La mejor forma de curar una herida no es la más rápida: con paciencia y siguiendo estos protocolos de higiene logrará la cicatrización perfecta.
Un pequeño corte superficial o una abrasión se pueden curar en casa. Antes de vendar la herida, lávese y séquese las manos por completo. Limpie la herida con agua tibia, utilizando un hisopo, y séquela dando pequeños golpecitos con una toalla limpia. Deshágase de los hisopos, una vez que los utilizó.
No utilice antisépticos
Estos pueden dañar el tejido y retrasar el proceso de curación. Sí puede colocarse tiritas estériles. Cambie el vendado con frecuencia y quíteselo durante la noche, si no existe la posibilidad de que la herida roce la ropa de cama. Para mantener seca la herida, elija una venda impermeable que pueda utilizar, por ejemplo, mientras se ducha. Una vez que la herida no necesite estar cubierta, esté atento a signos de infección. Consulte a un médico ante los siguientes síntomas: hinchazón, enrojecimiento, formación de pus, incremento del dolor, malestar, fiebre o inflamación de los ganglios. Si el corte es profundo, aunque a simple vista no parezca, puede que haya daño de vasos sanguíneos, nervios, músculos, tendones y ligamentos. Actúe rápidamente para detener el sangrado y busque atención médica, para evitar complicaciones como el tétano.
