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Supersiticiones que sobreviven

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La forma de la herradura se parece a otros símbolos venturosos, como el medio círculo o la media luna creciente, el óvalo y la «U».

¿Por qué se considera que las herraduras traen buena suerte?

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Se dice que las herraduras son de buena suerte. Su forma se parece a otros símbolos venturosos, como el medio círculo o la media luna creciente, el óvalo y la «U». El hierro del que están hechas se asocia con la fuerza y el poder, y para algunos pueblos antiguos también el caballo era objeto de reverencia.

El semicírculo proveniente del círculo que trazan el sol y la luna creciente simboliza la fertilidad y la buena suerte, tanto en culturas antiguas como en la actualidad. El signo de la «U», probablemente inspirado en la entrepierna humana, simbolizaba la maternidad o la virilidad, dependiendo de si sus extremos apuntaban hacia arriba o hacia abajo. Con frecuencia se usaban cuernos de algún animal para protegerse de los malos espíritus.

Los griegos hicieron las primeras herraduras, las cuales se fijaban a las pezuñas del animal con siete clavos. Los babilonios y los egipcios consideraban que el número siete era mágico, idea que perdura hasta nuestros días.

La unión de todos estos signos de buena suerte pronto dio por resultado que a las herraduras se les considerara poderosos amuletos capaces de traer fortuna o de rechazar espíritus malignos.

Otras supersticiones se han unido a esta idea. La herradura debe encontrarse, no comprarse ni regalarse. Hallarla es un buen augurio, especialmente si la persona que la encuentra escupe sobre ella y luego la arroja por encima del hombro izquierdo. Su suerte durará todo el tiempo que los clavos permanezcan en la herradura. Se puede doblar uno de los clavos para formar un anillo y al llevarlo puesto se evitan muchas enfermedades, especialmente el reumatismo.

¿Por qué se considera que el 13 es número nefasto?

Ninguna superstición es tan fuerte o está tan extendida como la creencia de que el número 13 es de mala suerte. De Argentina a Nueva Zelanda, pasando por Escocia y Siberia, esta cifra hace temblar por el temor a sufrir acontecimientos funestos.

Los huéspedes de un hotel se niegan a alojarse en la habitación número 13 (por lo cual los cuartos están a veces numerados con el 12A o el 14); los pacientes en un hospital se sienten condenados si los internan en la cama 13, y quienes van a comprar una casa ni siquiera consideran la que tiene este número en la calle.

Algunos edificios de oficinas carecen de piso 13; en algunas aeronaves no se encuentra fila con ese número, y solo un anfitrión muy valiente invita 13 personas a cenar.

La «triscaidecafobia», o el miedo al número 13, probablemente comenzó en la mitología escandinava. Balder, que era el dios de la paz y la luz, asistió a un banquete en Valhala, el palacio de Odín, su padre. Loki, el dios de la discordia, no había sido invitado y era el número 13 en la reunión. Éste engañó a Hóder, el dios ciego de la oscuridad, haciéndolo disparar de forma que diera muerte a su hermano Balder con una flecha de muérdago.

La superstición aumentó después de la Última Cena, donde el número de los concurrentes era 13, contando a Judas el traidor. Éste fue el primero en dejar la mesa y terminó ahorcándose. Una creencia dice que si cenan 13 personas juntas, el primero en abandonar la reunión morirá antes de que pase un año. Cuando una cena incluye invitados nobles, se acostumbra que ellos sean los primeros en levantarse. Por tal razón, ninguna mesa real ha tenido jamás 13 lugares.

Se dice que el viernes es el día más nefasto de la semana. Se convierte en viernes negro cuando coincide con el día 13 del mes, y en esas fechas algunas personas temen desastres aún mayores. Los médicos y los dentistas observan que pocos pacientes fijan una cita en ese día y pocas personas se cambian de casa, al decir de los encargados de las mudanzas.

En Filadelfia existe un Club de Viernes 13 formado por personas que en esa se dedican a desafiar al destino: pasan por debajo de escaleras, arrojan sal, rompen espejos y abren paraguas bajo techo. Según ellos, si hacen esto durante algún tiempo, llegará el día en que la mala suerte se aleje para siempre.

Dependiendo de lugar de origen, el día nefasto es el martes 13. 

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