el dolor desaparezca (o todo lo que puedas soportar; es probable que arda). Estas especias se pueden usar juntas o por separado; ambas son analgésicas. Se probó que el jengibre y el ají picante son efectivos contra el dolor de la artritis y que el principal componente químico del ají picante –la capsaicina– bloquea los mensajes que transmiten el dolor al cerebro. 

 

Taponar la muela dañada: si lo que causa el dolor es un diente fracturado o partido, o una caries, tapar la pieza con­tribuirá a frenar el dolor hasta que puedas acudir al dentista. La goma de mascar sin azúcar funciona bien, y también la cera de velas, enfriada pero aún blanda. Algunos sanadores tradicionales recomiendan también el uso de jengibre tostado para tapar la muela que duele y así reducir el dolor. Simple­mente, mordé apretando el trocito de jengibre cocido. 

 

Un lavado con sal: con una cucharadita de sal disuelta en una taza de agua hirviendo que se ha dejado enfriar se pre­para un enjuague bucal analgésico. Hacé un buche en toda la boca, durante unos 30 segundos, y escupilo. 

 

Con un saquito de té negro: los taninos astringentes que contiene el té negro fuerte pueden aplacar el dolor, al hacer disminuir la hinchazón. Colocá un saquito de té húmedo apoyado contra la muela afectada. 

 

Manteca de maní y mostaza: algunos curanderos naturis­tas lo recomiendan, para una emergencia. Es una versión comestible de la cataplasma de mostaza que calma los dolores musculares. En este caso, se recubre un trocito de manteca de maní con una pequeña can­tidad de mostaza en polvo y se lo adhiere sobre la muela, con la parte de la mostaza hacia abajo. La mostaza provoca una contra-irritación, como la caps­aicina del ají picante, que puede interferir con los mensajes de dolor que el cuerpo transmite al cerebro. La manteca de maní mantiene la mostaza adherida a la muela. 

3. Cuándo consultar al médico

 

La mayoría de las personas experimenta algún episodio aislado de dolor de muelas o maxilares; recordalo para informar al dentista en la próxima visita. Pero si el dolor es recurrente, no esperes. Pedí una consulta, en particular si el dolor es muy intenso, si duele el hueso de la mandíbula o se percibís un latido (además del pulso), si sabés que ha perdido una amalgama o una corona o si la muela está fracturada.

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