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10 datos asombrosos de nuestro sentido del olfato

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Algunos de los más destacados investigadores del mundo están revelando diversos datos acerca del más incomprendido de nuestros sentidos… el olfato

El olfato nos ayuda a distinguir sabores

Su sentido del olfato es en gran medida responsable de que pueda saborear la comida en su plato. “El sabor es en realidad una experiencia integral que combina lo que ocurre en su lengua al probar algo —ya sea dulce, ácido, salado, amargo, picante— y el olor de las cosas”, afirma Asifa Majid, profesora de psicología de la Universidad de York, en el Reino Unido. “Las moléculas de aquello que entra a su boca van directo a su cavidad nasal. Su lengua puede distinguir que hay grasa en el chocolate, algo que su cerebro encuentra realmente gratificante pero, en sí, la experiencia de comer chocolate proviene de las antes mencionadas moléculas que llegan a su nariz”.

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Las mujeres pueden identificar más rápidamente los aromas que los hombres 

Durante un experimento realizado con dos grupos divididos por sexos, las mujeres superaron a los hombres cuando se les pidió identificar algunos aromas. Esto se repitió en todos los rangos de edad. “Lo anterior podría deberse tanto a que las mujeres tienen una mejor capacidad para percibir los olores y también para verbalizar el aroma mismo; es decir, ponerle un adjetivo o un nombre a dicho olor”, comenta Erika Jonsson Laukka, investigadora en jefe del Centro de Investigación sobre el Envejecimiento del Instituto Karolinska, en Estocolmo.

Cuando hicieron que las personas memorizaran ocho aromas (incluyendo ajo, pescado, aguarrás y limón) y luego les proporcionaron una esencia que incluía algunos de esos olores y otros nuevos, las mujeres pudieron identificar mejor si alguno de los aromas que habían memorizado estaba presente o no, y también fueron mejores para identificarlos por sus nombres.

Después delos 50 el sentido del olfato comienza a perderse

Después de cumplir 50 años o más, nuestro sentido del olfato comienza a deteriorarse. “Esta pérdida se acelera a medida que las personas envejecen”, afirma el doctor Thomas Hummel, director del Centro del Gusto y el Olfato de la Technische Universität, en Dresden.

Un cuarto de las personas mayores de 50 años ha presentado una pérdida de este apreciado sentido; entre aquellos de más de 80 años, cerca de un tercio ya no tiene función olfativa, no obstante la mitad de los individuos mayores de esa edad aún cuentan con un buen sentido del olfato”.

A menudo se piensa que quienes tienen una debilidad visual o auditiva tendrán alguno de sus otros sentidos más agudizado pero, de acuerdo con las investigaciones, esto es simplemente un mito.

Por ejemplo, el doctor Hummer estudió el sentido del olfato en personas con ceguera y no encontró ningún indicio de que se hubiere agudizado ese sentido.

“Eso no es más que un cuento”, asegura Hummel. “Hemos estado observando esto en grupos muy grandes —de hasta 40 personas— tanto con ceguera congénita como adquirida, y hemos encontrado que no tienen un mejor olfato.

Es posible que existan individuos que lo tengan muy desarrollado, pero cuando estudiamos grupos más grandes no encontramos esta capacidad. Simplemente no está presente”.

Los resfríos y la pérdida del olor

“Cada vez que nos da un resfrío, la enfermedad nos pasa la factura”, afirma Richard Doty, director del Centro del Gusto y el Olfato de la Universidad de Pensilvania, en Filadelfia. El daño acumulado que sufre el común denominador de las personas después de pasar toda una vida padeciendo enfermedades, contribuye en muchos casos a la pérdida del olfato en adultos mayores. En lo que respecta al resfrío, “el virus daña los pequeños elementos del epitelio —el revestimiento de la región olfativa en la que se encuentran los receptores, en la parte superior de la nariz— creando pequeños hoyos. Para cuando llegamos a la edad de 60, 70 u 80, parece un pedazo de tela de gasa”.

