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Adiós a las bacterias naturalmente

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En las plantas de tu jardín o de tu balcón puede estar la solución contra los virus o bacterias que afectan a tu familia. Simplemente tenés que aprender a aprovechar sus aceites esenciales. Enterate cómo en esta nota.

La mayoría de las plantas contiene compuestos antimicrobianos que defienden contra las infecciones, y las pruebas de laboratorio confirman la efectividad de los mismos para matar bacterias, hongos y virus. Vos podés aprovechar este poder “matabichos” al incorporar extractos de plantas en una variedad de remedios caseros.

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En la mayoría de los productos antimicrobianos disponibles comercialmente -cremas antisépticas, productos para el lavado de manos, enjuagues bucales y limpiadores de superficies, por ejemplo- los ingredientes activos son potentes compuestos sintéticos. Sin embargo, cada vez en mayor medida, debido a la preocupación por la toxicidad de ciertos compuestos sintéticos, al surgimiento de la resistencia bacteriana a algunos de ellos y al deseo de vivir más sustentablemente, la gente opta por alternativas naturales. Para agregar a su atractivo natural, muchos compuestos antimicrobianos naturales también tienen propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, o pueden ayudar a promover la curación de heridas.

Información «esencial»

Los extractos antibacterianos más potentes y más utilizados de las plantas son los aceites esenciales. Son “esenciales” porque contienen el aroma, o esencia, de la planta y “aceites” porque no se mezclan con agua. Los componentes esenciales en estos aceites son los fenólicos o fenoles. Los componentes fenólicos infiltran las membranas oleosas de los organismos unicelulares que son las bacterias, por lo tanto las abren y las matan.

En un estudio científico de 2006 sobre aceites, 19 de 21 aceites esenciales evaluados demostraron efectos antibacterianos contra bacterias comunes. De éstos, el de canela fue el más potente. Otros estudios han demostrado que el tomillo, el árbol de té y el orégano también son particularmente efectivos. Además, se descubrió que los aceites de orégano, menta y canela son efectivos tanto contra infecciones bacterianas como contra la micosis, al igual que los extractos de la hierba de San Juan y la caléndula.

Curación casera

Podés incorporar fácilmente aceites esenciales a cremas caseras, lociones, enjuagues bucales y jabones antibacterianos. Tené cuidado con los aceites, porque están muy concentrados y pueden causar erupciones u otras reacciones cutáneas. Pocas veces se los utiliza puros. Tené en cuenta, también, que los componentes naturales se descomponen lentamente, así que deberías considerar que tus preparaciones tienen una duración de hasta seis meses. Podés extenderla un poco manteniéndolas en lugares frescos, en frascos oscuros u opacos para bloquear la luz del sol, o agregando un poco de miel o aceite de jojoba. Si hacés una crema, usar una base rica en vitamina E también ayudará a que dure más.

Remedios caseros

  • Loción antiséptica: empapá un algodón en agua de hamamelis y agregá una gota de aceite de lavanda. Utilizalo para limpiar suavemente una herida, asegurándote primero de que tenés las manos limpias. El agua de hamamelis contiene alcohol al 70 %, que en sí mismo es un efectivo compuesto antibacteriano.
  • Enjuague bucal antibacteriano: mezclá media cucharadita de té de bicarbonato de sodio en media taza de agua, agregá dos gotas de aceite de menta y una de aceite de árbol de té. Enjuagá completamente la boca pero no tragues.
  • Baño pédico antimicótico: aunque el aceite de lavanda tiene una actividad antibacteriana moderada, un estudio in vitro de 2011 demostró que puede ser más efectivo que los tratamientos convencionales para tratar micosis tales como la tiña, el pie de atleta e incluso la cándida. Un baño pédico regular con varias gotas de aceite puro de lavanda podría detener o incluso revertir el crecimiento de las micosis.
  • Baños herbarios para manos: los investigadores de la Universidad de Michigan, Escuela de Salud Pública, descubrió que el jabón común es tan bueno como los jabones antibacterianos especialmente formulados para disolver las membranas celulares de la bacterias (y que en ambos casos hay que frotarse por 20 segundos para que sea efectivo). Agregar sustancias antimicrobianas al jabón común fortalecerá su acción antibacteriana, y también le dará un aroma agradable. Simplemente, rallá una barra de jabón común en una olla, entibiala con suficiente agua para que se disuelva (pero que no quede demasiado acuoso), y agregá cuatro o cinco gotas de árbol de té o algún otro aceite esencial. Transferí la mezcla a un molde y dejalo enfriar y endurecer.
  • Desinfectante de manos en gel: mezclá una taza de gel de aloe vera con una taza de alcohol al 70 % (alcohol isopropílico). Agregá siete u ocho gotas de cualquier aceite esencial y mezclá en un bol. Tanto el alcohol como los aceites esenciales matan bacterias, y los aceites se disuelven en alcohol.
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