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Una idea de película

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Para Bernard Weber, el suizo-canadiense detrás de las exitosas campañas en las que millones de personas eligen las nuevas maravillas globales, estas logran unir al mundo, precisamente gracias a sus diferencias. 

Que cada uno de nosotros haga para sí mismo una lista de las 7 Maravillas del Mundo hoy no parece demasiado original, pero que todas las personas del planeta las seleccionen, primero y las voten, después, es todo lo contrario: algo sorprendente.

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Un ensayo de democracia global. Quizás algo de ese sueño, al menos una cantidad homeopática, lo adquirió el suizo Bernard Weber, a fines de los años 70, mientras trabajaba como uno de los asistentes del genial director de cine Federico Fellini. Weber, entonces un egresado de la New York University Film School, se aplicaba en Cinecittà, el famoso centro de producción de films de Roma y soñaba con realizar su primer largometraje. Una mañana ocurrió una situación muy “felliniana”: “El gerente del Hotel Locarno donde solía vivir (…) se me acercó y me dijo: ‘¿Por qué vas a Cinecittà cada mañana, cuando puedes hacer una película aquí mismo en el hotel’, y agregó, ‘tengo algo de dinero para invertir, también’”.

Fue el comienzo de la carrera como cineasta de este canadiense nacido en Suiza; después de Hotel Locarno, siguió Cheeeese, luego White Leopard, películas que lo llevaron a trabajar con actores como Senta Berger y Bruno Ganz. Más tarde dirigió series televisivas en Canadá (The New Generation) y documentales en África (The Desert Prince).

Los últimos meses del siglo XX lo encontraron viviendo en Montreal. Internet había comenzado a desplegarse de su uso todavía muy selectivo. Eran tiempos en que lo más parecido a una red social era ICQ (un sistema de mensajería instantánea ideado por dos jóvenes israelíes, que surgió en 1996). “De alguna manera, a los casi 50 años, yo era como un ‘niño’ con un enfoque ingenuo de las tecnologías modernas, ya que muchos niños ya habían crecido con computadoras en América del Norte y Europa durante la década de los noventa”, dice. Pero ya era claro que Internet crecía planetariamente. De modo que, en este nuevo mundo interconectado a la velocidad de los módems chirriantes, Weber comenzó a preguntarse: “¿Cuál podría ser el mínimo común denominador, una oración, una palabra, un concepto que cualquier persona en este planeta entendería de inmediato y, con suerte, lo emocionaría?”.

Buscaba y buscaba. Sin resultados. Nada especial, a la vez sencillo y potente, aparecía en su mente.

 

Durante la filmación de Cheese

Momento ¡eureka!

Entonces, “una noche, mi compañero, que es profesor, llegó a casa de la escuela y me preguntó si podía nombrar las 7 Maravillas del Mundo Antiguo”. No tuvo que pensar demasiado: “Por supuesto que no pude (de hecho, la BBC informó que a pesar de que todo el mundo conoce las 7 Maravillas, solo una persona de cada 6.000 podría nombrarlas a todas)”. El cineasta y hombre ya fogueado en los medios, decidió investigar un poco.

Lo que descubrió lo llenó de sorpresa. Las Siete Maravillas habían sido elegidas por un ingeniero griego, Philon de Bizancio, a mediados de siglo III A. C. “Solo una se mantiene en pie: las Pirámides de Giza en Egipto. El resto estaba ubicado en el mundo conocido entonces, limitado a la parte oriental del mar Mediterráneo, una porción relativamente pequeña del mundo. Todas desaparecieron en un par de siglos, víctimas de los terremotos, las guerras, el vandalismo y la erosión … ¡y hoy en realidad casi no sabemos cómo se veían!”.

Weber se puso en acción. “Compré mi primera computadora y gasté 700 dólares canadienses para tener el primer sitio web de New7Wonders diseñado y puesto en línea”.

¿Por qué? El cineasta decidió que, si Pierre de Coubertin, había revivido los Juegos Olímpicos en plan de fomentar la paz entre las naciones modernas, él podía hacer lo mismo con el concepto de las 7 Maravillas, “pero con la diferencia de que el antiguo concepto de Philon se combinaría con el nuestro más nuevo y con las últimas tecnologías”, de modo que todo el mundo, valga la redundancia, “pudiera opinar sobre qué monumentos deberían ser las Nuevas 7 Maravillas del Mundo”.

