Los médicos suponían que los placebos solo causaban efecto en las personas muy sugestionables, pero se ha demostrado que no es así.
Se ha visto que las sustancias inactivas llamadas placebos no solo alivian muchas veces el dolor, sino que además producen cambios apreciables en la temperatura corporal, la presión arterial e incluso en la composición química de la sangre. Parece mentira que estas píldoras de azúcar puedan ayudar a los enfermos que realmente sufren, pero hay estudios que demuestran que los pacientes a veces responden a ellas como si fueran medicamentos sumamente eficaces.
Los médicos suponían que los placebos solo causaban efecto en las personas muy sugestionables, pero se ha demostrado que no es así. Tampoco es cierto que únicamente funcionan si el doctor hace creer al paciente que se trata de un potente fármaco. En la escuela de medicina Johns Hopkins se llevó a cabo una investigación con un grupo de pacientes que sufrían de ansiedad y a los que se les dijo francamente que se les administrarían placebos; aun así los enfermos mejoraron. Mucho tiene que ver la confianza del paciente en un médico que se preocupa por él. Según un especialista, el efecto de los placebos radica en la buena relación entre médico y paciente.
