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Qué esconden los mosquitos

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¿Sabés a quiénes prefieren los mosquitos? ¿Y de qué se alimentan realmente?

¿Por qué solo los mosquitos hembra se alimentan de sangre humana? ¿Que? comen los machos? No, no es que los varones mosquitos salgan a comer carne con papas mientras las fe?minas esta?n ocupadas da?ndose un festi?n con la sangre de los humanos desprevenidos. En realidad, el principal alimento de los mosquitos, machos o hembras, es el ne?ctar de las flores. El ne?ctar se transforma en gluco?geno, un combustible con suficiente potencia para proporcionar a los mu?sculos de los mosquitos la energi?a para volar, algunos minutos despue?s de consumir el ne?ctar. Los mosquitos tambie?n poseen un o?rgano, conocido como “cuerpo graso”, que puede almacenar azu?car y convertirla en combustible de vuelo. 

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Los machos pueden subsistir muy felices con una dieta de ne?ctar solo, y la naturaleza se asegura de que este?n conformes: los machos no tienen la pieza bucal apta para picar, que puede perforar la piel humana. Pero las hembras esta?n anato?micamente equipadas para picar porque tienen una misio?n importante: poner huevos. En algunas especies, los mosquitos hembra no pueden poner huevos a menos que ingieran un sabroso suplemento nutricional de sangre fresca. Los o?rganos del mosquito convierten los li?pidos presentes en la sangre en hierro y protei?nas, que pueden aumentar mucho su fertilidad. 

Una hembra, que pondri?a 5 ó 10 huevos sin el suplemento, puede poner hasta 200 huevos con unas gotas de sangre tipo 0. Si bien nosotros no notamos la pe?rdida de la sangre que succiona el mosquito, para el insecto es un banquete; muchas veces, consume ma?s que su propio peso en sangre.

Pero no hay que tomarlo como algo personal. Algunos estudios indican que, si tienen opcio?n, los mosquitos prefieren la sangre de vacuno antes que la humana. En la selva, es tan probable que intenten picar a un mono o a un pa?jaro como a una persona. 

¿Por qué los mosquitos parecen preferir a ciertas personas antes que a otras? Esta pregunta podría reformularse así: “¿Por qué los mosquitos pican a unas personas más que a otras?” o, incluso, “¿Por qué los mosquitos me pican más a mí?”. Es posible pensar que las diferencias en el tipo de sangre humana jueguen un papel en las preferencias culinarias de los mosquitos. 

El doctor Steven Schutz, del Laboratorio de Investigación para el Control de Mosquitos, de la Universidad de California, escribió que, aunque antes se creía que los grupos sanguíneos eran un factor importante para la diversidad de la atracción, esa teoría fue desacreditada. Schutz amplía así este concepto: “Casi todo el mundo que vive o trabaja con mosquitos ha notado que parecen picar a algunas personas más que a otras. En parte, esto puede deberse al hecho de que la sensibilidad individual a la picadura del mosquito varía, de modo que algunas personas notan la picadura más que otras. Sin embargo, se ha demostrado científicamente que ciertos individuos son sistemáticamente más tentadores para los mosquitos que otros […] Si se ubica a dos personas en dos cabañas diferentes, podría ser que un individuo atraiga a los mosquitos más que el otro, en forma sostenida, y que ese patrón se mantenga en pruebas sucesivas. Eso no significa que la persona más atractiva sufra más picaduras; también hay preferencias de picar a individuos diferentes, independientemente de su atracción a largo plazo”.

Los entomólogos consultados indicaron que los dos factores que podrían influir en la conducta del mosquito que pica son el calor y la diferenciación visual, aunque es muy difícil cuantificarlos. Por ejemplo, Leslie Saul-Gershenz, directora de la colección de insectos de la Sociedad Zoológica de San Francisco, dice que los mosquitos Aedes parecen ser atraídos hacia un cuerpo cálido sólo cuando la temperatura es menor que 15ºC. 

Pero, casi con certeza, el factor dominante en la atracción de los mosquitos es el olor. Sabemos que la mayoría de los mosquitos son atraídos por el olor del dióxido de carbono; pero como todos nosotros exhalamos CO2 en cada espiración, no se explicaría por qué los mosquitos son atraídos por un individuo en particular. Quizás otros aromas sean los determinantes; podría tratarse del ácido láctico

y el octenol, dos sustancias químicas que según se sabe son tentadoras para los mosquitos. Y tal vez, según explica Saul-Gershenz, los mosquitos sean tan caprichosos y arbitrarios como nosotros: “Todos tenemos un olor algo diferente, que depende de la química corporal individual. Así como nosotros preferimos ciertos aromas y no otros, los mosquitos tienen una quimiorrecepción (sentido del olfato) muy buena, y al detectar esas diferencias, expresan su preferencia al alimentarse de algunas personas más que de otras”. 

Schutz indica que es difícil aislar los componentes particulares de la atracción del insecto, y si ese misterio tuviera solución, sería de ayuda para mucha gente. Podría dar lugar a mejores repelentes y a la posibilidad de identificar a las personas más proclives a contraer enfermedades transmitidas por mosquitos, como la malaria. 

La mayor parte de los repelentes de insectos de uso humano actúan con el principio de enmascarar olores que pueden atraer a los mosquitos, o bien de crear olores repulsivos. Randy Morgan, entomólogo y jefe de curadores del Insectario de Cincinnati, comenta que “el consumo habitual de ciertas sustancias (como la levadura), que en última instancia son exudados por los poros, cambia nuestro olor y demostró ser efectivo en evitar las picaduras de mosquitos”. 

Como nota personal e irónica, Morgan relata que él, un entomólogo, es mucho menos atractivo para los mosquitos que su esposa, Kathy, que es naturalista. Lo atribuye a que ella es “más dulce” que él pero, en el mejor de los casos, no es seguro que resista la prueba del rigor científico y, en el peor, es un intento descarado de quedar bien con su consorte. Aunque los mosquitos lo “rechazan”, no puede tomárselo como una ofensa; “ella tiene más ronchas irritadas de mosquitos que yo”, dice. 

Actualización 

Aunque algunos incluyen la temperatura ambiente y los indicios visuales como factores menores, todas las fuentes antes citadas coincidieron en que los mosquitos se acercan a las personas cuyo aroma les resulta atrayente. A comienzos de 2005, Rothamsted Research, de Hertfordshire, Inglaterra, anunció que sus investigadores habían descubierto que los malos olores pueden desplazar a los agradables. Algunas personas son afortunadas y emanan más de diez compuestos químicos diferentes, “enmascaradores de olores”, que repelen a los mosquitos o impiden que éstos detecten el olor humano que suele gustarles tanto. 

Ese estudio confirma las investigaciones previas hechas con el ganado. Cuando los científicos trataron a ciertas vacas de manera individual con enmascaradores de olor y las apartaron del rebaño, los científicos descubrieron que los mosquitos iban en mayor número hacia el ganado restante. 

Hemos conocido a algunos seres humanos que con su olor corporal pueden hacer que otras personas se retiren de la sala, pero al parecer los mosquitos y los humanos no comparten el mismo gusto en fragancias.

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