Las comidas se empacan y se preparan en la cocina, que cuenta con horno, despensa y llave de agua.
¿Qué comen los astronautas cuando están en el espacio?
El menú típico de un día para los astronautas del transbordador espacial podría ser el siguiente:
Desayuno: duraznos, hojuelas de salvado, huevos revueltos y chocolate caliente. Comida: carne de res enlatada con espárragos, frutillas y una barra de almendras. Cena: coctel de camarones, bife, brócoli gratinado y jugo tropical (sin alcohol). Existen suficientes alimentos a bordo de la nave espacial, para contar con un menú totalmente distinto durante seis días sucesivos.
Se usan las técnicas de conservación más avanzadas para preservar el atractivo de los alimentos. Las comidas del transbordador se empacan individualmente para cada tripulante, y el astronauta «chef del día» las prepara en la cocina, que cuenta con horno, despensa y llave de agua. El cocinero rehidrata los platos que lo requieran, coloca en el horno los que haya que calentar e inserta los pajillas en los envases de las bebidas. Después fija los alimentos de cada uno en bandejas individuales, valiéndose de imanes o cinta adhesiva.
Los astronautas sujetan la bandeja a la mesa portátil o a cualquier otro lugar adecuado. Por lo general comen de pie, con los pies sujetados al piso para no flotar sin rumbo.
Al abrir los paquetes de alimentos, la comida no flota por el aire, como podría pensarse. Gran parte de ella está húmeda y cubierta de aderezo, y la tensión superficial conserva los alimentos dentro de su empaque.
Comer con cubiertos presenta pocas dificultades, pues el alimento se adhiere también a ellos. Pero los astronautas deben comer lenta y delicadamente, sin movimientos bruscos, pues en caso contrario el alimento saldría disparado por toda la cabina.
Cómo se eliminan los desechos corporales de los astronautas en el espacio
Durante los primeros días de un vuelo espacial, alrededor de la mitad de la tripulación es víctima del mal del espacio: los astronautas padecen náuseas, dolor de cabeza, sudoración y vómitos. Son manifestaciones graves de la misma afección que sufren en tierra algunos viajeros, y se deben a la ingravidez, que confunde a los órganos del equilibrio del oído interno.
Las bolsas con vómito deben eliminarse en forma higiénica, pues los gérmenes podrían reproducirse con rapidez en el ambiente confinado. A los otros aspectos vitales de la eliminación de desechos, la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA) los llama «eliminación digestiva». Expulsar los desechos del cuerpo en un ambiente ingrávido es un problema, pues se quedan en el lugar mismo donde abandonan el cuerpo.
En los primeros vuelos espaciales, los astronautas fijaban unas bolsas con cinta adhesiva en la parte adecuada del cuerpo. Pero ésta resultaba una maniobra desagradable.
En el transbordador espacial, los astronautas tienen un retrete, operado por aire, no por agua, que cuenta con un tubo separado para recoger la orina. También hay dispositivos para fijar los pies, y un cinturón en el asiento.
El tubo de la orina es flexible y en su extremo superior tiene un recipiente que puede adaptarse a usuarios masculinos y femeninos. En el tubo, una corriente de aire arrastra la orina, que se almacena temporalmente en un tanque con otras aguas negras. Periódicamente, el contenido se vacía al exterior, donde se evapora.
Los desechos sólidos llegan a un depósito gracias a una corriente de aire que entra justamente debajo del asiento. Se desecan cuando el depósito se expone al vacío del espacio y son llevados a la Tierra para su eliminación.