Para cada característica determinada por la herencia hay un par de genes, uno que procede de la madre y otro del padre.
¿Tienen todos los genes la misma fuerza?
Tómese en cuenta que se puede heredar un gen de un carácter determinado sin que se muestre externamente ningún signo de ello. Se puede, por ejemplo, llevar en cada célula el gen que determina el pelo rubio y tener el pelo oscuro. Esto se debe a que unos genes ejercen mayor influencia en el individuo que otros; a los primeros se les llama dominantes y a los segundos recesivos. Para cada característica determinada por la herencia hay un par de genes, uno que procede de la madre y otro del padre. Si uno de ellos es dominante y el otro recesivo, el dominante superará la influencia del recesivo marcando con su sello la manifestación externa de esa característica. Un gen recesivo solo puede ejercer su influencia si el otro de la pareja también es recesivo. En otras palabras, si uno hereda dos genes recesivos (uno de cada progenitor) el rasgo que determinan esos genes se manifestará en el hijo. Si se hereda el gen recesivo solo de uno de los padres, es probable que el hijo nunca se entere de que lleva ese gen en sus células.
Pongamos un ejemplo: el pelo castaño está determinado por un gen dominante que llamaremos C; el pelo rubio, en cambio, está controlado por un gene recesivo c (los genetistas usan letras mayúsculas para los genes dominantes y la misma pero en minúscula para los recesivos). Una persona que tiene el pelo castaño puede haber heredado dos genes C para pelo castaño, uno de cada padre, o un gen C para pelo castaño de uno de los padres y un gen c para pelo rubio del otro padre. Pero una persona que tiene el pelo rubio forzosamente habrá heredado dos genes c, uno de la madre y otro del padre.
Por lo mismo, es posible que una mujer y un hombre de ojos de color café tengan un hijo de ojos azules. La explicación es que en ambos padres la pareja de genes que gobierna el color de los ojos incluye un gen para ojos cafés que es dominante y un gen para ojos azules que es recesivo; como consecuencia los dos tienen los ojos de color café, pero son portadores del gene para ojos azules, que fue precisamente el que los dos transmitieron al hijo. Al encontrarse dos genes recesivos sin ninguno dominante que les impida manifestarse, pueden ejercer su influencia en la aparición de ojos de color azul.
¿Por qué los hermanos no son más parecidos?
Los hermanos, excepción hecha de los gemelos idénticos, no comparten exactamente la misma herencia. La compartirían si los hijos heredaran todos los genes del padre y todos los de la madre, pero sólo heredan la mitad de cada uno, y la mitad que le toca a cada hijo incluye una combinación distinta de genes paternos y maternos, una selección al azar de los caracteres hereditarios de ambos padres. El azar interviene en dos momentos del proceso de la reproducción: cuando las células germinales se diferencian y cuando ocurre la fecundación. Durante una de las divisiones por las que pasan las células germinales para formar los óvulos y los espermatozoides, sus cromosomas se entrecruzan por pares y al separarse pueden intercambiar fragmentos y con ellos los genes que contienen. Esos intercambios dan lugar a nuevas combinaciones genéticas en los óvulos y en los espermatozoides. En teoría, un hombre puede formar 8 millones de espermatozoides genéticamente distintos, pero como en cada eyaculación libera entre 140 y 400 millones de ellos, es obvio que algunos tienen que ser genéticamente idénticos. La mujer también tiene la capacidad de formar óvulos con 8 millones de combinaciones genéticas distintas. Al concebir un hijo queda al azar cuales serán el espermatozoide y el óvulo que lleguen a fusionarse. Estadísticamente, una pareja podría engendrar 64 millones de hijos genéticamente distintos. En la realidad hay muchas menos combinaciones posibles, ya que una mujer produce únicamente de 200.000 a 400.000 óvulos en toda su vida, de los cuales solo unos cuantos centenares maduran y muchísimos menos llegan a ser fecundados.