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Ideas malísimas que resultaron exitosas

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Estas iniciativas parecían condenadas al fracaso, pero sorprendentemente funcionaron y lograron su objetivo.

Una ciudad paga a los maleantes para que no se maten unos a otros

Nuestra reacción: ¿Cómo? ¿Que pagan a los delincuentes para que no se maten unos a otros? ¡¿Están locos?! ¿Qué tipo de mensaje envía eso?

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¡Pero funcionó! Hace una década, Richmond, California, tenía 104.000 habitantes y una de las tasas de homicidios más altas de los Estados Unidos. Se gastaban millones de dólares en campañas de prevención, pero nada funcionaba. Tan grave era la situación, que las autoridades declararon el estado de emergencia.

Pero cuando la ciudad instituyó un plan para pagar a los miembros de las bandas delictivas más violentas por seguir un “mapa de vida” que los alejaría de los problemas, el índice de homicidios local se redujo un 77 %, desde 2007, cuando surgió el plan, hasta 2014. A lo largo de ese período, los homicidios en el resto del país aumentaron.

Hasta 50 maleantes reciben durante nueve meses un estipendio de entre 300 y 1.000 dólares al mes por seguir en el programa. Se los ayuda a obtener la licencia para conducir o un certificado de estudios de bachillerato. Además, se les organizan clases de control de la ira, capacitación laboral y otros cursos especiales para ayudarlos a adquirir habilidades útiles y que se mantengan alejados de las calles. Cuanto más hacen los beneficiarios para evitar meterse en problemas, más dinero ganan.

Para evitar las demandas por negligencia médica, los hospitales deben reconocer sus errores

Nuestra reacción: A los abogados sin escrúpulos les va a encantar esto. Si admiten una negligencia, ¡los van a dejar secos! ¿Por qué no ceden todos sus ahorros directamente?

Los hospitales tal vez se muestren renuentes. Cuando, con razón o no, un paciente intuye que un médico o un hospital ha cometido un error, la reacción inmediata del hospital o médico suele ser cerrar filas y negar la culpa. Un estudio de la Universidad Johns Hopkins reveló que solo 2 % de los hospitales estadounidenses informan a los pacientes cuando han cometido un error. Pero eso podría cambiar.

El estado de Oregon aprobó una ley que estipula que una disculpa de un médico no podrá usarse en su contra, y en el estado de Michigan hace poco se puso en marcha una iniciativa pionera. Según la revista U.S. News & World Report, “el Sistema de Salud de la Universidad de Michigan es precursor del modelo Admisión, Disculpa y Oferta, en el que a los pacientes que han sido víctimas de un error médico se les avisa de ello de inmediato, reciben una disculpa y se les ofrece un arreglo”.

Como resultado, la red de hospitales ha tenido una disminución del 60 % en sus gastos por litigios, y un 36 % menos demandas por negligencia.

Aunque reconocer una equivocación médica grave podría parecer un suicidio profesional en la litigiosa sociedad de hoy, lo cierto es que los pacientes y sus familiares quieren conocer la verdad y ser tratados de manera justa. Como comentó a U.S. News & World Report el ex abogado Richard Boothman, los médicos podrían desarmar a los pacientes enojados si tan solo dijeran: “Pude y debí haberlo hecho mejor. Lo lamento”.

¿Necesitás un riñón donado? Hacé publicidad

Nuestra reacción: ¿Es en serio? ¿No sabés qué clase de personas podrían contestar a un anuncio así? Acudí a los canales apropiados para conseguir un riñón.

¡Éxito! Como llevaba varias semanas sintiéndose mal, Christine Royles, madre de un niño y empleada de un restaurante en Maine, se tomó un día libre para ir al médico. Recibió un diagnóstico devastador: tenía lupus y vasculitis ANCA, una enfermedad autoinmune que afecta los vasos sanguíneos. A causa de ello, le estaban fallando los dos riñones y necesitaba un trasplante. A sus 23 años, Christine fue puesta en la lista de espera de donantes junto con otras 100.000 personas, con la ilusión de recibir una llamada.

