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Lugares «escondidos» de la Argentina

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Destinos turísticos existen a montones. La mayoría de ellos, ampliamente conocidos por todos. No es el caso de estos destinos escondidos. 

Valles Calchaquíes: Quebrada de las flechas

Uno de los tramos más maravillosos de los Valles Calchaquíes (que incluye la región centro de la provincia de Salta, extremo oeste de la provincia de Tucumán y región noreste de la provincia de Catamarca) y que a menudo suele pasarse por alto es La Quebrada de las flechas. Al dejar atrás Angastaco (Salta) imponentes formaciones rocosas se inclinan para formar estrechos pasos con paredes de 20 m de alto a ambos lados de la ruta Nacional 40. Su origen se remonta a 15 millones de años, momento en que se formaron las montañas, lo que provocó que las placas sedimentarias del suelo se quebraran, se comenzaran a elevar y sus extremos quedaran apuntando al cielo. El efecto erosivo del viento se ocupó luego de afilarlas, lo que les otorgó el aspecto que tienen hoy en día: semejantes a cuchillas o puntas de flechas.
Consejo: si recorrés el trayecto en auto tené presente que los animales de la zona (como cabras y ovejas) pueden cruzarse en el camino. Por eso no manejes a gran velocidad.

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Simbiosis pagana y cristiana: Iruya

A pesar de que no integra el itinerario de la Quebrada de Humahuaca (ubicado en Jujuy, en el noroeste argentino) vale la pena desviarse hasta esta región ubicada a menos de 60 km de Humahuaca, hacia el este, en territorio salteño. En el Abra del Cóndor comienza el camino de montaña a través del cual se accede a Iruya que también incluye un tramo de densa selva subtropical. La región mantiene su esencia de empinadas calles de piedra y su gente, vestimenta, costumbres y viviendas han mantenido su tradición a lo largo de 250 años. Muy cerca están las ruinas precolombinas de Titiconte.
El dato: cada 1 de agosto se celebra la “Fiesta de la Pachamama” y el primer fin de semana de octubre se realiza una celebración en honor a la Virgen del Rosario que combina de manera singular paganismo y cristianismo. Durante esta fiesta se oyen quenas, cajas y sikus, acompañados por el típico baile de los cachis, símbolo de la lucha entre el bien y el mal.

“El que todo lo traga”: Saltos del Moconá

Estos cursos de agua, ubicados sobre el río Uruguay, no tienen nada que envidiarle a sus vecinas, las cataratas del Iguazú (Misiones). Moconá, “el que todo lo traga” en guaraní, es otro de los tantos bellos, espectaculares y destacables destinos de la provincia de Misiones y es en realidad un cañón de tres kilómetros de largo con caídas de agua longitudinales. Enclavada en lo más profundo de la selva misionera en la reserva de biosfera Yabotí, es considerada Parque Provincial. 
Antes del viaje: averiguá el estado del río antes de partir. Los saltos se originan en una vuelta que pega el río para volverse sobre sí mismo, por eso se ven solo cuando el Uruguay está bajo. Si vas en la época adecuada, tendrás la oportunidad de presenciar una sucesión de caídas de agua de casi el doble de largo que las Cataratas del Iguazú.

Los mejores embutidos: Colonia Caroya

Ubicada al norte de la capital cordobesa, en el Departamento Colón, Pedanía Las Cañas, se encuentra esta pintoresca región de pocos lujos, mucha limpieza y calles asfaltadas donde la verdadera estrella son los ricos embutidos que se elaboran artesanalmente. Aquí, el viajero puede combinar descanso, contacto con la naturaleza con una excelente gastronomía: salames caseros, quesos y vinos de alta calidad. En este destino se encuentra ubicada también la Estancia Jesuítica de Colonia Caroya, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2000. Esta Estancia fue el primer establecimiento agrícola – ganadero organizado por la Compañía de Jesús en el año 1616.
Consejo: lo ideal es planear el viaje en época de la celebración de la vendimia (en marzo) o en la festividad de las comidas típicas (julio).

Mirador natural: las cascadas del Nant y Fall

Muchas veces omitido en los recorridos de los viajeros se encuentra, el área protegida de Nant y Fall, a solo 19 km de Trevelin, Chubut. Aquí el arroyo que le da su nombre al lugar circula por un cañón de piedra amarillenta, cubierto por un bosque de cipreses. Este sitio es también un buen lugar de camping y de esparcimiento.
Dentro del área se puede realizar un recorrido observando especies de flora que caracterizan el área, como flores y helecho. Desde los miradores se pueden apreciar los diversos saltos: “la petiza” el más pequeño de los tres, “las mellizas” dos caídas de agua simultáneas y paralelas y “la larga” de unos 60 metros de altura, la más extensa de las tres.

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