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El Velcro, como los cardos

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Un ingeniero suizo concibió la idea del velcro después de un paseo por el bosque.

¿Es el Velcro como los cardos que se pegan en la ropa?

Los cierres de Velcro, esas tiras de encrespados lacillos de plástico, tienen aplicaciones comunes y de alta tecnología dentro y fuera del planeta. Se emplean en la ropa en lugar de los broches y los cierres. En medicina, se utilizan para fijar los ventrículos del corazón artificial Jarvik 7. En el transbordador espacial, los astronautas los usan para fijar bandejas, alimentos y equipo científico, y hasta para sujetarse y contrarrestar así la falta de gravedad.

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El ingeniero suizo Georges de Mestral concibió la idea del Velcro después de un paseo por el bosque, un día de 1948. Se fijó en los cardos pegados en sus medias y en la pelambre de su perro, y se puso a investigar el porqué de tal adherencia. Observó en el microscopio que los ganchitos de los vellos del cardo se enredaban en los lacillos de la lana. Después ideó un método para reproducir la disposición de ganchos y lacillos en nylon tejido. Llamó a su producto Velcro, contracción de las palabras francesas velours (felpa) y crochet (ganchillo). La patente expiró en 1978 y ahora hay muchas imitaciones, pero el nombre sigue siendo marca comercial.

El Velcro se hace trenzando hilos de nylon para producir abundantes lacillos. Para hacer la parte de los ganchos, se cortan los lacillos de otra pieza de tela, de modo que la mitad de cada uno forma un gancho. Se calienta la tela para que lacillos y ganchos adquieran su forma definitiva; después se une a un respaldo y se corta al tamaño deseado.

El Velcro es sumamente duradero: puede fijarse y soltarse miles de veces, y llega a durar mucho más que el producto al que está adherido.

Se desprende manualmente, con un mínimo esfuerzo, y tiene mucha resistencia al deslizamiento, es decir, a las fuerzas laterales. Ciertas formas de Velcro tienen tanta resistencia al deslizamiento, que una pieza de menos de 12 centímetros cuadrados soporta una fuerza de una tonelada. Esto ha propiciado experimentos para usarlo en el fuselaje de aviones. El objetivo es reemplazar los remaches por tiras de Velcro, lo que reduciría el peso y facilitaría el ensamblaje.

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