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¿Existe el peso ideal? Descubra cuánto debe pesar

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El mito del peso ideal

Los expertos aseguran que el clásico IMC (índice de masa corporal) ya no es la única norma para fijar el peso ideal.

Por Beth Weinhouse

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Es la cifra que todos queremos saber: el número mágico de la balanza que nos dará un aspecto espectacular con ropa (o sin ella) y nos mantendrá saludables. Por lo general, nos planteamos un objetivo con base en una corazonada. O recordamos el peso en el que nos sentíamos a gusto durante los años universitarios. Otras veces consultamos una de las muchas tablas y fórmulas que ayudan a calcular ese número.

Por desgracia, ninguno de esos métodos arroja por sí solo una cifra saludable, que además podamos alcanzar y mantener a lo largo del tiempo, factores igualmente importantes. Entonces ¿cómo se calcula el peso ideal? Es más complicado, y a la vez más sencillo, de lo que cree.

El problema con las tablas de peso

En internet abundan fórmulas para calcular el intervalo de peso saludable. Sin embargo, ninguna de estas arroja resultados adecuados para todos, ya que solo toman en cuenta unos cuantos factores, como la estatura y el peso, por ejemplo.

“Las fórmulas les sirven a los médicos como herramientas de detección de riesgos de salud en el consultorio”, señala el doctor Yoni Freedhoff, profesor titular de Medicina General en la Universidad de Ottawa y fundador del Instituto Médico Bariátrico. Sin embargo, añade, no resultan útiles cuando lo que se busca es el peso deseable de una persona.

Durante décadas, se nos ha dicho que el índice de masa corporal (IMC) es la norma. Para calcularlo, solo tiene que agregar sus datos de peso y estatura a una fórmula que arrojará un resultado. La cifra puede ir de la delgadez al normopeso, sobrepeso u obesidad, con base en una estimación de su porcentaje de grasa corporal.

Sencillo, ¿cierto? Quizá demasiado. Por lo tanto, hoy se cree necesario tomar en cuenta otros factores. “Algunos pacientes consultan la tabla y luego nos dicen: ‘Quiero llegar al intervalo de peso normal’”, relata la doctora Melanie Jay, profesora en los departamentos de Medicina y Salud Pública y directora del Programa Integral sobre Obesidad de la Escuela de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York. “Sin embargo, no es posible ver un número y decidir que eso quiere pesar. Las tablas no se utilizan así”.

Uno de los problemas del IMC es que la tabla enumera los mismos intervalos de peso para hombres, mujeres, adultos mayores y jóvenes. “No toma en cuenta muchas de las diferencias que existen entre las personas, como las masas ósea y muscular”, afirma Jay.

Por lo tanto, el IMC puede indicar que un atleta musculoso padece sobrepeso u obesidad y que los adultos mayores u otras personas con pérdidas de masa muscular se encuentran en perfecto estado de salud cuando no es cierto. Tampoco considera factores como enfermedades existentes o toma de medicamentos.

La tabla de IMC, explica la especialista, se concibió como una de varias herramientas de diagnóstico que los médicos utilizan al valorar los riesgos de salud de una persona. De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos, “en el caso de las personas, el IMC debe tomarse en cuenta junto con otros factores, como la presión arterial, el colesterol y la exploración física”.

En fechas recientes, algunos médicos han comenzado a utilizar el IRC o índice de redondez corporal. “Esta fórmula deja de lado el peso corporal y se concentra en la circunferencia de la cintura”, revela Jay. La idea detrás de esta tabla es que la zona en la que se acumula la grasa tiene mayor importancia incluso que el peso. El exceso de grasa en la cintura en ocasiones resulta problemático porque esa sustancia rodea los órganos abdominales, lo cual eleva el riesgo de desarrollar cardiopatías y otras alteraciones.

Sin embargo, en este caso también existen salvedades. El grado de nocividad de la grasa abdominal depende de su composición. Y existen diferentes enfermedades que pueden afectar el tamaño del abdomen. “Yo no utilizaría esa tabla para emitir una recomendación de peso saludable”, aclara Jay. “¿Cómo se siente la persona? ¿Cómo está? ¿Cuáles son sus valores de glucemia y presión arterial? ¿Cómo duerme? Es necesario considerar todo eso”.

El mito del peso ideal

¿Confundido? Es difícil no estarlo. En el caso de las personas con problemas de salud como las cardiopatías o la diabetes, que suelen empeorar con el exceso de peso, los médicos tienden a fijarse en los porcentajes y dejar de lado los kilos. “Un médico no le va a indicar cuánto tiene que pesar. Lo que quizá si le diga es que si pierde 5 o 10 por ciento de su peso corporal estará más sano”, dice Jay.

El mejor peso es el que puede mantener con ejercicio y una dieta saludable. En el caso de las personas que no pueden alcanzar un peso saludable de este modo, existen medicamentos novedosos y técnicas quirúrgicas útiles. No obstante, la meta quizá no sea llegar al número mágico que se le ha metido en la cabeza. “Pregúntese: ¿podría yo llevar un estilo de vida más saludable? Y luego aspire a eso”, recomienda Freedhoff . “El peso que le acomoda al cuerpo y que podemos mantener con un estilo de vida sano es el mejor para nosotros”.

Probióticos contra los antojos

Por Kristine Gasbarre

¿Existe el peso ideal? Descubra cuánto debe pesar

 

Necesitaba un empujón para bajar de peso, pero no quería utilizar ninguno de esos populares medicamentos, como Ozempic. Entonces, decidí probar el probiótico Pendulum GLP-1. Según la descripción del producto, la formulación enseña al intestino a producir el tipo de hormonas que ayudan a regular el metabolismo, las concentraciones de glucosa en sangre y el hambre.

En la primera semana de tratamiento, la sensación de hambre disminuyó bastante; logré administrar mi antojo vespertino de azúcar y comencé a dormir mejor. Después de un par de meses, digamos que algunas partes del cuerpo que habían comenzado a rozarse o a limitar mi movilidad se volvieron más pequeñas.

Otro gran beneficio: por primera vez en mucho tiempo dejé de sentir la necesidad de tomar una siesta por las tardes. El director médico de Pendulum, Adam Perlman, explica que los probióticos permiten al cuerpo metabolizar los azúcares y los hidratos de carbono de mejor manera.

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