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Charlatanes médicos

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Los curanderos aprovechaban la falta de recursos de la gente común para costearse un médico real.

¿Cómo se enriquecieron los curanderos a través de la historia?

A finales del siglo XIX, había aún muchas enfermedades comunes que los médicos no sabían curar, como por ejemplo las lombrices, la fiebre y los dolores reumáticos. Por esa razón el hombre de la calle estaba dispuesto a probar prácticamente cualquier remedio que prometiese un alivio. Tal ambiente era propicio para el arraigo de los curanderos. Por ejemplo, las familias de pioneros y los habitantes de los pueblos del Oeste americano se apresuraban a ver el espectáculo de la famosa Kickapoo Indian Medicine Company cada vez que su tren llegaba a la estación.

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Los propietarios -dos vendedores ambulantes- contrataban a aborígenes americanos para que representasen batallas simuladas, danzas de guerra y asaltos a trenes. Al terminar el espectáculo, la multitud se agolpaba para comprar botellas del «mundialmente famoso Sagwa Kickapoo», un mejunje a base de hierbas, grasa de búfalo, raíces, cortezas, hojas, resina y alcohol que se anunciaba como una «panacea para todas las enfermedades». Los embaucadores se hicieron millonarios.

La Kickapoo Indian Medicine Company era la heredera directa de los curanderos europeos de la Edad Media. Estos charlatanes iban de pueblo en pueblo acompañados por un bufón que hacía reír al público mientras se instalaba el puesto. Después de la función, el curandero relataba la interminable lista de «curaciones milagrosas» que él y sus medicinas habían hecho posible.

Los servicios de un médico titulado resultaban muy caros, y los curanderos competían ferozmente para ganarse la estima de las clases bajas. A mediados del siglo XVIII la medicina ortodoxa y reglamentada comenzaba a consolidarse en Europa, y el charlatanismo se veía con malos ojos. Los vendedores de específicos buscaron y encontraron un nuevo mercado donde la reglamentación médica era más o menos inexistente: las colonias americanas.

Sangre de dragón y opio

Los mercachifles cruzaron el Atlántico, adoptaron el título de «doctor» y viajaron de Maine a Georgia y de Virginia al Oeste inexplorado. Muchos de ellos afirmaban que eran medio indios y conocían las hierbas medicinales, o decían proceder de Filadelfia, uno de los principales centros de estudios médicos. Sus remedios se basaban en unos pocos ingredientes, principalmente «sangre de dragón» «quina» y diversos polvos que contenían opio e ipecacuana «una planta fruticosa». El opio producía estreñimiento, y en grandes dosis la ipecacuana causaba vómitos.

El negocio de los curanderos recibió un gran impulso con la propagación de epidemias durante la guerra civil. Los charlatanes aprovecharon aquella oportunidad y llevaron al público no solo sus remedios, sino también circos de perros y caballos, teatros de títeres, magos y juglares.

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