Consejos útiles para prevenir fraudes y proteger su tarjeta de débito.
Jamás imaginó Eduardo Oxer, abogado de 55 años, nunca imaginó que sus vacaciones en Brasil podrían terminar en un problema financiero. “En noviembre del año pasado fui una semana con mi esposa a Buzios. Como no había podido comprar suficientes reales, la moneda local, el primer día de las vacaciones saqué dinero en el cajero automático de la plaza principal,”, relata.
Y continúa: «A la semana, cuando volví a Buenos Aires, encontré que mi casilla de mails estaba llena de correos del banco en los que me avisaban que se habían realizado al menos siete extracciones de diversos montos de mi cuenta. Inmediatamente llamé al banco para aclarar que yo no había efectuado ninguna de esas extracciones y que se trataba de un fraude”.
Al principio, le dijeron que chequeara su cuenta bancaria ya que en ciertas ocasiones se
disparaban mails sin razón. Pero Oxer controló y efectivamente, a través del cajero automático, le habían debitado de su cuenta una suma importante durante el tiempo de sus vacaciones.
“Primero bloqueé mi tarjeta y luego realicé la denuncia en el banco, aportando todos los datos disponibles – tarjeta, pasajes, etc. – y probatorios de que yo no había
realizado dichos movimientos, ¡si ni siquiera estaba en el país!”, explica Oxer.
Por suerte, a los pocos días, las autoridades del banco le acreditaron el dinero mientras se
efectuaba la investigación en Brasil, y le hicieron firmar un formulario en el que Oxer se hacía responsable de que todo lo que había contado era real. Una semana después, Oxer recibió la confirmación de que ya podía quedarse con el dinero reintegrado. El abogado había sido víctima de la clonación de su tarjeta de débito.
Muchas personas piensan que las tarjetas de débito ofrecen la misma protección contra el fraude que las de crédito, pero están equivocadas: uno no puede rechazar un cargo, demostrar que el consumo no fue propio y todo resuelto, tal como casi siempre sucede con las tarjetas de crédito. Es más complicado ya que cuando se extrae dinero con una tarjeta de débito, automáticamente y en el mismo momento, queda reflejado en la caja de ahorro.
“A mí me ayudó mi historia como cliente del banco y mi condición de ex abogado de la entidad, pero no creo que hubiera sido tan fácil de otra manera”, reconoce Eduardo Oxer.
Bancarización y fraudes
El nivel de bancarización en la Argentina es bajo con relación a los países desarrollados. Sin embargo, la tendencia indica que el número de las tarjetas de débito continuará creciendo ya que las entidades bancarias están lanzando continuamente nuevas propuestas para fomentar la bancarización de aquellas personas que no utilizan el sistema. Por otro lado, la cantidad de asalariados registrados por las empresas que, por ley cobran sus sueldos a través de una cuenta bancaria, también aumenta.
Pese a que no hay datos oficiales, se estima que el 60 por ciento de los fraudes con tarjetas se debe a la clonación de los plásticos y al uso no autorizado de las cuentas, y
el 33 por ciento está relacionado con el robo o la pérdida de la tarjeta.
“Pero ni las tarjetas de débito ni las de crédito ofrecen al usuario protección jurídica contra fraudes”, explica Daniel Parise, presidente de Protección, Asesoramiento y Defensa del Consumidor (PADEC), una organización no gubernamental especializada en la asistencia de usuarios de servicios bancarios y financieros.
15,4 millones, es la cantidad de tarjetas de débito que circulan en el país: 3
millones más de las que había en 2003.
“La clonación de tarjetas de débito y de crédito es uno de los fraudes financieros más
frecuentes”, afirma Christian Vila, especialista en seguridad electrónica.
“Las estaciones de servicio son los lugares de mayor riesgo: uno carga combustible y le entrega su tarjeta (débito o crédito) al playero. Es allí donde la pierde de vista. En
muchos casos, cuando el empleado pasa la tarjeta por el posnet (aparato para
realizar la transacción), los datos personales del titular no sólo se envían a la empresa emisora para efectivizar el pago sino que también son resguardados en otra computadora, obviamente sin conocimiento ni autorización del titular del plástico.
Luego, esa información robada es cargada en alguna otra tarjeta falsa y así los ladrones
realizan compras en negocios que son parte de la misma cadena delictiva. Esta modalidad es la llamada clonación de tarjetas o tarjetas mellizas”, cuenta Vila. Los restaurantes son los otros comercios donde se corren mayores riesgos.