Weber aclara que la meta verdadera, entonces y hoy, no se trata principalmente del resultado final, sino del proceso mismo con el cual se busca crear lo que bautizó como “Conciencia Compartida” y “Memoria Global”. Así, millones de personas de diferentes países, culturas y formas de vida encuentran algo en común: coincidir en “la protección del mundo”, así como en la del patrimonio, tanto humano como natural.

Primeras campañas

Con estos objetivos claros, creó —en 2000, como proyecto del Milenio— la Fundación New7Wonders y comenzó a trabajar para poner en marcha el proceso de elegir las primeras maravillas, en este caso, realizadas por humanos. Como en todo aprendizaje hubo idas y venidas, lo que derivó en que la campaña se extendiera entre 2004 y 2007, para pasar de las 177 locaciones/monumentos nominados, primero a 77 pre-finalistas; luego, a 21 finalistas y, luego, a los 7 ganadores.

En 2011, durante el evento de Declaración del 07.07.2007 o Wonder Day, que se celebra todos los años, largó la segunda campaña; ahora para seleccionar las 7 Maravillas Naturales del Mundo. Entre esta, donde —de Sudamérica— fueron elegidas la Amazonía y las Cataratas del Iguazú, y su antecesora, más de 600 millones de votos fueron emitidos. “Un diálogo global sin precedentes”, enfatiza Weber.

Votos que crearon valor. Un estudio publicado por JDI de Corea del Sur, valoró los beneficios económicos y turísticos de haber quedado entre las New7Wonders of Nature, en 1.837.000 dólares al año.

Como era de esperar, cuando hay masividad y valor económico surgen las suspicacias y las críticas. Weber no se echa atrás. Las Maravillas, de cualquier tipo, nunca serán totalmente objetivas: “Al igual que en cualquier campaña política ordenada, no es necesariamente el mejor el que gana, sino el que más sabe cómo motivar a sus votantes”, reflexiona. De hecho, en el mundo antiguo ya existía, por ejemplo, una parte de la Gran Muralla China, pero los griegos no la conocían.

Dado que, en la segunda fase de las campañas existe la opción de pagar para votar vía teléfono celular, el procedimiento también ha sido injustamente criticado. Weber, que creció en una familia frugal, de la Europa de posguerra, en una casa sin calefacción ni agua corriente, no ve ningún conflicto. Asegura que tener ingresos en una operación cultural “no es malo en sí mismo”, que el problema viene en el momento en que el dinero “se usa con fines especulativos”.

En 1995, Weber replicó los vuelos de Saint Exupéry sobre Marruecos.

Sin lobby

New7Wonders, remarca “es, a la vez, una fundación y una operación comercial. La organización New7Wonders se basa en una estructura similar a otros organismos internacionales importantes, como el Comité Olímpico Internacional”. Lo anterior busca garantizar que no exista ningún subsidio de parte de los contribuyentes o carga burocrática en los erarios públicos de los países o entidades interesadas. “También garantiza la independencia de New7Wonders de cualquier tipo de interferencia por parte de los gobiernos o lobbies”.

Lo anterior no quiere decir que las autoridades turísticas no puedan promover abiertamente el voto por una maravilla. En 2007, por ejemplo, las autoridades españolas comunicaron que el entonces Rey Juan Carlos había votado y apoyaba a La Alhambra como una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo. Luego, en 2011, Benjamín Netanyahu, primer ministro de Israel, no solo votó el Mar Muerto como maravilla natural, sino que convocó en un mensaje a israelíes, palestinos y jordanos (que comparten el lago más salado del planeta) a comprometer su voto.

Ni La Alhambra ni el Mar Muerto pasaron de finalistas pero, sin duda, estas anécdotas son señales del éxito de la idea. A todos nos gustan las listas, a todos nos gusta elegir, a todos nos gusta jugar e identificarnos, sea con una maravilla humana o natural.

Vueltas de la vida, Weber que ha recorrido el mundo varias veces en las diversas campañas ya no está detrás de las cámaras (excepto las personales con las que sigue grabando diversas experiencias) haciendo películas, pero ahora se ha convertido en un personaje digno de protagonizar una.

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