Un decreto papal dio lugar a la castración de niños para cantar en la iglesia.
Entre más cortas y tirantes tenga las cuerdas un violín, más altas son las notas que da. Las cuerdas vocales operan de la misma manera.
Las mujeres y los niños antes de llegar a la pubertad tienen cuerdas vocales cortas y tirantes, lo que les permite alcanzar notas más altas que las de un hombre adulto, cuyas cuerdas están más relajadas.
En el siglo XVI en Italia, un decreto papal prohibió a las mujeres cantar en la iglesia. Esta medida propició la castración de los muchachos que eran talentos musicales, antes de que alcanzaran la pubertad para que sus cuerdas vocales no cambiaran. El primer castrato que combinó las notas altas y puras de la laringe de un niño con el amplio pecho y los vigorosos pulmones de un hombre adulto cantó en la capilla papal en 1562. Más tarde, en ese mismo siglo, los castrati cantaron en la Capilla Sixtina.
Se decía que las voces de los castrati eran puras, potentes y versátiles, además de que poseían un amplio rango. El surgimiento de la ópera italiana en el siglo XVII dio a estos personajes roles más dramáticos en los cuales podían lucir su voz. Con frecuencia, las partes más brillantes y heroicas de las óperas italianas de ese tiempo eran escritas especialmente para los castrati. Los hombres con voces normales representaban roles de sirvientes, sacerdotes y ancianos.
Los castrati más famosos ganaban riqueza, prestigio y fama. Baldassare Ferri actuó en las cortes de Varsovia, Estocolmo y Viena, y fue nombrado Caballero de San Marcos. A su muerte, en 1680, legó 600.000 coronas para obras de caridad. Los admiradores de Carlo Broschi (conocido como Farinelli) lo seguían casi adondequiera que iba.
En 1878, un decreto del papa León XIII terminó con la castración de los niños cantores y creó un problema para las compañías que deseaban producir óperas que incluían roles para castrati. En algunas, los papeles fueron adaptados para personajes masculinos, y en otras, empezaron a ser interpretados por mujeres.