Cuando la víctima se da cuenta ya es demasiado tarde. “Sólo le queda hacer un desconocimiento de su firma para que le devuelvan el dinero, pero —si lo hacen— suelen devolverlo meses después y sin intereses”, agrega Vila.
Consejos para evitar fraudes
Evite la trampa. No use su tarjeta de débito en lugares donde la pierda de vista, como restaurantes. Si tiene que usar débito en una estación de servicio, marque su PIN dentro del local o en el surtidor. Su tarjeta estará más segura a la vista. Si no le solicitan el PIN, entonces utilice efectivo. Cuando viaje, deje en casa su tarjeta de débito; es preferible utilizar la de crédito.
El BCRA sugiere que los comercios soliciten siempre al cliente su documento de identidad y recomienda que las compras requieran el ingreso de la clave de identificación personal.
De acuerdo con la opinión de Daniel Parise, de PADEC, “la mayoría de los fraudes con tarjetas de débito ocurre durante las operaciones en los cajeros automáticos. Hemos
recibido muchas denuncias de usuarios que reciben billetes falsos o a los que se les retiene la tarjeta a causa de una alteración delictiva del cajero”.
En lo que hace a los fraudes con tarjetas, la ventaja de la tarjeta de débito con respecto a la de crédito es que la primera sólo permite sacar o gastar dinero hasta que haya
saldo disponible en la cuenta y muchas tienen un límite diario.
Salvo que esté vinculada a una cuenta corriente y el titular tenga autorización para girar en descubierto lo que podría generar un saldo deudor.
En este caso, el banco le podría cobrar cargos e intereses, que “no están regulados por el BCRA sino que surgen del acuerdo entre el banco y su cliente.
Evite la trampa. En PADEC recomiendan usar los cajeros automáticos en horario bancario, en lo posible, dentro del mismo banco emisor, y que la caja de ahorro no esté vinculada con una cuenta corriente, dado que es a través de este tipo de cuentas donde se registran los mayores abusos.
La Asociación de Defensa de Consumidores y Usuarios de la Argentina (Adecua) aconseja cambiar el código de tarjeta cada tres meses, y, preferentemente, no poner la dirección de su casa, ni fecha de cumpleaños, ni números de teléfono.
Si le roban o pierde la billetera, lo primero que suelen hacer los ladrones es probar con esos números. No deje que nadie lo ayude en un cajero. Por lo general, es gente
preparada para averiguar su clave.
Si el cajero automático no le devuelve la tarjeta, avise inmediatamente al banco emisor. Recuerde tener anotados en algún lugar los números telefónicos para realizar la denuncia.
La clave de la tarjeta de débito es sólo suya
Años atrás, la Justicia argentina condenó al Banco Ciudad a indemnizar a un cliente al que le vaciaron su cuenta utilizando una tarjeta de débito “melliza”. La maniobra, que tuvo otros 143 damnificados, comenzó en todos los casos con el robo de la clave.
Una persona llamaba por teléfono al titular de la tarjeta y, haciéndose pasar por un representante de la empresa emisora, le decía que alguien estaba realizando una compra con su tarjeta de débito. Cuando el cliente caía en la trampa, llamaba a un 0800 para hacer la supuesta denuncia y dejaba todos los datos personales: nombre, documento y clave; ahí se concretaba la estafa.
La Justicia entendió que el banco tenía la obligación de brindarle seguridad a sus usuarios y que no fueron suficientemente protegidos por parte de la entidad de los “reiterados
ataques” contra el sistema informático del banco.
Evite la trampa
Nunca (pero nunca) brinde la clave personal de su tarjeta ni a una persona ni por teléfono. En la mayoría de los casos, cuando la entidad verdaderamente necesite sus datos para realizar un trámite telefónico, por ejemplo, le solicitará sólo dos dígitos de su PIN, además de otras tres o cuatro preguntas adicionales que siempre son distintas al del llamado anterior.
No pague de más
La titular de Adecua (http://www.adecua.org.ar), Sandra González, comenta que uno de los problemas recurrentes de los usuarios es que en muchos comercios les informan un precio mayor, algo que está prohibido por la ley, cuando el cliente avisa que paga con
débito.
