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Opciones para rodillas desgastadas

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Las prótesis de rodilla reducen el dolor y devuelven la posibilidad de retomar la vida, pero no son válidas para todos.

 

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El taladro produce un zumbido ensordecedor y virutas en espiral se desprenden de la broca, que penetra para hacer un agujero preciso. El cemento sale de la pistola de sellado para unir dos superficies. Se oye el sonido del martillo contra el metal. A unos metros, el personal habla de mediciones y tamaños.

Aunque parece la escena de un programa de reformas hogareñas, nadie va a estrenar cocina nueva. En un hospital de Filadelfia, el equipo médico encabezado por el doctor Matthew Austin está implantando una prótesis de rodilla. Para el cirujano, es la quinta intervención del día. En una hora comenzará a prepararse para el siguiente procedimiento mientras su equipo ultima los detalles.

Tres horas después de salir del quirófano, Ralph Gabriel, de 69 años, dueño de una empresa de construcción, está despierto y bromea con su familia. No quería operarse. Pero, tras años instalando suelos y azulejos, terminó con el cartílago de la rodilla derecha destrozado, lo que solía provocarle dolor continuo por la fricción entre los huesos. “Uno tienes que estar dispuesto a
pagar el precio”, señala.

ALIVIAR EL DOLOR

La rodilla humana es especialmente propensa al desgaste. Basta con dar un solo paso, saltar o cruzar las piernas para que la articulación se resienta. Si al dinámico estilo de vida de la población mayor de 50 años le sumamos su creciente longevidad, resulta fácil comprender por qué cada vez hay más gente con dolor de rodilla.

Existen muchos remedios a corto plazo, como perder peso, fisioterapia, rodilleras, inyecciones y suplementos, pero en caso de dolor continuo o reumatismo articular, la solución más socorrida es la implantación de prótesis.

Las rodillas artificiales básicamente hacen de bisagra que conecta el extremo inferior del fémur con la tibia. Para implantarlas, los cirujanos retiran el cartílago y hueso lesionados y fijan la nueva articulación a los huesos. El procedimiento dura más o menos una hora con un equipo de entre cuatro y ocho personas que ayuda al primer cirujano, y se utiliza anestesia local o general.

Los médicos pueden elegir entre más de 150 prótesis de distintos tamaños y especificaciones. Estos dispositivos suelen fabricarse con titanio pulido o aleaciones de cobalto-cromo y plásticos de alta calidad: algunos pueden durar décadas. Para la mayoría de los pacientes, el tipo de prótesis carece de importancia, explican varios expertos.

“Lo más importante es verificar que el cirujano esté familiarizado con el dispositivo a implantar”, señala el doctor Stephen Kelly, del grupo New England Orthopedic Surgeons en Massachusetts. “Preocúpese por el cirujano, no por la prótesis”.

CUANDO OPERAR NO ES LA RESPUESTA

Pocos discuten que el reemplazo de rodilla sea seguro y adecuado. Pero no todos los médicos están convencidos de que el reemplazo sea siempre la mejor solución.

Durante un estudio con pacientes con artroplastia total de rodilla, se analizó el nivel subjetivo de dolor de los pacientes, la funcionalidad de la rodilla y la presencia o ausencia de datos radiográficos de reumatismo articular. La conclusión: casi un tercio de los procedimientos resultaron “inapropiados” sobre la base de un sistema de clasificación desarrollado en España. Según un estudio de seguimiento de 2015, las intervenciones consideradas inapropiadas resultaron de poca o nula utilidad en cuanto a alivio del dolor y recuperación de la funcionalidad. Los beneficios de la artroplastia de rodilla son mucho menores para los pacientes con reumatismo articular leve que para aquellos con
un dolor intenso o artrosis grave.

“Uno no salta de la cama tras la operación”, señala el doctor Nortin M. Handler, profesor emérito de medicina en la Universidad de Carolina del Norte. “Además de los inevitables riesgos de una operación, los pacientes tendrán que someterse a meses de rehabilitación”. 

ANTES DE DECIDIRSE

Antes de programar su operación, tenga en cuenta estos seis consejos.

