Si hay algo que muchos tenemos en común, es que somos letárgicos; y la solución no siempre es dormir más.
Las investigaciones revelan que casi una cuarta parte de las personas que duermen siete horas o más cada noche se despiertan, sin embargo, sintiéndose cansadas. Le proponemos cinco maneras de añadir vigor a su vida.
Levántese del sofá
Cuando se siente perezoso, puede ser tentador tirarse a ver la tele. Pero si realiza alguna actividad conseguirá más energía en lugar de consumir la poca que tiene. Investigadores de la Universidad de Georgia de los Estados Unidos revelaron que los participantes de un estudio notaron un notable aumento de energía con solo diez minutos de ejercicio de intensidad baja o moderada.
Tome vitaminas
Según el doctor Yufang Lin, especialista en medicina integral de la Clínica Cleveland en Ohio, la fatiga a menudo está relacionada con la falta de hierro y vitamina B. La falta de hierro puede provocar anemia, lo que significa que su cuerpo no produce suficientes glóbulos rojos sanos y termina recibiendo menos oxígeno y haciendo que se sienta más cansado.
El déficit de vitamina B también afecta a los niveles de energía. Dado que el hierro y la vitamina B se absorben comúnmente a través de la carne roja y el marisco, los vegetarianos y los veganos tienen más riesgo, aunque la anemia también puede provenir de problemas gastrointestinales que pueden identificarse con un simple análisis de sangre.
Respire bien
Un posible culpable del cansancio diurno es la apnea del sueño, donde la respiración se interrumpe de forma repetida durante la noche. Es muy común y afecta a una de cada ocho personas en todo el mundo.
La apnea obstaculiza el sueño profundo y puede provocar trastornos como enfermedades cardiovasculares. Se puede tratar con una máquina que mantiene las vías respiratorias abiertas durante el sueño.
Cuídese la tiroides
Otro problema subyacente es el hipotiroidismo, que suele incluir el cansancio como síntoma y se produce cuando la tiroides produce muy pocas hormonas.
El hipotiroidismo también puede provocar aumento de peso, lentitud al hablar y al moverse y sensibilidad al frío. Es más común entre las mujeres mayores de 60 años y se calcula que afecta hasta al cinco por ciento de la población europea. Se puede tratar con medicación de tiroides naturales o sintéticos.
Equilibre su dieta
Cuando su cuerpo digiere los alimentos, los convierte en glucosa que se envía a través de la sangre a músculos y órganos. Nuestro nivel de azúcar en la sangre fluctúa naturalmente durante el proceso, y cuando está bajo, podemos sentirnos sin energía.
Cuando come muchos carbohidratos simples —jugos, dulces, pan blanco— se puede producir un aumento de azúcar en la sangre, lo que incita a que el cuerpo produzca insulina para contrarrestar esa subida de azúcar en sangre.
Es preferible consumir carbohidratos complejos: verduras no almidonadas y productos integrales se digieren más despacio, proporcionando un flujo constante de energía.