“Esta modalidad de pago funciona como efectivo porque el comercio descuenta en el acto el dinero de la cuenta, así que no tiene sentido cobrar recargo”, dice González.
Las quejas se multiplican cuando se trata de la falta de respuesta ante el pedido de baja de una tarjeta de débito. González agrega: “los bancos no siempre lo resuelven de manera correcta y luego informan una deuda por el mantenimiento de la caja de ahorro,
incluso muchas entidades cobran intereses disparatados”.
Por otro lado, el mantenimiento de las cuentas sueldo, que debería estar bonificado, es en
ocasiones cobrado por la entidad bancaria. “Es un acuerdo entre el banco y el empleador. De haber un despido, el empleador debe informar al banco y este último debe preguntar a la persona si quiere conservar la cuenta o darla de baja. Pero a veces no lo hacen”, concluye González.
“Cuando la deuda se acumula, intiman al usuario mediante cartas o notificaciones y, si la persona no paga, aparece en los registros de morosos de las entidades de información
financiera”, comenta Susana Andrada, titular del Centro de Educación del Consumidor (CEC, www.educacionconsumidor.org.ar)
Por último, la devolución del 4,13 por ciento del Impuesto al Valor Agregado (IVA) sobre el monto total de una compra con tarjeta de débito es obligatorio, pero como no se aplica con todas las compras se generan confusiones y muchas entidades no realizan el reintegro correspondiente.
Exija la entrega de duplicados de todo lo que se firme y dedíquele tiempo para controlar las liquidaciones de las tarjetas. Si existen dudas, solicite explicaciones al banco emisor y consulte con una asociación de defensa del consumidor: no tiene costo, y puede resolver su duda con un llamado telefónico. Lleve un control periódico de gastos a través de Internet o del resumen de la tarjeta.
“Nunca es conveniente dejar los trámites por la mitad, por lo que hay que asegurarse de que la cuenta sueldo se cierre una vez que la persona se desvinculó de la empresa. ¿Cómo? Lo mejor es ir al banco y notificar personalmente que terminó el contrato laboral” explica Andrada.
Compras en Internet
Cada vez más se utiliza la tarjeta de débito para realizar compras electrónicas a través de Internet. “Si bien el producto está pensado para adquirir en los comercios, hoy existe la posibilidad de operar la cuenta asociada a la tarjeta a través de los sistemas de home banking para hacer pagos o cargar créditos en el celular”, dicen en el BCRA.
Pero así como crecen los canales para operar con débito, también se incrementan el riesgo de los robos. En este caso, los delincuentes suelen enviarles correos electrónicos falsos a los clientes solicitándoles que confirmen sus datos ingresando a una página web
que simula ser de un banco o de una empresa emisora de tarjetas.
Apenas el cliente cliquea en “enviar”, los datos ingresados en el formulario no van al banco sino a las computadoras de los estafadores. Esta modalidad es conocida como phishing y está creciendo al tiempo que más personas operan sus cuentas a través de la web y no toman los recaudos necesarios.
No utilice débito para compras en línea, sobre todo si no conoce la reputación del vendedor. Cuando compre artículos caros, como los de electrónica, opte por la tarjeta de crédito. Si elige operar con débito, los principales cuidados que hay que tener al dejar información financiera en un sitio de Internet son dos: verifique que sea un sitio válido y seguro.
En la dirección web tiene que haber una “s” de sitio seguro (https://). Por otro lado, controle la validez del sitio. La mayoría de las páginas de las compañías crediticias tiene un logo de verificación que acredita su autenticidad, pero lo importante es que aparezca el ícono de un candado, que implica la seguridad del sitio, a un costado o en
la parte inferior de su programa de navegación de Internet.
Resumen: cómo resguardarse de fraudes
- Resguarde la privacidad de su clave secreta y evite compartirla con un tercero.
- Cambie periódicamente los códigos personales de identificación (PIN) y utilice diferentes códigos secretos para los servicios del banco que lo requieran.
- Siga sólo las recomendaciones indicadas en el recinto del cajero automático. Evite
consejos de desconocidos. - Asegúrese de retirar la tarjeta después de realizada la operación en el cajero automático y espere a que la pantalla vuelva al inicio.
- Revise frecuentemente los saldos de su cuenta bancaria.
Fuente: http://www.clientebancario.bcra.gov.ar