Si cambiás algún que otro mal hábito que este ambiente fomenta,
vas a poder aumentar la diversión y mejorar tu salud.
Probablemente este sea, de todos los lugares de la casa donde pasamos nuestro tiempo, aquel en el que más estamos. Aquí se encuentran, por lo general, la computadora, el televisor y los sillones en los que solemos tirarnos a leer algún libro.
Pocos inventos modernos han perjudicado tanto la salud como la televisión. Apenas nos movemos cuando estamos pegados a la pantalla, y en cada corte publicitario nos tientan imágenes de alimentos grasosos y azucarados. Por eso, la próxima vez que te acomodes en el sillón del living y presiones el botón de “encendido” en el control remoto, tené presente estos consejos.
- Hacé una lista de tareas durante los cortes publicitarios. Diez minutos antes de que empiece tu programa favorito, hacé una lista de cinco tareas -de no más de dos minutos cada una- que puedas llevar a cabo durante las publicidades. La lista puede incluir ocupaciones tales como acomodar el revistero, regar las plantas, levantar los platos de la mesa o ponerle la pipeta para pulgas al perro. Realizar estas pequeñas tareas te van a ayudar a moverte por la casa, y la distracción te va a mantener lejos de la comida poco saludable.
- Escondé el control remoto. ¿Te acordás cuando los televisores no tenían control remoto y cambiar el canal o ajustar el volumen te obligaban a levantarte del sillón? Sacale las baterías al control remoto o escondelo en un cajón y eso te va a mantener más activo.
- Olvidate de las cenas frente al televisor. Si te encanta llevar la cena al living para comer viendo las noticias o alguna película, rompé inmediatamente con ese hábito. Investigadores descubrieron que mientras más televisión mira la gente durante la cena, se come más y peor, se adquieren malos hábitos alimenticios y se está más expuesto a publicidades que promueven alimentos poco saludables que sabotean las dietas. Frente al televisor, la alimentación pasa a un segundo plano y no somos plenamente conscientes de lo que estamos haciendo a la vez que los diálogos familiares quedan en segundo plano. Una investigación llevada a cabo por de la Universidad de Birmingham demostró que quienes comen concentrados en el sabor y en la textura de sus alimentos recurren menos a otras comidas durante el día, lo que puede tener impactos muy positivos en su salud.
- Mantené los snacks lo más lejos posible del sillón. Guardar las papas fritas, las galletitas u otras colaciones cerca del televisor, predispone a comer comida poco saludable sin siquiera pensarlo. En cambio, si los guardás en el fondo de la alacena, vas a tener que levantarte a buscarlos, y al pasar frente al frutero de la cocina vas a tomar consciencia de que una manzana es una opción más saludable.
- Lavate los dientes después de cenar. Muchas personas que tienen éxito con su dieta confiesan que lavarse los dientes es su arma secreta para bajar de peso. Hacerlo reduce la tentación de comer helado o unos chocolates mientras se mira televisión.
- Comé papas al horno, no fritas. Si la tentación de ver tu programa preferido comiendo papas fritas es inevitable, por lo menos preparalas al horno. Mientras que una ración de papas fritas (una taza) normales contiene 150 calorías y 10 gramos de grasa, la misma cantidad al horno contiene 110 calorías y 1,5 gramos de grasa. Solo acordate de no ingerir más de lo que comerías si estuvieran fritas. Intercambiá las horas de televisión. Los científicos afirman que cuanta más televisión mira la gente, más come.
- Repasá la programación de cada noche, identificá un programa que te gustaría ver y tachalo de tus planes nocturnos. En su lugar, salí a caminar, paseá al perro o llamá a algún amigo que no ves hace mucho. El ejercicio y la conexión social le harán mejor a tu cuerpo y a tu estado de ánimo que un programa de detectives, y los refrigerios que lo acompañan.
- Tené las manos ocupadas. A veces terminamos fumando o comiendo alimentos que engordan simplemente porque queremos tener las manos ocupadas. Para evitarlo, cosé ese botón que le falta a tu camisa hace días, poné en orden las facturas que tenés que pagar o tejé algo para el invierno. Mientras más concentrado estés en tu pasatiempo, menos probable es que vayas “a picar algo”. Escondé unas bandas elásticas bajo el sillón. Estas bandas elásticas de látex, a la venta en locales de artículos deportivos, pueden ayudarte a ejercitar prácticamente cualquier parte del cuerpo, incluso mientras mirás televisión. Atá un extremo a la pata del sillón y el otro a tu tobillo, y luego tratá de estirar la pierna para ejercitar esta parte del cuerpo. Repetí de 8 a 12 veces y cambiá de pierna.
