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Ejercicio y salud

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Millones de personas en todo el mundo han empezado a dedicar varias horas a la semana a realizar ejercicios vigorosos.

¿Por qué el ejercicio es esencial para mantenerse sano?

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Un cambio notable en años recientes consistió en que millones de personas en todo el mundo empezaron a dedicar varias horas a la semana a realizar ejercicios vigorosos.

Este tipo de ejercicio, que obliga a trabajar con más ahínco al corazón y los pulmones -como correr, andar en bicicleta, nadar y caminar a paso vivo-, se denomina aeróbico, y obliga al sistema cardiovascular a enviar más sangre y oxígeno a los músculos. Con el tiempo el corazón se vuelve más eficiente y bombea más sangre y oxígeno con cada latido.

Un ritmo cardíaco lento suele ser indicio de actividad atlética frecuente. Un corredor de alto nivel puede tener un ritmo cardiaco de unos 40 latidos por minuto, cifra inferior al promedio. Si el corazón late con más lentitud y eficiencia, su desgaste se reduce al igual que el de las arterias. En muchos países, las enfermedades cardiovasculares encabezan la lista de padecimientos mortales, así que toda acción que impida más bajas es beneficiosa.

Debido a que el corazón bombea con más fuerza durante el ejercicio, la sangre fluye por las arterias vigorosamente. Algunos médicos opinan que esto evita la formación de placa, sustancia que recubre las paredes de las arterias e impide el paso de sangre, causando ataques cardíacos. El ejercicio estimula la producción de endorfinas en el cerebro, sustancias calmantes con una estructura similar a la morfina. Se cree que además de su efecto analgésico, las endorfinas ayudan a controlar el estrés y el malhumor. Esto explicaría el bienestar mental posterior a un ejercicio vigoroso.

El ejercicio ayuda a la formación de los huesos y mejora los músculos. Unos huesos más fuertes evitan el peligro de la osteoporosis, una enfermedad degenerativa; un músculo más grande es más eficiente, más flexible y genera más energía, además de que en esas condiciones ayuda a evitar la fatiga.

Los ejercicios isométricos, isotónicos e isocinéticos fortalecen los músculos y vuelven más flexible el cuerpo.

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