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Agua subterránea y arenas movedizas

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El líquido separa los granos de arena y forma una suspensión semejante a una sopa espesa en la que los objetos pesados se hunden.

¿Cómo llega el agua al subsuelo?

Un invisible océano de agua yace bajo la superficie de la tierra. Parte de ella es «agua fósil» que quedó atrapada en las capas profundas de las rocas porosas cuando se estaban formando; otra se filtró al fundirse los glaciares. Pero la mayor parte del agua subterránea es reciente y procede de la lluvia y de la nieve fundida. Este líquido se filtra a través de los poros y grietas que existen en el suelo e incluso en la roca maciza, y se desliza hasta que alcanza una capa impermeable. Entonces comienza a rellenar todos los espacios libres existentes en la materia porosa y la satura de agua.

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Las formaciones permeables que retienen el agua se denominan mantos acuíferos, de la palabra latina que significa «portador de agua». Algunos mantos se componen de arena o grava; otros, de roca. La mayor parte de las rocas retienen algo de agua, pero los tipos porosos, como la calcárea y la arenisca, son los que presentan mayor capacidad de retención.

El contenido de esos depósitos se denomina agua subterránea o freática; la de los lagos y ríos, agua superficial. Al agua freática se llega mediante pozos y manantiales y, en muchos lugares, es la más pura para beber. También se puede emplear para riego y otros fines.

¿Son las arenas movedizas tan peligrosas como se dice?

Desaparecer absorbido por las arenas movedizas es un temor que asalta a muchos que caminan por parajes agrestes. Aunque la mayoría de las historias sobre tales sucesos son muy exageradas, no cabe duda de que las arenas movedizas pueden ser peligrosas. Durante la Segunda Guerra Mundial, un camión del ejército norteamericano fue tragado por estas arenas en Alemania.

La arena movediza es una bolsa de arena común, saturada de agua proveniente de una fuente subterránea. El líquido separa los granos de arena y forma una suspensión semejante a una sopa espesa en la que los objetos pesados se hunden.

Si usted llega a caer en arenas movedizas, no pierda la calma. Despréndase de cualquier peso, como la mochila por ejemplo, acuéstese de espaldas, con los brazos y las piernas abiertos, e intente reptar hasta alcanzar terreno firme.

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