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El Titanic bonaerense

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Club Hotel de la Ventana: la majestuosidad en sus ruinas.

A principios del siglo pasado, en la localidad de Villa Ventana, provincia de Buenos Aires, funcionó el Club Hotel de la Ventana. Inaugurado en 1911, este complejo era uno de los más grandes y lujosos de la Argentina, y en él veraneaban los miembros de la alta sociedad nacional.

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El hotel contaba con 178 habitaciones, cada una con baño privado (algo inusual para la época) e incluso había espacio destinado para el personal de servicio que llegaba junto con los huéspedes, canchas de golf y un casino, que por primera vez en Sudamérica funcionaba dentro de un hotel. Grandes personalidades como el presidente argentino Julio A. Roca, quien llamó al complejo como “La maravilla del siglo”, su colega de Brasil, Manuel Campos Salles, y la princesa Isabel de Borbón se hospedaron en el hotel.

Pero los años 1913 y 1914 no fueron buenos para el complejo. La depresión económica mundial comenzó a sentirse en nuestro país. Fue así como el hotel empezó a tener saldos en rojo.

Sin embargo, no fue la situación económica sino una decisión presidencial la que determinó el cese de las actividades: el entonces jefe de gobierno, Hipólito Yrigoyen, dictó una ley que prohibía los juegos de azar en todo el territorio nacional. Como consecuencia de esta norma, el 14 de marzo de 1920, los propietarios del Club Hotel (en su mayoría ingleses) dispusieron su cierre definitivo.

El complejo nunca volvió a funcionar aunque hubo varios intentos frustrados para su restablecimiento. Solo en 1939 la situación cambió: la derrota alemana en la batalla del Río de la Plata, entre el acorazado Graf Spee y los cruceros británicos Exeter, Achilles y Ajax, dejó a 1.055 marinos germanos varados; unos 350 fueron hospedados en el Club Hotel de la Ventana. Durante los dos años que permanecieron allí, los soldados refaccionaron los pisos y las paredes del lugar. Incluso con una orquesta le devolvieron a la zona algo del bullicio que había tenido treinta años atrás. Pero todo volvió a la normalidad con la partida de los marinos.

Hoy en día solo quedan las ruinas del hotel, pero agudizando la imaginación se puede ver lo majestuoso que llegó a ser el complejo. “Es como estar en el Titanic”, reconoció la guía turística Stella Maris Rodriguez, autora del libro Club Hotel de la Ventana. La Historia de un Gigante.

“A los visitantes les llama la atención las historias en torno del complejo”, agregó. Como la del marino alemán Rudy, que en su estancia como asilado en el hotel, se enamoró de Anita. Luego fue repatriado como prisionero de guerra en un campo de concentración, del que logró escapar, y retornó a la Argentina para casarse con su prometida.

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