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La nariz, esa aliada olvidada

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Nos preocupamos de los ojos y de los oídos –millones de personas acuden al médico por ellos–; sin embargo, soslayamos la nariz.

¿Por qué necesitamos nariz?

De todos los órganos de los sentidos del cuerpo, la nariz recibe una mínima atención. Nos preocupamos de los ojos y de los oídos -millones de personas acuden al médico por ellos-; sin embargo, soslayamos la nariz. Ojos, oídos y labios inspiran al poeta, en tanto que la nariz trabaja sin descanso.

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Quizá todo se deba a que funciona casi de manera perfecta, incluso después de empezar a usar anteojos o algún aparato para la sordera. Todos los días, la nariz limpia y acondiciona cerca de 15 metros cúbicos de aire, cantidad que llenaría un cuarto pequeño. No importa si el clima es frío o caluroso, este pequeño aparato de aire acondicionado exhala aire convenientemente humidificado, 80% saturado, a una temperatura constante de 35 grados Centígrados.

Es sorprendente cómo el aire acondicionado en una oficina arroja aire plagado de bacterias. Nuestras fosas filtran las impurezas antes de que lleguen a los pulmones. Ésa es la razón por la que los médicos exhortan a los niños a desarrollar el hábito de respirar por la nariz y no por la boca.

La nariz filtra el aire en dos fases. La primera: una barrera de vellos en el interior de la nariz atrapa las partículas grandes de arena y polen. Si el invasor es muy peligroso, puede ser expulsado mediante un estornudo.

Todo aquello que logra pasar la primera barrera se encuentra con un contendiente más fuerte: la membrana mucosa, que actúa como un papel matamoscas. Para humedecer el aire y la pegajosa mucosa que cubre la membrana, la nariz secreta cerca de un litro de humedad al día. El moco pegajoso atrapa las bacterias y las mata con una enzima llamada lisozima. Este mismo agente protege los ojos de infecciones y es la causa de que la leche materna sea tan segura para los bebés.

A fin de mantener húmedo y pegajoso el papel matamoscas, la nariz produce determinada cantidad de moco cada 20 minutos. Un ejército de escobas microscópicas -finos vellos conocidos como cilios- sobresale del revestimiento de moco y a un ritmo de 1.000 golpes por minuto, barren el moco viejo hacia la garganta. Los residuos van al estómago, donde los jugos digestivos destruyen la mayor parte de las bacterias.

Los cilios suelen mantener en movimiento el moco a una velocidad de 6 mm/min. Fumar e ingerir bebidas alcohólicas en exceso frenará este ritmo y debilitará las defensas del cuerpo contra enfermedades transportadas por el aire.

La nariz, además de su importante labor como aire acondicionado, es la caja de resonancia de la voz y es capaz de identificar cerca de 4.000 olores diferentes. Una nariz sensible (desarrollada con frecuencia por personas sordomudas de nacimiento) puede detectar alrededor de 10.000 aromas distintos.

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