- Mirá un programa de ejercicios. ¿Por qué no mirar un programa o un DVD de ejercicios? Allí vas a poder encontrar distintos tipos de entrenamiento físico (aeróbicos, Pilates, yoga, Tai Chi, estiramiento, danza del vientre, etc.) para todos los niveles de condición física, incluso rutinas para personas mayores.
- Presioná el botón de “apagado” Aún mejor que estar activo mientras mirás la televisión, es desconectarla por completo. Sí, ¡hay infinidad de cosas que se pueden hacer en el living! Pero si nada te entusiasma lo suficiente como para dejar la comodidad del sillón, al menos invitá a tu pareja a que te acompañe. Si la intimidad los lleva a la habitación, mucho mejor: la sexualidad es un reconocido alivio para el estrés. Un estudio científico demostró que cuando las parejas tienen relaciones sexuales, su presión sanguínea vuelve a la normalidad más rápidamente la siguiente vez que enfrentan una situación estresante, y el efecto dura hasta una semana.
- Tarde de juegos. Llená un estante con juegos de mesa y otros pasatiempos y fijá una tarde a la semana para invitar a tus amigos a jugar al dominó, al Scrabble, a la canasta o a cualquier otro juego de mesa. De este modo vas a ejercitar la mente, participar en una competencia amistosa y reirte a carcajadas.
- Armá un rompecabezas. Hay algo parecido a la filosofía zen en el proceso contemplativo y sosegado de armar un rompecabezas lentamente. Tu atención está enfocada durante horas en el detalle diminuto de una pintura o de una fotografía, y poco a poco la imagen se empieza a materializar frente a tus ojos. Comprá el rompecabezas más grande que puedas —algunos tienen miles de piezas— y destiná una mesa plegable u otra superficie para esta actividad relajante. El desafío de querer verlo terminado mantendrá apagada la televisión por la noche (y si el rompecabezas es lo suficientemente grande, varias noches más). Es una buena actividad tanto solitaria como familiar.
- Un “masaje musical” con tu pareja. Encontrá algún CD de música que “genere un ambiente íntimo”. Seleccioná vos algunos temas y dejá que tu pareja elija otros. Prendé unas velas y apagá las luces. Encendé la música y asegurate de poner el reproductor en modalidad aleatoria. Las reglas del juego son simples: mientras suene una canción que vos elegiste, te toca dar el masaje. Cuando suene una canción que escogió tu pareja, él o ella debe darlo.
- Organizá un “campamento” romántico. Para dar un toque aventurero a la intimidad, “acampá” por la noche en el living. Mové la mesa de lugar para crear un espacio abierto amplio. Llevá macetas con plantas grandes. Conseguí dos linternas para acampar y unas bolsas de dormir. Poné un CD con sonidos de la naturaleza y tené a mano un par de novelas eróticas. Métanse en las bolsas de dormir y túrnense para leer párrafos de las novelas.
- ¿Qué hogar no tiene una montaña de fotos que necesitan organizarse? Ponerlas en orden reduce el estrés y volver a mirarlas puede mejorar el ánimo. Probá esta manera de hacerlo: buscá una caja de zapatos o alguna con el ancho suficiente para acomodar las fotos. Usá rectángulos de cartón como separadores entre las categorías de fotos. Pensá diferentes categorías y escribilas en una etiqueta para pegarlas en la parte superior de cada separador (“Casamiento”, “Navidad”, “Familia” y “Vacaciones”, por ejemplo). Incluí las mejores fotos en un álbum, archivá las que quieras conservar en la categoría correspondiente dentro de la caja de zapatos, y deshacete del resto.
- De postre, la risa. Si planeás ver televisión después de cenar, optá por una comedia y no por un drama. Científicos japoneses descubrieron que las personas con diabetes que reían al ver una comedia después de comer tenían un menor nivel de glucosa en sangre que aquellos que veían un programa que les aburría.