Al hervir el agua el calcio se desprende de la solución y se adhiere en las paredes del recipiente.
Quienes viven en terrenos asentados sobre roca caliza terminan descubriendo partículas de cal en sus recipientes, llevadas por las cañerías.
Cuando el agua de lluvia se filtra en un suelo calcáreo, disuelve lentamente parte del mineral. Al hervir el agua, el calcio se desprende de la solución y se adhiere en las paredes del recipiente, en forma de una costra caliza conocida como sarro.
El agua cargada con yeso y cal (ambos compuestos del calcio) hace sentir la presencia de estos minerales en otra forma: el jabón no hace mucha espuma en ella. En lugar de producir jabonadura, el agua reacciona con las sustancias del jabón y origina una nata insoluble. De este agua se dice que es «dura».
Las costras de calcio suelen acumularse en tinas y piletas de cocina, así como en la boca de las llaves de agua. Pero se quitan usando solventes apropiados. Uno de los más comunes contiene una solución concentrada de ácido fórmico, el cual disuelve la costra mediante la efervescencia producida por el bióxido de carbono liberado en la reacción química.
Hoy por hoy, enjuagar en el agua dura es menos problemático de lo que solía ser, ya que los detergentes de la actualidad no forman nata.
En algunos calentadores y sistemas de calentamiento, la dureza suele causar más problemas. El sarro obstruye los tubos y reduce el flujo del agua. En las calderas, el sarro forma una barrera que impide la transmisión eficiente del calor. Por lo tanto, en especial en las plantas industriales, el agua debe ablandarse antes de entrar en las calderas.