1. No existen estándares claros.

Aunque parezca increíble, no existen criterios definitivos para determinar qué pacientes deben someterse a la intervención, explica Daniel Riddle, profesor de fisioterapia en la Universidad de Virginia Commonwealth. Los médicos evalúan tres variables: dolor, impedimento para realizar actividades diarias y datos visibles de deterioro óseo. Solo este último puede medirse con objetividad.

Solicite al médico que evalúe la gravedad de sus síntomas tomando como parámetro el estado de otros pacientes mediante una escala estandarizada que pueda compararse con los resultados de estudios clínicos. “Me gustaría saber si mis síntomas se consideran leves, moderados o graves y qué resultados puedo esperar a un año de la cirugía”, explica Riddle. 

2. La publicidad suele ser engañosa.

Los especialistas le dirán que su nivel de actividad física probablemente disminuirá tras la intervención. Pero por otro lado, los hospitales promocionan este tipo de procedimientos con anuncios en los que aparecen personas haciendo deporte. A veces hasta los cirujanos se dejan llevar por el entusiasmo. “En los congresos, nunca falta quien enseña fotografías de personas rehabilitadas surfeando o escalando montañas”, señala el doctor Kelly. “A todos nos gusta presumir de pacientes haciendo cosas locas”.

Antes de hablar con el cirujano, Hadler recomienda recurrir al médico de cabecera para averiguar los detalles de la intervención. Y aunque lo remitan a un cirujano, mantenga la mente abierta. Casi todos los especialistas reconocen que la implantación de prótesis no debe tomarse a la ligera a pesar del gran número de éxitos.

“Se trata de una cirugía mayor”, señala el doctor Joshua Jacobs, catedrático y jefe del Departamento de Cirugía Ortopédica del Rush University Medical Center en Chicago. “Debe contemplarse solo después de haber explorado otras opciones”. 

3. Las expectativas varían.

Durante un estudio europeo, un 93 por ciento de los participantes dijo sentirse satisfecho con los resultados cinco años después de la cirugía. Pero la mayoría también admitió haber esperado más del tratamiento. Solo un tercio de los pacientes con afición por los deportes y las actividades de ocio se mostraron satisfechos con los resultados.

Además, casi un 20 por ciento de los pacientes experimentará dolor a largo plazo, según una revisión de estudios. Es el caso de Ralph Gabriel. Desde la operación, ha sufrido dolor continuo y a pesar de probar numerosas sesiones de fisioterapia, estimulación eléctrica o analgésicos, no ha mejorado.

Haga preguntas detalladas para averiguar, basándose en su actividad diaria y aficiones, lo que puede o no esperar después de la intervención. De acuerdo con la mayoría de los expertos, tras la operación deberá renunciar a deportes de alto impacto, como por ejemplo el tenis, que implique movimiento lateral, ya que esto podría reducir la vida útil de la prótesis.

4. La recuperación lleva tiempo.

“Tendrá que hacer un gran esfuerzo para recuperarse tras la operación”, advierte el doctor Kelly. Deberá ir a fisioterapia y rehabilitación entre seis y ocho semanas para recuperar amplitud de movimiento y reconstruir los músculos y ligamentos que estabilizan y sujetan la rodilla.

Incluso con las más modernas técnicas de rehabilitación, los expertos observaron que la intensidad del dolor experimentado por un tercio de los participantes de su estudio se había mantenido sin cambios medibles seis meses después de la operación. Durante otra investigación, uno de cada ocho pacientes tuvo dolor moderado a grave un año después. Sin embargo, casi todos los participantes de este último estudio se quedaron satisfechos.

Averigüe si el hospital cuenta con programas de orientación que permitan entrevistarse con los médicos para comprender lo que les espera durante la operación y recuperación. El doctor Kelly recomienda buscar información extra de algún especialista en fisioterapia y rehabilitación.

5. No todos los médicos son iguales.

Las evidencias indican que los cirujanos más fiables son aquellos que realizan más de 50 implantes de prótesis al año.

