Algunos animales que permanecen activos todo el año, como el leopardo de las nieves del Himalaya, bajan en invierno de la montaña.
¿Carece de vida en invierno la montaña?
Algunos animales carnívoros que permanecen activos durante todo el año, como el raro y bello leopardo de las nieves del Himalaya, descienden en invierno a las partes bajas de la montaña; también lo hacen el uapití o ciervo americano y muchos otros animales de gran tamaño. Pero no todos optan por emigrar a territorios más cálidos; algunos roedores, como los ratones de campo, aprovechan el espesor de la nieve para excavar en ella túneles donde la temperatura es hasta 35°C más alta que en el exterior y pueden alimentarse todo el invierno de raíces y otros vegetales. Las liebres pasan el invierno saltando animadamente, alimentándose de cortezas y ramitas sin necesitar más refugio que el que proporcionan las ramas de las piceas o los abetos inclinadas por el peso de la nieve.
Donde existen manantiales de aguas termales acuden los animales para aprovechar esa ventaja. Los bisontes del Parque Nacional de Yellowstone, en Estados Unidos, las cabras montesas de la Península de Kamchatka, en Asia, y algunos macacos de Japón se concentran alrededor de las fuentes termales y en los terrenos aledaños caldeados por ellas. Allí se alimentan durante todo el invierno de plantas verdes y disfrutan de la vida como si estuvieran en un sauna.
¿Dónde está el límite forestal?
Los árboles, como las demás plantas verdes, son fábricas de azúcar, y para funcionar con eficacia necesitan cierto grado de calor, por eso es la temperatura la que determina hasta qué altitud llegan en una montaña. La temperatura que cuenta es la del verano, no la del invierno; cuando los árboles han entrado en estado de letargo poco importa que el frío aumente.
El punto crítico es de 10°C como promedio de temperatura en verano; los árboles no pueden crecer donde los veranos son más fríos, ya sea por la altitud o por la proximidad a los polos. Esta frontera se llama el límite forestal o arbóreo, y la altitud a la que se manifiesta depende del clima de la región: en los Alpes está a unos 1.600 metros; en el Himalaya, a 4.500; hacia los polos se encuentra a una altitud muy inferior a la que le corresponde en las proximidades del Ecuador.