¿Es posible volver a confiar en la persona que obró mal? Se puede si hay voluntad de los dos lados: la confianza es una calle de dos vías.
Así como un día aparece, la confianza también se retira. Lleva tiempo cultivarla y cosecharla, y puede perderse en un suspiro. El hecho de que alguien elija nuestra persona, nuestro corazón para verter su interior es un privilegio que “debemos” atesorar y proteger como a nosotros mismos.
Cómo superar la traición y recuperar la fe:
La confianza es uno de los pilares fundamentales de una relación segura, satisfactoria y saludable. Sin embargo, recién cuando ocurre algo doloroso (la infidelidad de nuestra pareja o que un jefe nos ridiculice frente a nuestros colegas), reparamos en ella; la notamos una vez que la hemos perdido.
La confianza desempeña un papel protagónico en cada una de nuestras relaciones: ya sea que nos permita preservar nuestros vínculos más importantes o nos ayude a forjar nuevos. Si bien a veces puede parecer imposible, comprender cómo renovar nuestra capacidad de fiarnos de los demás es una habilidad crucial. Si le está costando trabajo reparar una relación tras una desilusión, quizá las siguientes estrategias le resulten de utilidad.
1. Supere los obstáculos
Una de las mayores barreras para superar una traición es la falta del auténtico deseo de hacerlo. “Las personas necesitan tener disposición hasta para intentar volver a creer en el otro”, apunta Kathy Offet-Gartner, psicóloga en la Mount Royal University, en Calgary, Canadá. Esto atañe a ambas partes. “Algunos creen que motivamos a los demás ofreciéndoles incentivos, amenazándolos o dándoles un ultimátum”, explica. No obstante, es difícil sostener cualquier promesa que se haga bajo coacción. En lugar de ello, quienes buscan volver a confiar entre sí deberían enfocarse en mantener abierto el diálogo.
2. Comuníquese con eficacia
“Las palabras son importantes, así como la intención detrás de ellas”, señala Offet-Gartner. Dado que cada uno tiene su propia de finición de “confianza”, necesitamos poder responder la pregunta: “¿Qué significa la confianza para mí?”. Si no somos capaces de hacerlo, seguro nos resultará difícil explicar a otros cómo queremos que demuestren que son dignos de nuestra confidencia. Las personas sociables y comunicativas son más propensas a pedir perdón y a perdonar. En cambio, para los introvertidos que agravian a otra persona es más importante perdonarse a sí mismos que ofrecer disculpas.
3. Sea tolerante
Cuando sea posible, hacer la vista gorda ante los errores también es importante, asevera Vicki-Anne Rodrigue, directora de la región francófona de la Asociación Canadiense de Terapia y Psicoterapia en Ontario, Canadá. Si dos sujetos han decidido dejar atrás una traición y una de ellas sale con algo como “si te doy una segunda oportunidad, se acaba si vuelves a equivocarte”, el progreso logrado podría esfumarse: no inspira confianza en la parte condicionada. Una declaración con el sentido opuesto podría tener el mismo efecto. Si quien ha sido ofendido escucha: “Eres demasiado sensible, ¿por qué no controlas mejor tus emociones?”, sabe que no existe la voluntad de reconciliarse con respeto. El enojo en sí es una emoción saludable, puntualiza Rodrigue. “Le indica a un individuo que algo en su ambiente no está bien”. Pero la frustración constante puede resultar tóxica.
4. Confíe en su intuición
Es tentador ir al extremo y simplificar las infidencias: una parte ofende y le inflige un daño a la otra. A veces, la culpa es, a todas luces, de una persona, por ejemplo, en el caso de una agresión sexual o del uso de la violencia. En situaciones excepcionales como estas, interactuar con el perpetrador no es necesario ni garantiza ser una experiencia sanadora. En circunstancias menos traumáticas, sin embargo, deslindar responsabilidades puede no ser tan sencillo. Preste atención a su barómetro interno. “Aprenda de la vivencia y pregúntese: ‘¿Qué podría hacer de modo distinto si algo así vuelve a ocurrir?’”, aconseja Rodrigue. Quizá llegue a la conclusión de que no ha hecho nada mal; tal vez pueda señalar con exactitud cómo algunas de sus conductas abonaron la erosión de la confianza. Familiarizarnos con nuestras propias impresiones también nos ayuda a decidir en quién podemos confiar en el largo plazo. Offet-Gartner hace una analogía: cuando enciende la estufa y acerca la mano, siente el calor, y el instinto le ordena apartarla. “La intuición le dicta a uno ciertos mensajes a partir de los cuales se forma juicios de los demás. Comience a ejercer esta facultad. No dude en prestar atención”.
5. El ejercicio puede brindarle claridad
El cuidado personal es de suma importancia, sobre todo cuando se trata de alguien que ha sido defraudado. El entrenamiento físico puede incrementar la buena salud mental. Esto es gracias a las endorfinas (neurotransmisores que mejoran el estado de ánimo) que se segregan y liberan en el cerebro, y que crean una sensación de calma, a la par que se reducen las concentraciones de hormonas del estrés, como el cortisol. Esto le permitirá “meditar con claridad sobre el problema”, afirma Rodrigue. Por último, unirse a un grupo de apoyo o incursionar en prácticas espirituales puede ayudar a quienes desconfían de todo. Busque reunirse con otros que comparten la misma experiencia, como un grupo de personas que sufrieron la infidelidad de su pareja. “Si podemos extraer una lección tras sufrir alguna maldad — plantea Rodrigue—, es la siguiente: ‘No se aísle. Necesita pertenecer a una comunidad’”.
6. Tómese su tiempo
Es importante considerar que no recuperará la cercanía de inmediato. “No se sienta presionado o preocupado si no está sanando con ‘rapidez’”, advierte Rodrigue. Cuando nos sentimos traicionados, nuestros cerebros entran en la modalidad de pelear o huir, circunstancia que dificulta examinar la situación en la que nos encontramos de manera racional. Tomar tiempo para calmarnos (y alejar el instinto de ponernos a la defensiva) puede contribuir a volvernos más dispuestos a colaborar. Si usted ha sido quien ha roto la confianza, considere acercarse a la parte de fraudada, pero sea paciente y respete sus límites. Asegúrele al otro que es consciente del daño que ha hecho y ofrezca una disculpa sincera. Deje en claro que, si bien espera enmendar la relación, está dispuesto a dar un espacio.
7. A veces es mejor seguir adelante
A pesar de nuestros mejores esfuerzos, la confianza no siempre puede reconstruirse. Si todos los intentos fracasan, señala Rodrigue, quizá sea hora de seguir adelante… al menos por el momento. Apunta que el proceso puede tomar décadas y que a veces las partes se reconcilian al cabo de los años. “Así que hay razones para tener esperanza”. Harrison está feliz de haber conservado su optimismo. Volver a confiar en su padre le ayudó a practicar la autorreflexión. Comprendió que ella también podía ser testaruda y grosera cuando se sentía amenazada y que su conexión negativa con su papá la hacía recelosa de otras personas presentes en su vida. “Por eso nunca me permití forjar vínculos profundos. Ante la primera dificultad, inculpaba a los demás, me enojaba o, simplemente, me marchaba”. “Estar con la guardia en alto todo el tiempo requiere un esfuerzo agotador”, confiesa. “Nos roba los momentos felices de la vida”. Hoy está agradecida de tener la capacidad de acercarse a los demás con más amor y con un corazón abierto.