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¿Por qué creemos en los ángeles?

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En los años 90, los ángeles acapararon la espiritualidad de muchos países. Aunque ahora la moda ha pasado, la creencia persiste.

BRETT LEVY TENÍA 14 SEMANAS de embarazo cuando recibió una inquietante llamada de su médico. Un análisis rutinario de sangre hacía pensar en “una anomalía grave”: las probabilidades de que diera a luz a un niño con síndrome de Down habían aumentado de una en 800, que es lo normal, a una en 40. Debían realizarle una amniocentesis.

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Los días anteriores al examen, cuenta, “yo estaba hecha un manojo de nervios. No podía dormir, y me sofocaba”. Entonces, agrega, sucedió algo extraordinario.

“La víspera del análisis, hacia las 4 de la mañana, no lograba conciliar el sueño. Debo de haber estado dormitando, pero creía seguir despierta. Sentí que mi difunta abuela entraba en mi habitación para decirme que todo iba a salir bien, que tendría una niña y que estaba sana.”

Y así fue. “Tres días después me dieron los resultados del examen”, continúa. Todo era normal. “Tuve una niña y está sana”. El susto del primer análisis es un misterio. Lo que no lo es, dice, es lo que pasó aquella madrugada: tuvo comunicación con un ángel.

MUCHAS ENCUESTAS MUESTRAN UNA arraigada creencia en los ángeles en varios países. Un sondeo de Harris Interactive en noviembre de 2005 reveló que casi 7 de cada 10 estadounidenses creen en ellos. (Otra encuesta realizada el año pasado por Selecciones en la Argentina entre 2.556 personas muestra que el 50 por ciento de la población cree en la existencia de los ángeles, en un país donde el 74 por ciento se reconoce como “creyente”).

A principios de los años 90, los ángeles acapararon la espiritualidad de muchos países. Casi de la noche a la mañana fueron motivo de festivales y ferias de artesanías, y tema de centenares de libros. Hollywood no se quedó atrás. Se hicieron programas de televisión y películas cuyos personajes eran estos seres celestiales.

“Causaron verdadero furor”, dice Joan Wester Anderson, autora de varios libros sobre vivencias modernas con ángeles. “Fueron una moda”.

Como cualquier moda, también ésta fue pasajera, y el raudal de libros empezó a menguar con el paso de los años. Ahora, la cultura pop ofrece opciones espirituales más audaces, como El código Da Vinci.

Con todo, aunque la moda ha pasado, la creencia en los ángeles persiste. ¿Por qué?

EN EL PLANO ESPIRITUAL, MUCHAS personas anhelan consuelo, paz, y sentir que forman parte de algo más grande que ellas mismas. “Al parecer, somos una sociedad que cree en Dios o algo parecido, pero no sabemos por qué”, dice Robert Wuthnow, profesor de Sociología de la Universidad Princeton y autor de un libro sobre la espiritualidad en ese país desde los años 50 en adelante.

Los ángeles pueden llenar ese vacío, explica Albert L. Winseman, supervisor de las encuestas religiosas de Gallup. Al creer en ellos damos “forma y rostro a algo que no comprendemos: ¿por qué estamos aquí?” El atractivo de los ángeles es tan fuerte porque el anhelo de responder esta pregunta constituye cada vez más una búsqueda individual, independiente de un credo determinado.

Los ángeles encarnan lo mejor de nuestra naturaleza, opina un especialista.

“Parte de su encanto radica en que cada uno puede elegir el sentido que les da”, afirma Wade Clark Roof, escritor y profesor de religión de la Universidad de California en Santa Bárbara. “Como se los ha sacado del contexto religioso, son accesibles para cualquier persona”.

Para comprender la esencia de los ángeles hay que acudir a los textos religiosos tradicionales: judíos, cristianos e islámicos por igual. En ellos los ángeles son reales y están muy presentes; según el Antiguo Testamento, incluso en la Creación. Como servidores de Dios, llevan sus mensajes y ayudan a aquellos a quienes se juzga dignos. Para los creyentes, siguen cumpliendo estas funciones.

En los relatos antiguos los ángeles toman formas diversas. La Carta de San Pablo a los hebreos, en el Nuevo Testamento, los describe como seres de espíritu puro, mientras que la historia de Abraham, en el Génesis, dice que pueden asumir forma humana. Pero, más allá de su aspecto, son sabios, poderosos e inmortales.

