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en el cuerpo

Estos son los efectos que la ansiedad causa 
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Las crisis continuas dejaron a muchos de nosotros con miedo. Pero, ¿cómo saber si se encuentra en una situación más grave que requiere de ayuda? 

Hace cinco años, Meredith Arthur, de 45, de San Francisco y colaboradora de la red social Pinterest, llegó muy alterada a su consulta con el neurólogo. Habló a gran velocidad sobre los resultados de su amplia investigación acerca del nervio vago y explicó las razones que, según ella, podían estar detrás de su paralizante dolor de cuello y hombros, sus mareos, náuseas y migrañas crónicas. “Ahí estaba yo, una novata defendiendo su caso frente al experto, quien me interrumpió y dijo: ‘Sé lo que le pasa. Padece un trastorno de ansiedad generalizada’”.

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Aquel diagnóstico causó una fuerte impresión en Arthur. Se había concentrado tanto en sus debilitantes síntomas físicos que pasó por alto el hecho de que tal vez se relacionaban con la salud mental. De pronto, todo tenía más sentido. 

“Mi cerebro solía girar a mil revoluciones por minuto”, recuerda. “Deseaba trabajar sin parar y resolverlo todo”.

Pero ella jamás se habría descripto a sí misma como alguien nerviosa y, desde luego, no asociaba su perfeccionismo ni con la ansiedad ni con los síntomas corporales. Lo cierto es que es el malestar físico, más que los pensamientos angustiantes, suele orillar a la gente con ansiedad a buscar tratamiento. “Aquel diagnóstico lo cambió todo”, afirma Arthur. “Es como si alguien me hubiera levantado por los aires para darme un giro de 180 grados y regresarme a la Tierra. El mundo seguía igual, pero todo me parecía un poco distinto”.

Arthur se encuentra entre los millones de adultos que cada año experimentan un trastorno de ansiedad, el problema de salud mental más frecuente. Pero esta enfermedad afecta de diferente manera. Suele ser intermitente y aparece como consecuencia de eventos estresantes o traumáticos. Sus características principales son la preocupación y el miedo excesivos, y uno de los factores subyacentes más importantes es la sensación de incertidumbre ante situaciones cotidianas. 

Estamos viviendo tiempos sumamente inciertos debido a una mezcla de factores, como la precariedad económica, el malestar social, las catástrofes ambientales y la pandemia de Covid-19. Si maneja la ansiedad, evitará que gobierne su vida. 

Cuáles son los efectos de la ansiedad en el cuerpo

La ansiedad forma parte del sistema corporal de respuesta al estrés y puede resultar incómoda, insoportable y a veces simple y llanamente confusa. 

“Describo la ansiedad como una respuesta emocional orientada al futuro, ante lo que consideramos una amenaza”, señala el doctor Joel Minden, psicólogo clínico y autor de Enséñale a tu ansiedad quién manda. “Suponemos que va a pasar algo malo”.

Casi de inmediato, explica Minden, el sistema nervioso simpático, que regula procesos involuntarios, como la respiración y la frecuencia cardíaca, pisa el acelerador. Esto ocasiona que las glándulas suprarrenales liberen adrenalina y cortisol, dos de las hormonas cruciales en la activación de la respuesta corporal de lucha o huida, las cuales detonan los síntomas físicos de la ansiedad. El corazón bombea a toda velocidad, la presión arterial se eleva, las pupilas se dilatan, le falta el aire y empieza a sudar. 

Mientras tanto, el cortisol refrena funciones que el cerebro considera no esenciales: altera la respuesta del sistema inmunitario e inhibe procesos digestivos, reproductivos y de crecimiento. Aunque todo esto solía ser de gran utilidad para nuestros ancestros en su intento por dejar atrás a los tigres dientes de sable, pierde sentido cuando no deja de preguntarse si aquel chico que tosió detrás de usted en la fila del supermercado pudo haberlo contagiado de Covid-19.

En el caso de Arthur, el dolor físico crónico y la incomodidad fueron las manifestaciones más potentes del trastorno, pero la ansiedad puede dejarse sentir de muchas maneras. Tal vez le atribuya propiedades amenazantes a algo que no las tiene o quizá adopte conductas extremas para evitar situaciones incómodas. Puede que le dé mil vueltas a sus planes o dedique su tiempo a idear soluciones para los peores escenarios. Hay quien se siente inseguro y con miedo a tomar decisiones. También podría estar inquieto, nervioso y sin posibilidad de relajarse. 

Por lo general, todos esos síntomas se mantienen en un tiempo limitado, solo mientras subsista una situación específica. (Tal vez lo angustia viajar en avión, pero lo hace y el malestar se desvanece cuando las ruedas tocan el suelo.) En otras ocasiones, la ansiedad termina por desencadenar padecimientos crónicos, como trastornos de ansiedad generalizada, de pánico, obsesivo-compulsivo, ansiedad social, estrés postraumático o las fobias.

No siempre es fácil distinguir entre la ansiedad circunstancial o temporal y los casos más graves, informa el psicólogo clínico David Carbonell, fundador del Centro para el Tratamiento de la Ansiedad en Chicago. “No existe un análisis de sangre para detectar la ansiedad. En algún punto, todos la experimentan”, explica. “Se convierte en un trastorno cuando interfiere con el comportamiento y la capacidad de hacer lo que le apetece en la vida”.

Ese podría ser el caso de quien, teniendo que volar por trabajo, siente tal ansiedad que no logra ni llegar al aeropuerto, lo cual, en última instancia, pone en riesgo su sustento. Tal vez note que los sentimientos ansiosos persisten aun después de la resolución del problema y que la sensación parece surgir de una situación y prolongarse hasta la siguiente sin alivio. 

LOS MEDICAMENTOS AYUDAN

Mucha gente no se atreve a considerar los medicamentos contra la ansiedad debido a la estigmatización de los fármacos psiquiátricos. Quienes la padecen, temen desarrollar una dependencia. 

En realidad, los tratamientos farmacológicos modernos contra los trastornos de ansiedad son más seguros y producen menos efectos secundarios que hace 30 años. Además, la percepción sobre las enfermedades mentales está mejorando. En una encuesta de 2019 de la Asociación Americana de Psicología, el 87 por ciento de los adultos opinó que los trastornos mentales no deberían ser motivo de vergüenza. Si está listo para explorar la opción de la farmacoterapia, la doctora Debra Kissen, directora ejecutiva de Light on Anxiety CBT Treatment Center, sugiere abordar el tema con un médico de atención primaria facultado para recetar los medicamentos más comunes para tratar este padecimiento.

Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) son buenas opciones de inicio para muchos tipos de ansiedad. La serotonina es un neurotransmisor que influye en las sensaciones de bienestar y felicidad y en los procesos del pensamiento, la memoria, el sueño, la digestión y la circulación. Los ISRS elevan las concentraciones de dicha sustancia en el cerebro y su uso se considera no adictivo e inocuo a largo plazo. Otra opción es el tratamiento breve con benzodiacepinas, que refuerzan el efecto del ácido gamma-aminobutírico, el principal neurotransmisor inhibidor del cerebro. Las benzodiacepinas son fármacos de acción rápida que el cuerpo elimina en poco tiempo. Sin embargo, se debe tener cuidado, ya que pueden crear adicción y su uso continuo se considera peligroso.

Kissen cree que la psicoterapia sigue siendo crucial, porque produce beneficios permanentes en el cerebro. En términos generales, el enfoque más eficaz para casos de ansiedad de moderados a graves incorpora el uso de medicamentos y la psicoterapia. “Con esta estrategia asestamos un doble golpe”, explica Kissen.

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