Estos edificios incas pudieron sobrevivir al terremeto de 1950.
Viviendas, tiendas y edificios de oficinas quedaron reducidos a escombros cuando un terremoto sacudió la ciudad peruana de Cuzco -antigua capital del Imperio incaico-, el 21 de mayo de 1950. Si bien los edificios modernos fueron arrasados por la sacudida telúrica, los antiguos cimientos de piedra sobre los que habían sido construidos -y también los muros de los templos incas- sobrevivieron incluso a los temblores más fuertes.
Los incas fueron grandes constructores que emplearon principalmente dos técnicas para la construcción de sus templos y fortalezas. Una de ellas consistía en unir los bloques irregulares de granito, que podían pesar hasta 100 toneladas, sin necesidad de argamasa; en caso de terremoto las enormes piedras se limitarían a saltar y volverían a asentarse en su lugar. La otra consistía en emplear bloques de piedra rectangulares, de menor tamaño, dispuestos horizontalmente y unidos entre sí por canales.
Un pueblo que desconocía el hierro
El momento de mayor esplendor de la arquitectura inca se sitúa en el siglo XV y la primera mitad del siglo XVI, y coincide con el período cumbre del imperio. Los bloques de granito, extraídos en las canteras de los alrededores de Cuzco, eran transportados hasta la capital en trineos arrastrados por grandes cuadrillas de obreros. Puesto que los incas no conocían el hierro ni el transporte sobre ruedas, se servían de rodillos y palancas de madera cuando los trineos quedaban embarrancados o cuando los obreros no lograban desplazarlos.
Una vez extraídos los bloques de piedra, un equipo de trabajadores los arrastraba sobre rodillos hasta el lugar de la construcción. Colocada la primera hilera de piedras se construía una rampa de piedra y sobre ésta se instalaba la siguiente hilera. Una cuadrilla de operarios tiraba de las cuerdas atadas a las piedras; mientras, otra cuadrilla situada detrás levantaba los bloques con ayuda de sólidas palancas de madera. Una vez alcanzado el lugar donde debía colocarse la piedra, ésta se ponía de pie y se elevaba hasta su posición correcta.