La perdida del olfato puede avisar sobre algunas enfermedades

La pérdida del olfato puede tratarse de un síntoma prematuro de Parkinson o Alzhéimer. Esto podría ser el indicativo de padecer una infección o una enfermedad crónica, así que le recomendamos visitar al doctor si nota que su sentido del olfato empieza a desaparecer, de acuerdo con la profesora Majid, de York. “Sin embargo, a la mayoría de nosotros no debe preocuparnos ya que se puede tratar de una parte más del proceso natural de envejecimiento”.

Recientemente, el virus Covid-19 ha causado una pérdida temporal del olfato entre personas de todas las edades. En un 10 por ciento de estas —el estimado actual aproximado— el problema se prolonga”, explica Hummel (ver la información de la página anterior, “Una nueva perspectiva gracias al Covid-19”), agregando también que cualquiera puede perder el sentido del olfato de manera temporal o permanente después de sufrir un trauma o contusión en la cabeza. “Por lo tanto, esto no significa nada en términos ni de las funciones cognitivas ni de la salud a futuro”.

Si su doctor no puede encontrar la causa de su pérdida del olfato, entonces probablemente se deba a un tema de la edad.

Para muchos de nosotros, los aromas evocan recuerdos de la infancia. El perfume de alguien que va pasando nos recuerda al que usaba la abuelita y de repente nos transporta en el tiempo. Los investigadores creen que esto sucede a causa de la cercanía que guardan algunas regiones del cerebro con el bulbo olfativo, que es el encargado de enviar la información desde la nariz.

“El bulbo olfativo se encuentra cerca de la amígdala, la cual regula nuestras emociones, y el hipocampo, que es una estructura importante para codificar y recolectar los recuerdos”, explica Laukka, de Estocolmo. “Los recuerdos que llegan nosotros a través del olfato pueden ser más emotivos y están más enraizados a nosotros, que aquellos que nuestros otros sentidos provocan.

“Cuando perdemos la capacidad de percibir los olores también perdemos dichos recuerdos. Es como si se hubiese perdido la llave para acceder a ellos”, añade Hummel, de Dresden.

La alimentación puede beneficiar o dañar tu sentido del olfato

Sus hábitos alimenticios pueden estar en riesgo debido a la pérdida del olfato. “Es cuando piensa, ‘recuerdo cómo sabía esto o aquello antes. Supongo que ya no usan tomates o carne de buena calidad’”, dice el doctor Johannes Frasnelli, profesor de psicología en la Universidad de Montreal. “Pero de hecho es posible que su sentido del olfato esté deteriorándose”.

“Habrá quienes ya no disfrutarán la comida como antes, se deprimirán por ello o ya no querrán salir a comer con sus amistades”, afirma Doty, de la Universidad de Pensilvania. “Otros empezarán a consumir mucha comida chatarra, condimentos o sal para tratar de disfrutar un poco más de sus alimentos”.

Por extraño que parezca, algunas personas no notan la ausencia de olores a su alrededor o de que la comida. ya no les parece sabrosa. Esto puede deberse a que fueron perdiendo gradualmente el sentido del olfato. “Probablemente cerca de un cuarto de la población mundial presenta una pérdida importante de este sentido y ni siquiera se ha dado cuenta”, agrega Doty.

Existen algunos tratamientos médicos que pueden ayudar a mejorar la capacidad olfativa

Si su doctor sospecha que la causante de su pérdida del olfato es una inflamación, es probable que le recete un tratamiento a base de esteroides. “En caso de que después de eso el olfato de la persona regrese, entonces  puede usar, con precaución, un esteroide tópico en presentación de aerosol nasal” de acuerdo con Doty.

Los investigadores aún no han desarrollado un dispositivo capaz de mejorar el sentido del olfato. “Tenemos lentes y aparatos auditivos, pero no existe nada parecido para el olfato”, comenta la profesora Majid.

No obstante, ellos saben que el olfato mejora a lo largo de la infancia y la adultez, a medida que las personas están expuestas a más aromas y sabores.

Entre más sabores y golosinas se pruebe al crecer, mejor será la nariz para detectar aromas sutiles.

Por lo tanto, expandir su dieta y diversificarla puede estimular u olfato.

Entrene a su nariz

El entrenamiento olfativo podría preservar nuestro sentido del olfato, de acuerdo con algunas investigaciones. A menudo, hay quienes hacen esto a sugerencia de un especialista otorrinolaringólogo después de ir al doctor para averiguar por qué perdieron el olfato. Si las personas inhalan deliberadamente olores fuertes durante varias semanas, es posible que se vuelvan más sensibles a los aromas y mejoren su capacidad olfativa.

