La gripe, o propiamente la influenza, es una enfermedad causada por tres virus básicos conocidos como A, B y C.
La gripe, o propiamente la influenza, es una enfermedad causada por tres virus básicos conocidos como A, B y C. En general, una infección causada por el tipo A es más severa que una de tipo B, la cual debilita más que la C. La gente con una infección de tipo C puede pensar que tiene sólo un resfrío, pues resulta casi imposible distinguirlas.
Siempre que padecemos de gripe, nuestro organismo desarrolla anticuerpos que nos protegen contra ese tipo particular de virus de por vida. Un ataque de gripe de tipo C significa que nunca más se presentará otro, porque el virus es estable. Por desgracia, los tipos A y B pueden transformarse en nuevos virus, capaces de diezmar nuestras defensas inmunitarias.
El tipo A es particularmente peligroso porque muta constantemente. La pandemia de gripe española que se inició en 1918 aniquiló a casi 20 millones de personas en todo el mundo. Los brotes de gripe asiática de 1957 y la gripe de Hong Kong de 1968 fueron también infecciones de tipo A. Los virus de tipo B cambian con menos frecuencia, pero esta mutación basta para provocar problemas.
La gripe es más peligrosa que el resfrío porque los virus de tipo A y B siempre deparan sorpresas. Una de ellas es su capacidad para provocar fatiga extenuante. Además, causan fiebres de casi 40 grados centígrados o más. Quienes presentan más riesgos son los muy jóvenes, los ancianos y aquellos con problemas cardíacos o respiratorios.