Pero pronto empezó a impacientarse. Estar conectada 10 horas al día a una máquina de diálisis suele tener ese efecto. Así que, usando un marcador, escribió un anuncio en el vidrio trasero de su auto con la esperanza de que un alma buena lo viera y respondiera. El anuncio decía: “Busco un donador de riñón. Debe tener sangre tipo O. (Solo se necesita un riñón.)” Y anotó su número telefónico.

Josh Dall-Leighton había salido de compras con su familia cuando vio el anuncio. Según un reportaje del Portland Press Herald, este hombre de 30 años, guardia en una penitenciaría y padre de tres niños, de inmediato le dijo a su esposa: “Tengo que hacer esto”. Llamó al número anotado en el anuncio y luego se hizo pruebas para determinar si era compatible o no.

En junio de 2015, los médicos le extirparon los riñones a Christine y le trasplantaron uno de los riñones sanos de Josh Dall-Leighton. La solución discutible (o brillante) de esta mujer sacó a relucir el heroísmo de Josh, aunque él no lo ve así. Sus acciones fueron prácticas, declaró al Portland Press Herald. “Si mi esposa necesitara un riñón —dijo—, yo ya no podría dárselo. Esperaría que alguien más la ayudara”.

Como las prótesis tienen un impacto emocional en los niños, fabríquenlas con piezas de Lego

Nuestra reacción: ¿Tienen hijos? ¿No saben qué hacen con las piezas de Lego? ¡Las pierden! ¡Una prótesis no es un juego!

Es buena idea porque, tratándose de niños, tal vez las prótesis sí deberían ser un juego. Los chicos a los que les falta un miembro tienen desventajas físicas y psicológicas. Carlos Torres Tovar se preguntó si habría una forma de hacer de estos niños el alma de la fiesta.

Este diseñador colombiano, egresado de la Universidad de Umea, Suecia, creó un brazo artificial provisto de una pinza de tres dedos, accionada por un adaptador motorizado, como muchas otras prótesis, pero con una ventaja: la pinza se puede desmontar fácilmente y sustituir con una figura hecha totalmente con piezas de Lego, diseñada por el niño. ¿Qué tal un avión en el brazo? ¿O un auto? ¿O un muñeco?

Darío, un niño colombiano de ocho años en ese entonces, nació con el brazo derecho parcialmente desarrollado, y dejó de crecerle a la altura del codo. En 2015 se convirtió en el primero en probar el nuevo brazo. Con la ayuda de sus familiares, creó una retroexcavadora de control remoto que se monta en el brazo tras retirar la pinza. Un amigo de Darío lo acompañó en la prueba. Ese chico tiene los brazos normales, pero se contagió del ánimo y construyó una nave espacial con piezas de Lego. Darío se la colocó en el brazo, y pronto él y su amigo estaban en el espacio exterior.

La razón por la cual prótesis como ésta hacen felices a los niños es simple: ayudan a socializar. “Cuando armás algo con un juego de Lego —dijo Torres—, lo hacés con tus papás o tus amigos, e incluso hacés nuevas amistades con él”.

Para combatir la sequía, vertamos 96 millones de bolas de plástico en las presas

Nuestra reacción: ¿No sería mejor tratar de llevar más agua a ellas? ¡Ya hay suficiente basura en el agua potable!

Por fin llovió en California hace poco, pero luego de cinco años de una sequía devastadora, todo el mundo quiere asegurarse de que el agua se quede en las presas y no se pierda por evaporación.

Para lograr esto, el Departamento de Agua y Energía de Los Ángeles ha vertido “bolas de sombra” en las presas. Estas esferas evitan que los rayos del sol lleguen al agua y reducen la evaporación en unos 1.135 millones de litros al año. Además, las bolas mantienen “el agua limpia de polvo e insectos, dificultan el crecimiento de algas y evitan reacciones químicas entre la luz solar y el cloro”, informó USA Today.

Las bolas, que pueden durar al menos 10 años, miden unos 10 centímetros de diámetro y están hechas del mismo material plástico libre de Bisfenol A que los bidones de leche. A 36 centavos de dólar la pieza —34.5 millones en total—, las bolas de sombra son mucho más baratas que la alternativa planteada por las autoridades: crear una cubierta flotante para las presas, a un costo de 300 millones de dólares.

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