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El tornillo de Arquímedes

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Un sueño le dio la brillante idea.

¿Cómo logró Arquímedes que el agua corriera pendiente arriba?

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Arquímedes, el matemático e inventor del siglo III a. C., se hallaba en el campo observando a un pobre campesino que, cargado de agua de un arroyo, trepaba por enésima vez una escarpada pendiente para regar sus campos. ‘Debe de haber un sistema más fácil de transportar el agua’, pensó el sabio.

Un dibujo en la arena

Comenzó entonces Arquímedes a trazar posibles soluciones sobre la arena. La primera idea que se le ocurrió fue construir una rampa que facilitara la ascensión. Después se quedó dormido y soñó que trepaba por una rampa muy especial, pues estaba enroscada en espiral sobre un eje. Y al despertar, comprendió que ese tipo de rampa serviría para elevar el agua desde el río.

Ya en su taller, Arquímedes hizo una maqueta en madera de su invento: un tornillo, encajado en un cilindro con una manivela en un extremo. Al introducir un extremo en un recipiente de agua y girar la manivela, el agua iba ascendiendo gradualmente de nivel dentro del tornillo hasta salir por el extremo opuesto. Los egipcios y los romanos ya habían empleado sistemas similares para el riego, pero al ingenioso matemático debemos el «tornillo de Arquímedes» que ha seguido utilizándose en muchas regiones del mundo hasta nuestros días.

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