Es muy probable que las reglas olímpicas acerca de los deportistas amateurs provengan de Inglaterra.
Las estrictas reglas que prohibían a los deportistas profesionales competir en la Olimpíada excluirían a los héroes de la antigua Grecia, que no eran aficionados (amateurs), sino que percibían un sueldo por entrenar cuando menos durante un año. Recibían solo una corona de laureles por su victoria, pero eran muy bien recompensados al volver a casa.
En fecha reciente, el concepto de amateur ha cambiado considerablemente. Muchos competidores patrocinados de diversas maneras participan en los Juegos.
Es muy probable que las reglas olímpicas acerca de los deportistas amateurs provengan de Inglaterra, donde se impedía a personas de la clase trabajadora competir contra miembros de la aristocracia. Los ricos podían entrenar y competir sin preocuparse del dinero. Si los premios fueran monetarios, entonces sería posible que otros concursaran en términos de igualdad.
El Barón de Coubertin, pionero de los Juegos Olímpicos, tomó muchas ideas de Inglaterra. También hizo campaña constantemente para que los atletas se mantuvieran lejos del profesionalismo. Creía en lo que él llamaba «una élite natural», y decía que los ricos tenían el deber sagrado de actuar como mecenas de los que, dotados de habilidades naturales, no podían afrontar el gasto de ser atletas de tiempo completo.