Sin embargo, según un estudio, la tasa de éxito en cuanto a alivio de dolor es similar entre cirujanos sin importar el volumen de casos atendidos. De todas formas, los especialistas con seis o menos intervenciones al año son menos diestros en el delicado proceso de reinserción de tejidos blandos, fundamental para la adecuada recuperación de la movilidad y la función de la rodilla. Durante la citada investigación, los pacientes de cirujanos con escaso volumen de casos corrieron un riesgo dos veces mayor de obtener malos resultados en parámetros de funcionamiento, como la capacidad de extender las rodillas por completo dos años después de la operación.

Resulta igualmente importante reflexionar sobre el nivel de interés que muestra el médico por su caso en particular. Según un análisis reciente de la sala de prensa de periodismo ProPublica en los Estados Unidos, los cirujanos que destacan por sus bajas tasas de complicaciones suelen expresar un sentido de responsabilidad personal por los pacientes antes, durante y después de la intervención. 

6. Aunque el riesgo es bajo, puede haber complicaciones graves.

La probabilidad de sufrir complicaciones graves tras la implantación de prótesis es baja y son pocas las personas que pueden sufrir reacciones adversas más problemáticas, como la formación de coágulos.

“Por eso es tan importante analizar en profundidad el tema de los riesgos; no basta con leer el apartado correspondiente al consentimiento”, señala Riddle. “Es necesario asesorarse para averiguar todos los detalles”.

“Una vez que se convenza de operarse, su cerebro minimizará los riesgos y se concentrará en los beneficios”, insiste el doctor Hadler.

LO ÚLTIMO EN TECNOLOGÍA

los expertos trabajan en el desarrollo de mejores soluciones que optimicen los resultados de las operaciones o permitan sustituirlas con procedimientos menos invasivos, pero igualmente exitosos. Aquí algunas de las opciones que han surgido:

  • Instrumental específico: El uso de imágenes digitales permite producir instrumental a medida, que los cirujanos utilizan para elevar la precisión de sus cortes y conservar más tejidos al implantar las prótesis. “Este procedimiento dura menos y es más eficaz”, apunta Steven Haas, jefe de la unidad de rodillas del Hospital para Intervenciones Especiales de Nueva York.
  • Cirugías “parciales”: Los cirujanos retiran solo una parte de la rodilla para implantar la prótesis y dejan el cartílago, hueso y ligamento sanos en el resto de la articulación. La recuperación suele ser más rápida. “La desventaja es que la tasa de fracaso es mayor que la de los procedimientos totales”, advierte el doctor Haas. Además, no podemos descartar la posibilidad de tener que someterse al procedimiento de reemplazo total si empeora la artritis. Hay que tener ligamentos sanos para ser candidato.
  • Cirugía robotizada: Los sistemas robotizados permiten implantar las prótesis con mayor precisión y certeza. “Mientras el cirujano manipula el instrumental, un robot le impide salir del área que desea cortar”, explica Jeremy Suggs, director del Instituto ECRI, organización que lleva a cabo estudios con dispositivos médicos.
  • Procedimientos artroscópicos: Los cirujanos intervienen la rodilla con un “artroscopio” durante un procedimiento denominado meniscectomía. Consiste en acceder a la articulación a través de una pequeña incisión para recortar y alisar los bordes puntiagudos de los meniscos. Este enfoque da resultados equiparables a los de las cirugías ortopédicas simuladas, que consisten en acceder a la rodilla con el artroscopio, pero sin arreglar nada. “Eso generó que muchos cirujanos tomen precauciones al recomendar estos procedimientos a pacientes”, señala el doctor Craig Della Valle, jefe del Departamento de Cirugía Reconstructiva del Rush University Medical Center. Al valorar sus riesgos y beneficios deberá tener en cuenta muchos factores, pero al final, lo más importante será su nivel de tolerancia a un tipo de incomodidad u otro. “Nosotros decimos a los pacientes: ‘Usted sabrá cuando está listo’”, señala el doctor Austin. “’¿A qué se refiere, doctor?’, me contestan. Cuando se hartan de vivir con disfunción y dolores diarios, vuelven y entonces dicen: ‘Ahora lo entiendo’”. 

DE AARP THE MAGAZINE (FEBRERO-MARZO DE 2017). © 2017 AARP. TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS.

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