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Desórdenes auditivos

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A veces, oímos sonidos extraños en uno o en ambos oídos: un chirrido, un zumbido o siseos que en realidad se producen en la cabeza.

El tinnitus

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De vez en cuando, escuchamos sonidos extraños en uno o en ambos oídos. Percibimos un chirrido, un zumbido, ruidos sordos o siseos que, sin embargo, se producen en la cabeza, no en el mundo exterior. El ruido suele desaparecer con tanta rapidez como llegó. Los médicos atribuyen estos breves incidentes a distintas causas, entre estas un aumento de cerumen; medicamentos como el ácido acetilsalicílico y la quinina provocan ruidos fuertes y repentinos, pero en cuanto desaparecen sus efectos, se recupera la capacidad auditiva.

Muchas personas son presa de estos trastornos, que los médicos llaman tinnitus. Por alguna razón, el nervio auditivo envía impulsos continuos al cerebro, que no son producidos por vibraciones sonoras normales. Con frecuencia no hay una causa, pero ahora sabemos que puede proceder de alguna falla del oído, incluso del nervio auditivo o del cerebro.

Una causa frecuente es la constante exposición a sonidos fuertes, generalmente en el trabajo. El tinnitus puede ser causado por la otosclerosis, formación de tejido óseo en el oído medio, por anemia, diabetes, ciertas alergias e hipertensión. En casos raros, un tumor que ejerce presión en los vasos sanguíneos de la cabeza es la causa, y con frecuencia dicho trastorno es presagio de sordera inminente.

Si se encuentra la causa, el tratamiento suele tener éxito. Toda persona que padezca tinnitus leve -ruidos en los oídos que persistan por más de uno o dos días- debe consultar a un especialista, porque ese trastorno puede ser síntoma de un problema grave en los oídos o en otra parte del cuerpo.

La sordera

La sordera total es, por fortuna, muy rara, y los desafortunados que la padecen suelen ser uno entre mil que nacen así. La sordera parcial se apodera de muchos de nosotros al envejecer. Los que se vuelven sordos en etapas tempranas de su vida lo deben a enfermedades como infecciones del oído medio o a un accidente.

Cualquiera que sea la causa, la pérdida del oído presenta dos formas: la sordera conductiva y la sordera nerviosa. En la primera, algún daño en el tímpano o alguna otra parte del mecanismo auditivo del oído medio evita la transmisión del sonido al oído interno. A veces la causa es la acumulación de cerumen o alguna infección que ha generado líquido en el oído medio, y en esos casos el problema tiene fácil solución. La sordera conductiva en niños pequeños es muy común, pero si se diagnostica a tiempo, las probabilidades de curación son buenas.

El daño al oído interno o al nervio auditivo es la principal causa del segundo tipo de sordera. Un daño de este tipo se presenta con frecuencia antes del nacimiento, quizá debido a que la madre tuvo rubéola en el primer trimestre de embarazo. También puede ocurrir por una lesión durante el parto.

Más tarde, afecciones como la encefalitis, la enfermedad de Méniere y otras infecciones virales pueden dañar el caracol y otros elementos del oído interno, provocando sordera. El nervio auditivo suele degenerar con la edad. Un síntoma consiste en que los sonidos altos son menos audibles que los bajos.

Los exámenes del oído detectan rápidamente qué tipo de sordera está atacando. Un indicio es que la gente con sordera conductiva suele hablar en voz baja, porque su propia voz les resulta estridente.

En cambio, quienes padecen sordera nerviosa tienden a gritar, porque su propia voz es casi inaudible.

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