Cada frase tiene una historia, descubrí qué hay detrás de estas palabras.
«No cuentes los días, haz que los días cuenten».
Muhammad Ali, Cassius Marcellus Clay, el auto de esta célebre frase, nació en Louisville, Kentucky, Estados Unidos, el 17 de enero de 1942. Es considerado uno de los mejores boxeadores de todos los tiempos. Obtuvo varios triunfos importantes y peleas que quedarán en la historia. En 1960 logró la medalla de oro de los Juegos Olímpicos de Roma. Ganó el título de campeón indiscutido de la categoría de pesos pesados en 1964, el cual recobraría diez años después. Fuera del cuadrilátero, ese mismo año, Cassius Marcellus Clay se convirtió al Islam y adoptó el nombre de Muhammad Ali.
En 1967 se opuso a su reclutamiento por parte de las fuerzas armadas de su país durante la Guerra de Vietnam, en base a la objeción de conciencia. A Alí no le importó exponerse a un castigo de cinco años de prisión y 10 mil dólares de multa por negarse a servir en las Fuerzas Armadas. Acusado de desertor, las autoridades del boxeo declararon su título vacante. Regresó al ring en 1970 y ganó dos peleas, pero perdió el combate por el título contra Joe Frazier en marzo de 1971. Ese mismo año el Tribunal Supremo de los Estados Unidos revocó su condena. Reapareció en 1974, venció a Frazier en enero y volvió a conquistar el título de los pesos pesados al noquear al campeón, George Foreman, en octubre en Kinshasa, Zaire.
Algunas frases más que acuñó para la posteridad:
- «Para ser un gran campeón, tienes que creer que eres el mejor, si no lo eres, haz como si lo fueras».
- «Los campeones no se hacen en gimnasios, están hechos de algo inmaterial que tienen muy dentro de ellos. Es un deseo, un sueño, una visión».
- «El hombre que no tiene imaginación, no tiene alas».