En la Biblia los ángeles son, casi siempre, anónimos (sólo dos tienen nombre: Gabriel y Miguel). A pesar del trabajo de especialistas en religión de diversas épocas, no sabemos mucho de ellos. Los textos sagrados ofrecen pocos detalles. A veces tienen alas, y otras, toman formas fantásticas, como los monstruos de cuatro cabezas mencionados por el profeta Ezequiel.

La escasez de información podría ser intencional, pues los autores de las Escrituras se concentraron en el mensaje y no en el mensajero: antes de que Abraham sacrifique a Isaac, un ángel aparece para decirle que su devoción ha complacido a Dios; cuando María Magdalena visita la tumba de Jesús, tres días después de la crucifixión, otro le dice que ya no está ahí; y según documentos musulmanes antiguos, en el año 610 el arcángel Jibreel (Gabriel) se le aparece a Mahoma para entregarle los versos que conformarían el Corán.

Actualmente, pocas personas reportan encuentros de semejante magnitud. Al parecer, los ángeles realizan ahora labores más prácticas: si alguien está en peligro, angustiado o enfermo, aparece un extraño que lo soluciona todo.

Anderson cuenta lo siguiente: “En 1983, mi hijo se dirigía a casa para pasar la Navidad con nosotros. A la una o las dos de la madrugada del 24, con 10 grados bajo cero, él y su amigo se perdieron en Indiana y se les descompuso el auto.”

Entonces, igual que en el caso de Brett Levy, en el peor momento de la situación pasó algo extraordinario.

“De repente vieron unas luces. Un hombre apareció de la nada y les preguntó: ‘¿Necesitan que los remolque?’”, y los llevó a casa de un amigo, a 16 kilómetros de ahí. Ya en la entrada, los muchachos se dieron vuelta para verlo. “Pero la calle estaba desierta”, dice Anderson.

Historias como ésta —una promesa en un sueño, una ayuda insólita— surgen en casi cualquier reunión, y en ellas los ángeles van más allá de su papel religioso tradicional.

Confiar en que esos sucesos no sean producto del azar es una idea poderosa, y no sólo porque apoya la existencia de una fuerza superior, sino también porque nos anima a pensar lo mejor de nosotros mismos y a imaginar que, en cierto momento, podríamos actuar como ángeles para alguien más.

“Los ángeles personifican lo mejor de nuestra naturaleza”, dice Roof. “Representan algo que quisiéramos que hubiera sucedido”.

Aunque estas experiencias sean genuinas para quienes las viven, generan alarma entre algunos teólogos. Para empezar, dicen, la concepción moderna de los ángeles dista mucho de su imagen bíblica.

“Según la Biblia, los ángeles provocan miedo”, dice la Rev. Dra. Alison Boden, decana de la Capilla Conmemorativa de Rockefeller, de la Universidad de Chicago. “Nos aterran. Nos cambian la vida”.

Russell Moore, decano del Seminario Teológico Bautista del Sur, en Louisville, concuerda: “En las Escrituras los ángeles son temibles, pero ahora son el sustituto new age de Dios”. Y eso, dice, es peligroso.

David Kinnaman, vicepresidente del Grupo Barna, una empresa de investigación cristiana, también se muestra preocupado. En enero, Barna reveló que casi 9 de cada 10 adolescentes, sin importar su religión, creen en los ángeles. Muchos aseguran haber tenido experiencias personales con ellos y un gran número dice que también ha visto fantasmas, demonios y brujas.

Tal creencia en lo sobrenatural, afirma Kinnaman, alimentada en gran medida por los medios masivos, confirma que a los jóvenes se les dificulta distinguir entre el bien y el mal. Lo alarmante, agrega, es que no reciben la guía necesaria para aclarar su confusión. “Para que no te lleven por el mal camino —dice— uno necesita tener una perspectiva clara.”

SEA CUAL SEA NUESTRO PUNTO de vista, sería imposible dar marcha atrás en la concepción moderna de los ángeles. Tal vez lo mejor sea tener en mente un sencillo mandamiento del Nuevo Testamento (Epístola a los Hebreos, capítulo 13, versículo 2): “No olvidéis la hospitalidad, pues por ella algunos, sin saberlo, han hospedado ángeles”.

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