Claro, todos limpiamos nuestra casa durante casi toda nuestra vida. Pero estas reglas esenciales para una limpieza inteligente son buenos recordatorios de que siempre hay una manera de hacerlo un poco mejor, un poco más rápido, un poco más fácil.
1. Mejor antes que después
Los derrames y las manchas son generalmente mucho más fáciles de limpiar cuando se atacan de inmediato. Una vez secos y fijados, se hacen mucho más difíciles de remover. Una excepción: el lodo. Si aparece en su alfombra, dejalo secar completamente y después pasá la aspiradora.
2. Ordene, luego limpie
Son cosas diferentes: ordenar es quitar las cosas del camino, para que todo quede en su lugar. Limpiar es quitar la suciedad, el polvo y el moho. Tu objetivo es una habitación que tenga ambos a la vez. Para lograrlo, hacé del orden on proceso diario; sacá lo que sobra. Así, en el día de limpieza, podrás enfocarte solo en quitar la suciedad y el polvo.
3. Limpie de arriba abajo
No luches contra la gravedad. Perderás. Esto funciona tanto cuando limpia una sola habitación (limpias primero los cielorrasos y los pisos al final) como cuando limpiás toda la casa (comenzá por el piso superior).
4. Primero limpieza seca, después húmeda
Desempolvá, barré y aspirá antes de hacer la limpieza húmeda (como lavar los espejos con limpiavidrios, o pasarle el trapo al piso). La limpieza húmeda debería realizarse para quitar la poca suciedad que quede después de la seca.
5. Comenzá con la estrategia menos agresiva
Limpiar puede ser abrasivo para las telas, pisos, superficies e incluso para las paredes. Así que usá tus métodos más suaves primero y avanzá a los más agresivos solo cuando sea necesario.
6. Dejá que el tiempo friegue por vos
La mayoría de los limpiadores funciona mejor si los deja impregnarse. Rociá tus limpiadores, andá a hacer otra cosa y luego regresá y pasá un trapo. Fregarás mucho menos.
7. Llevá tus provisiones con vos
Cada hogar debería tener un carrito de limpieza o un balde que contenga todo lo que necesitás para limpiar una habitación: limpiadores, esponjas, toallas de papel, trapos y bolsas para residuos para vaciar los pepeleros.
8. Minimizá la caminata
Limpiar es cansador y toma más tiempo si estás constantemente acarreando cosas de una habitación a la otra. Si necesitás transportar una cantidad de cosas -por ejemplo, los zapatos necesitan ir de la puerta al armario del dormitorio- tené a mano cestos para transportar, y no hagas el viaje hasta que estén llenos.
9. Cuidado
Muchos productos de limpieza contienen químicos que pueden dañar tus ojos, piel, nariz o pulmones. Deberías tener guantes de goma en el cesto de la limpieza; ¡usalos! Y si utilizás químicos agresivos, considerá usar gafas de seguridad. Finalmente, ponete ropa vieja que no te importe manchar o romper.
10. Aprovechalo
Escuchá excelente música mientras limpiás. Si afuera está agradable, abrí las ventanas y disfrutá de la brisa. Desayuná muy bien antes de limpiar, y almorzá muy bien después. Limpiar debería ser una experiencia placentera, no una tarea dolorosa.