Hummel piensa que dicha técnica tiene efectos psicológicos. “Probablemente desarrollamos más receptores olfativos. De hecho, existen investigaciones realizadas con animales que apoyan esta idea”.

Por su parte, Frasnelli analizó imágenes de resonancias magnéticas de personas que han tomado el curso de entrenamiento olfativo y observó cambios positivos en la plasticidad del cerebro. “Las zonas del cerebro responsables de los procesos de la función olfativa mostraron un engrosamiento”, comenta, “lo que significa que no solo se trata de entrenar a la nariz, sino a todo el cerebro”.

Pero no espere resultados drásticos: la mayoría de las investigaciones de entrenamiento olfativo involucra a adultos jóvenes, por lo que es incierta su efectividad en adultos mayores, advierte.

De todas formas es algo asequible que puede probar por sí mismo, incluso si tiene 70 años o más.

Como dice la profesora Majid, “el olfato parece ser un sentido que puede entrenarse a lo largo de la vida”.

Ricos o feos aromas

No hay un estándar universal para olores “buenos” o “malos”. El gusto, o disgusto, por un determinado olor es algo que se aprende a temprana edad con base en las preferencias culturales.

Un ejemplo: a quienes les disgusta el olor o el sabor de los quesos con aromas fuertes, perciben el olor de diferente forma que las personas que disfrutan de dichos quesos.

Ahora, si les pide a las mujeres que determinen cuánto les gusta el olor corporal de diferentes hombres, prefieren el aroma de aquellos que llevaban una dieta vegetariana respecto de los que comen carnes rojas.

Una nueva perspectiva gracias al Covid-19

Hoy en día muchos de nosotros apreciamos más nuestro sentido del olfato.

En 2018, la firma de encuestas YouGov, del Reino Unido, le preguntó a casi 20.000 adultos estadounidenses cuál de sus cinco sentidos extrañarían más si lo perdieran. La vista fue la respuesta número uno, con un avasallador 70 por ciento. Le siguieron el oído, el gusto y el tacto, dejando de último al olfato, ya que solo el 2 por ciento dijo que lo extrañaría.

Si dicha encuesta se hubiese realizado tras la pandemia, los resultados habrían sido diferentes, ya que muchos de quienes contrajeron la enfermedad experimentaron anosmia: pérdida del olfato. El vínculo entre el Covid-19 y la anosmia se hizo más evidente cuando un grupo de especialistas (el Consorcio Global para la Investigación Quimiosensorial o GCCR, por sus siglas en inglés) encuestó a miles de pacientes de Covid en 40 países; escribió Brooke Jarvis, en la edición de enero de la revista The New York Times Magazine. Súbitamente habían perdido el olfato y muchos también perdieron el sentido del gusto.

Los datos de la encuesta realizada por el GCCR mostraron que los cambios en el olfato y el gusto a menudo suceden unos días después de que aparece la infección por Covid-19. La investigación que el grupo llevó a cabo concluyó que entre los encuestados en Francia, los informes de cambios en el olfato y el gusto indicaban de manera más temprana la propagación de la infección que los parámetros que el gobierno empleaba.

Los datos del GCCR muestran que muchos de los que perdieron el sentido del olfato tampoco podían percibir las sensaciones de frescura, hormigueo o ardor provenientes de estimulantes como los ajíes y el mentol. Además, cuando recuperaron el olfato, para muchas personas todo olía rancio. De acuerdo con la organización de apoyo del Reino Unido, AbScent, incluso el agua puede oler desagradable, y comer deja de ser un deleite.

Esta condición puede ser peligrosa: según el diario Nature, las personas con anosmia presentan capacidad disminuida para detectar la comida echada a perder y el humo, lo que los pone en un mayor riesgo de sufrir una intoxicación alimentaria o quedar atrapadas en un incendio.

Gracias a la asistencia y al interés que ha surgido por investigar sobre el olfato, este sentido que otrora era percibido como prescindible, hoy día está siendo más apreciado y comprendido.

—Los editores

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