Es un asombroso testimonio de la imaginación.
Cómo se construyó Stonehenge
La gigantesca piedra medía 6 m de largo y pesaba 50 toneladas. Junto a ella se abría un pozo de 2,5 m de profundidad, con tres de sus lados apuntalados con estacas de madera y el cuarto -el más próximo a la base de piedra- en forma de rampa. Un grupo de hombres había excavado el pozo con cuernos de venado y paletillas de buey a modo de picos y palas.
Para levantar la piedra usaron cuerdas de fibra vegetal y pellejo animal. Salisbury Plain, en el oeste de Inglaterra, fue en el año 2000 a. C. el escenario de un durísimo esfuerzo destinado a erigir el mayor monumento megalítico que se conoce, en el paraje de Stonehenge. Enderezar la gigantesca piedra en el suelo era lo más difícil. Para ello se usaba un mecanismo elevador colgado de dos vigas unidas en la parte superior y extendido en la base. Una vez levantada la cabeza de piedra, se introducía debajo una cuña de madera para evitar que el bloque cayera accidentalmente. La tarea resultaba algo más fácil a medida que aumentaba el ángulo de inclinación, hasta que la base de la piedra comenzaba a deslizarse por la rampa del pozo. La piedra se levantaba haciendo palanca con troncos de madera.
El monumento de Stonehenge es un asombroso testimonio de la imaginación y la habilidad de sus constructores.