Cuando otros astrónomos rastrearon sus movimientos, llegaron a la conclusión de que tenía que ser un planeta.
¿Cómo descubren planetas los astrónomos?
Cinco planetas de nuestro sistema solar -Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno- son tan brillantes que se han conocido desde hace miles de años. Pero en los últimos dos siglos se han localizado tres planetas menos brillantes y más lejanos: Urano, Neptuno y Plutón. También hay indicios de un décimo planeta más allá de este último.
Hasta 1781 nadie sospechaba que existieran otros planetas más allá de Saturno, pero el 13 de marzo de ese año, William Herschel descubrió Urano, al estar buscando pares de estrellas. Sabía que no era una estrella porque tenía un disco visible, del mismo modo que aparece la luna llena. Cuando otros astrónomos rastrearon sus movimientos, llegaron a la conclusión de que tenía que ser un planeta.
Después de este descubrimiento, en gran parte accidental, los astrónomos empezaron a preguntarse si habría otro planeta todavía más lejos. Esta sospecha se fortaleció al descubrirse que la órbita de Urano alrededor del Sol no seguía un ritmo constante. Al parecer Urano era atraído por un planeta más distante y desconocido.
Dos brillantes matemáticos del siglo XIX -John Couch Adams, de Cambridge, y Urbain Leverrier, de Francia- calcularon cada uno por su cuenta la ubicación de ese planeta. El 31 de agosto de 1846, Leverrier envió sus cálculos al Observatorio de Berlín y los astrónomos de allí identificaron una «estrella» como el nuevo planeta: Neptuno.
A fines del siglo pasado ya se sospechaba que tanto Urano como Neptuno eran atraídos por la gravedad de un planeta todavía más lejano. Esta vez fue un astrónomo estadounidense, Percival Lowell, quien calculó la ubicación de ese «Planeta X». En 1930 Clyde Tombaugh, que trabajaba en el observatorio fundado por Lowell, detectó un débil punto luminoso que se movía de una noche a otra. Era otro planeta, cercano a la posición que calculó Lowell. A este planeta se le llamó Plutón.
Muchos astrónomos aún creen que Plutón es demasiado pequeño para afectar a los gigantescos Urano y Neptuno. En 1978, los investigadores del Laboratorio Naval de Estados Unidos encontraron una luna que giraba alrededor de Plutón, lo cual les reveló la gravedad del planeta, que es demasiado débil para atraer a Urano y a Neptuno.